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Trastorno disocial de la conducta (parte IX)

Debido al carácter heterogéneo tanto de la etiología como de la manifestación de las conductas disociales, no existe un tratamiento exclusivo del mismo, pero sí una serie de programas y tratamientos que pueden contribuir a su remisión o amortiguación.
Boris Isla Molina | 15/02/2014
Factores de Riesgo o Predisposición para el Trastorno Disocial.

Familias desestructuradas: muchas veces la falta de precisión en la definición de los límites al interior de la familia genera confusiones en la adquisición de valores en el niño y en el desarrollo moral. El fracaso en las pautas de crianza familiares que no logran imponer límites a la conducta de los niños puede generar choques de gran intensidad entre el corpus normativo familiar y el corpus normativo escolar, lo que se puede traducir en un niño desorientado y confundido en función del cómo actuar adecuadamente. Las señales contradictorias son resueltas de la forma menos compleja (la insumisión) aunque el costo de esta decisión pueda traer consecuencias devastadoras.

Incompetencias parentales: es indudable que el estilo de enseñanza de los padres es fundamental en la adquisición de patrones comportamentales en los niños. Así, ordenes claras y consistentes permitirán al niño el tener una noción coherente de lo que le piden. El tratar de respetar los castigos, la no contradicción por parte de los padres, el reforzamiento positivo y negativo en las situaciones oportunas en que sean necesarias, son todas acciones que pueden favorecer el surgimiento de formas conductuales adaptativas en los niños. Por supuesto la falta de estas garantías genera conductas distorsionadas y no adaptativas en los diferentes contextos en los que el niño se desenvuelve.

Carencia de vigilancia: se entiende esta como la falta de control con respecto a la situación en la que el niño se encuentra, por ejemplo saber con quién está, dónde está, qué está haciendo, etc. Sin la posibilidad de saber responder a estas preguntas es muy complejo tratar de detectar cuáles son las variables que están perjudicando el desarrollo del niño. Muchas veces el seguimiento del niño no es posible porque ha sido una estrategia que ha producido quiebres con el niño y por lo tanto se percibe el alejamiento con los padres como una situación inevitable, otras veces el alcoholismo de algunos padres o algunas enfermedades mentales no les faculta para poder desarrollar este proceso de control, o bien los padres se encuentran muy enfrascados en su situación de pareja (ej. conflictos matrimoniales) y no le prestan la suficiente atención a los procesos del niño, etc.

Diagnóstico diferencial.

Trastorno Negativista Desafiante:

Si bien es cierto el Trastorno Disocial comparte varias características con este trastorno en este no se incluye el patrón persistente de agresión, ni violación de los derechos básicos de los demás. En el caso de que se cumplan las características para el diagnóstico de ambos trastornos se debe diagnosticar Trastorno Disocial.

Trastorno por Déficit Atencional con hiperactividad (TDAH):

Este trastorno involucra la presencia de un comportamiento hiperactivo que puede ser perturbador, pero que sin embargo no suele violar las normas propias de la edad. En caso de que se cumplan los criterios para ambos trastornos se deben diagnosticar ambos.

Trastornos del Estado de Ánimo:

Es muy probable que, o bien los Trastornos del Estado de Ánimo constituyan un correlato de la presencia de un Trastorno Disocial o viceversa, que los trastornos de conducta se deriven de un trastorno del estado de ánimo de base. Ante la presencia del cumplimiento de ambos, se deben diagnosticar los dos.

Trastorno Antisocial de la Personalidad:

Este trastorno puede presentar conductas muy similares y por lo general es el curso normal de los trastornos disociales, sólo se diagnóstica después de cumplido los 18 años, en cambio el Trastorno Disocial rara vez comienza después de los 16 años.

Tratamientos para el Trastorno Disocial

Debido al carácter heterogéneo tanto de la etiología como de la manifestación de las conductas disociales, no existe un tratamiento exclusivo del mismo, pero sí una serie de programas y tratamientos que pueden contribuir a su remisión o amortiguación.

Formación para padres

"...La formación para padres está entre los enfoques con más éxito para reducir los comportamientos antisociales y agresivos en los niños y adolescentes..." (Rita Wicks-Nelson, 1997) este tipo de programas se implementa con el objetivo de producir cambios en las estrategias de enseñanza parental con el fin de revertir, pero principalmente prevenir la aparición de conductas disruptivas. En esencia el tratamiento consiste en enseñar a los padres a dar órdenes directas y concisas tratando de privilegiar la claridad del contenido, en tonos no amenazantes. Se enseña también a ser paciente con los ritmos del niño y no mandarlo a hacer cosas sin darle el suficiente tiempo para cumplir la orden, si el niño es siempre interrumpido es muy difícil que comprenda el sentido de las ordenes y que se acostumbre a obedecerlas. Es necesario considerar que cierto nivel de oposición por parte del niño es buena porque le ayuda a descubrir sus propios límites y potencialidades, por lo que no se busca anular la capacidad del niño de rechazar una orden cuando está basado en la adquisición de conceptos y juicios de valor como por ejemplo la justicia.

Terapia comunitaria

Este modelo terapéutico tiene como objetivo evitar la estigmatización de los pacientes e integrarlos en los grupos de niños sanos. Este tratamiento busca generar la aparición de conductas prosociales por parte de los niños que sufren el T.D. a través de juegos, música, dinámicas, deportes, etc. Además posibilitan un espacio de canalización de energías e intereses que los hacen sentir participantes, aceptados y valorados.

Terapia familiar.

Este tipo de modelo terapéutico tiene como objetivo modificar patrones desadaptativos de interacción y comunicación entre los miembros de la familia. Busca el fortalecimiento de vínculos sanos e íntimos entre los miembros, evitando el aislamiento, la culpabilización, etc. Es complejo lograr el éxito en muchas familias debido a que en muchos casos se requiere reconstruir el tejido relacional de la familia, lo cual es un problema de solucionar a largo plazo, pero por lo menos sirve para reforzar los cambios logrados por el niño.

Entrenamiento en habilidades sociales y resolución de problemas


Se funda en la noción de que el niño es capaz de reconocer y resolver las situaciones conflictivas que se presentan en su vida. Se busca potenciar habilidades socioemocionales de los pacientes, con la guía de un profesional se resuelven problemas reales o simulados buscando siempre nuevas alternativas en esta solución. Los niños a través de rol playing u otras técnicas logran implementar un repertorio de conductas más extenso.

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