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Desarrollo del Lenguaje Oral. (Parte 1)

El medio fundamental de la comunicación humana es el lenguaje oral, la voz y el habla, que le permiten al individuo expresar y comprender.La adquisición del lenguaje oral se concibe como el desarrollo de la capacidad de comunicarse verbal y lingüísticamente por medio de la conversación en una situación determinada y respecto a determinado contexto y espacio temporal.
El medio fundamental de la comunicación humana es el lenguaje oral, la voz y el habla, que le permiten al individuo expresar y comprender ideas, pensamientos, sentimientos, conocimientos y actividades. El lenguaje hablado se da como resultado de un proceso de imitación y maduración a través de la riqueza de estímulos que existen en el ambiente.

La adquisición del lenguaje oral se concibe como el desarrollo de la capacidad de comunicarse verbal y lingüísticamente por medio de la conversación en una situación determinada y respecto a determinado contexto y espacio temporal. Por lo tanto, al efectuarse un balance, de una serie de producciones es esencial hacer intervenir el contexto lingüístico y extralingüístico del intercambio verbal, del tema de conversación, las actitudes y motivaciones de los participantes, al igual que las informaciones sobre la organización formal de los enunciados y las palabras que lo componen.

En su sentido más amplio, el lenguaje oral puede describirse como la capacidad de comprender y usar símbolos verbales como forma de comunicación, o bien se puede definir como un sistema estructurado de símbolos que cataloga los objetos, las relaciones y los hechos en el marco de una cultura. Al ser el lenguaje más específico de la comunicación, se afirma que es un código que entiende todo aquel que pertenece a una comunidad lingüística.

Puyuelo, M. (1998), define el lenguaje como una conducta comunicativa, una característica específicamente humana que desempeña importantes funciones a nivel cognitivo, social y de comunicación; que permite al hombre hacer explicitas las intenciones, estabilizarlas, convertirlas en regulaciones muy complejas de acción humana y acceder a un plano positivo de autorregulación cognitiva y comportamental, al que no es posible llegar sin el lenguaje.

Partiendo de lo anterior, es que importantes autores se han abocado a la tarea de ahondar en el desarrollo del lenguaje oral, permitiendo de esta manera que diferentes sociedades tomen conciencia de su importancia como un instrumento por excelencia, utilizado por el hombre para establecer comunicación con sus semejantes.

DESARROLLO DEL LENGUAJE ORAL EN LOS NIÑOS Y EN LAS NIÑAS

El lenguaje oral es parte de un complejo sistema comunicativo que se desarrolla entre los humanos. Los estudiosos han llamado al desarrollo del lenguaje en el niño (a) “desarrollo de la competencia comunicativa”. Este proceso comienza ya desde las primeras semanas de un bebé recién nacido, al mirar rostros, sonrisas y otros gestos y al escuchar las interpretaciones lingüísticas dadas por el adulto.

Estas verbalizaciones son de extrema importancia para crear un desarrollo posterior. Durante el proceso de desarrollo lingüístico evolucionan diferentes capacidades comunicativas como son la intencionalidad, la intersubjetividad, es decir, transmitir y compartir un estado mental; la reciprocidad, que es participar en un protodiálogo (el niño llora, la madre responde tomándolo en brazos, acariciándolo, hablándole) para culminar en las llamadas rutinas interactivas donde el adulto y niño (a) participan en juegos de dar y tomar insertando vocalizaciones. Se observa como el lenguaje oral parte de una dimensión social y atraviesa por un continuo proceso de refinamiento.

El primer año de vida resulta crucial en el aprendizaje del lenguaje. A lo largo de este periodo, el bebé afina, gracias a su experiencia creciente, toda una serie de capacidades de base que le permiten interactuar intencionalmente a un nivel preverbal con el adulto.

Generalmente se considera que el (la) niño (a) empieza a hablar hacia los 12 meses, cuando produce sus primeras palabras. Empero, la comunicación en el sentido más amplio de la palabra, parafraseando a Rondal, J. (2003), empieza mucho antes, ya que desde el mismo momento de su nacimiento el bebé tiene la capacidad de comunicarse, de percibir los estímulos auditivos, de llorar, gemir y por último, producir sonidos que tienen valor de comunicación y que equivalen a manifestaciones de sus deseos, expectativas y sensaciones; pasa, por tanto, de una forma global de expresión y de comunicación (en la que participa todo el cuerpo), a una forma diferenciada que recurre a la actividad vocal, sobre un fondo de expresión y comunicación gestual que implican el inicio de comprensión verbal.

