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Entrevista a Rufina Pearson. (Parte II)

A fin de activar el procesamiento léxico eficaz, el niño debe aprender a analizar visualmente las palabras, es decir, a observarlas por su grafía.

Rufina Pearson | 1/07/2010

 

3.      ¿Cómo se desarrolla el procesamiento léxico?

 

El procesamiento léxico supone un conocimiento fonológico previo que las letras representan fonemas. Sobre la base del manejo fonológico y de lo que es aún más importante para ello,  de la síntesis de fonemas, el niño empieza a reconocer visualmente grupos de letras (sílabas), que en el cerebro se van almacenando luego de que se las decodifica correctamente y en forma reiterada. En la medida que el niño puede reconocer mayor cantidad de sílabas visualmente, podrá agilizar la decodificación de palabras. Es así que las palabras más frecuentes y de menor cantidad de sílabas son leídas en forma eficiente y con mayor asiduidad, por lo cual el procesador cerebral las empieza a reconocer como conocidas y puede producirlas más rápidamente, dando a lugar a la formación de un “léxico” o repertorio de palabras conocidas. El procesador léxico es diferente del procesador fonológico pero se necesitan, tanto para iniciar el desarrollo léxico, como para analizar fonológicamente una palabra en sus sílabas. EL procesador léxico no sólo ingresa palabras o se activa por la decodificación, sino también por la escritura de las mismas. Es por ello que para activar la vía léxica es importante no sólo trabajar la lectura sino también incentivar la escritura de palabras frecuentes a fin de que se almacenen en forma adecuada.

 

Ahora bien, el reconocimiento visual de palabras debe realizarse por activación del procesador que tiene su base en el lóbulo occipital del hemisferio izquierdo. En casos de dificultad lectora, este “procesador” no se activa, sino que se activan zonas del hemisferio derecho que si bien permiten reconocer palabras, no procesan la información de manera tan eficiente como el “procesador” del hemisferio izquierdo. Un programa en estrategias lectoras eficientes logrará que se active este procesador en forma adecuada.

 

A fin de activar el procesamiento léxico eficaz, el niño debe aprender a analizar visualmente las palabras, es decir, a observarlas por su grafía. Debe poder mirar rápidamente y en una milésima de segundo con qué letra empieza y con qué letra termina, en otra milésima de segundo debe poder observar si tiene letras que suben, letras que bajan, etc. Una vez que el niño logra “mirar” la palabras en forma eficiente, recién es capaz de ingresarla o leerla por vía visual y no fonológica. El reconocimiento visual de las palabras es lo que permite ganar fluidez lectora.

 

En la medida en que el procesamiento léxico se active, el niño podrá ir desarrollando capacidad ortográfica. En el caso de una dislexia, este procesador no se activa hasta tanto el niño no recibe tratamiento y compensa su dificultad, por lo cual es frecuente que los problemas de ortografía persistan en una dislexia.

 

 

4.      ¿Qué consejos prácticos darías a un/a maestro/a para que pueda detectar un/a niño/a con dificultades en la lectura y escritura?

 

Dependiendo de la edad y del grado, los indicadores de detección varían.

 

En el nivel inicial, a los 5 años, un niño que no se aprende las letras a pesar de haber sido enseñadas, que no pueda detectar el sonido con el que empiezan las palabras, que no escriba su nombre y que a pesar de haber sido estimulado no tenga alguna hipótesis de escritura probablemente presentará alguna dificultad inicial en la adquisición de la lectura y la escritura. Estos niños pueden además presentar dificultad para aprenderse los días de la semana, para recordar los colores, y presentan desinterés en los aprendizajes.

 

En primer grado, a los 6-7 años, luego de haber sido expuesto a la enseñanza, el niño o bien no se alfabetiza, o tiene dificultad para recordar el nombre de las letras, presenta una escritura con alta omisiones de letras y no es alfabético a nivel oración al finalizar el grado. Muchos niños con dificultades lograran en primer grado tan sólo una lectura dificultosa de algunas palabras sueltas y no de oraciones o textos simples. También es común observar dificultad para incorporar la cursiva, para recordar el nombre de los números, los días de la semana, y angustia frente al aprendizaje.

 

A partir del segundo grado y en adelante, se observa una lectura dificultosa, con necesidad de articular y leer en voz alta para comprender. Presencia de omisiones y sustituciones de letras en la escritura. Dificultad para deletrear y componer oralmente palabras (sin mirar su escritura). Dificultad para recordar las asociaciones irregulares de grafema-fonema (ce-que, ch-ll-y). Comisión de errores de lectura asistemáticos. Tendencia a confundir letras con grafía similar (bxd, nxh, axe). Dificultad para ejecutar con autonomía consignas por falta de dominio de la lectura. Si se le lee el niño presenta buena comprensión, si se lo evalúa en forma oral el niño se desempeña adecuadamente. En esta altura muchos niños con dislexia muestran buen desempeño en matemática, mientras que otros no. Así mismo se pueden observar (no siempre) inversiones de letras y números en la escritura, así como dificultad para recordar las tablas, para resolver restas con dificultad (no piden prestado y la resuelven de manera invertida), y alta comisión de errores atencionales.

 

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