A lo largo de los 15 primeros meses de la vida del bebé tiene lugar una importante evolución de la actividad vocal y perceptiva. A nivel productivo, el fenómeno es comparable con lo que ocurre a nivel receptivo, el niño pasa del estado de balbuceo indiferenciado a la emisión exclusiva de fonemas pertenecientes a la lengua materna. Hacia los 6 u 8 meses de edad, el niño empieza a tener un cierto control de la fonación y, de manera bastante clara, también a nivel de la prosodia.

El aprendizaje del lenguaje oral en el niño no se produce de forma aislada sino que existe una relación entre el contenido, la forma y el uso del lenguaje. Cuando el niño aprende el lenguaje necesita conocer a las personas, objetos y eventos, así como las relaciones que se dan entre ellos, ya que para dar cuenta del contenido del lenguaje precisa de aprender a reconocer los diferentes contextos para múltiples propósitos.

En general los especialistas del lenguaje, salvo excepciones, es posible que un niño (a) hable bien hacia los tres años de edad. Para que se produzca esta situación han de darse varias condiciones: normalidad de los órganos lingüísticos, tanto receptivo (capacidad auditiva o visual y cortical), como productivos (capacidad de ideación y capacidad articulatoria). También la exposición del (de la) niño (a) a un contexto socializador y lingüístico adecuado, así como el desarrollo de un entorno comunicativo que suponga un continuo estímulo de los adultos hacia el niño generando las respuestas adecuadas.

Dadas estas condiciones, el proceso de desarrollo del lenguaje transcurre por etapas que comienzan por un desarrollo prelingüístico, que requiere de:

·Experiencia que en cierto modo posea un sentido para el niño o la niña.
·Las facultades de atención (capacidad de centrar la información para que resulte más relevante para un determinado objetivo).
·Percepción: (convierte datos captados por los sentidos en representaciones abstractas).
·Memoria: almacena las representaciones mentales de los objetos y sucesos percibidos para un posterior uso.
·Mecanismos internos propios del niño.
·Experiencia interactiva para desarrollarse.

Todas estas condiciones hacen posible que se procesen los datos sensoriales a través de los cuales se van integrando los elementos del código lingüístico. requisitos para la comprensión del lenguaje.

Además, para que el proceso de adquisición del lenguaje oral se desarrolle adecuadamente, debe haber una buena disponibilidad para la comunicación tanto física como psicológica entre el niño y las personas que interactúan con él, por ello el lenguaje que sirve de modelo al niño debe cumplir por lo menos con dos condiciones:

·Debe constar de una amplia gama de frases gramaticales correctas.
·Darse a nivel expresivo, iniciando intercambios conversacionales, y a nivel receptivo, respondiendo adecuadamente a las emisiones hechas por el (la) niño (a).

Es importante recordar siempre que el desarrollo del lenguaje en el (la) niño(a) puede darse con diferentes ritmos de evolución. No todos los (las) niños (as) empiezan a la misma edad ni coinciden en el momento de finalizar el proceso, pero dentro de esta variedad, hay unos márgenes dentro de los cuales se habla de “normalidad”.

Se analizan algunos conceptos relevantes para la adquisición del lenguaje oral:

·El niño (a) requiere ayuda para interactuar con los adultos.
·Lo adquiere utilizándolo (no en carácter de espectador o de receptor pasivo).
·Estar expuesto “al flujo del lenguaje” no es tan importante como usarlo mientras se hace algo.
·Aprender una lengua es similar a “como hacer cosas con palabra”.
·Así el niño aprende, qué, cómo, dónde, a quién, bajo qué circunstancia debe manejar el lenguaje.
·A través de “dos hilos” adquiere los “usos” de su lengua nativa, uno exterior: el formato(situaciones pautadas que permiten al adulto y al niño cooperar pera seguir adelante en el lenguaje), y uno interior; la negociación (por su intermedio, el intento comunicativo se va transformando sucesivamente). Al intentar usar el lenguaje para lograr sus fines están negociando procedimientos y significados, y al aprender a hacer eso, aprenden los caminos de la cultura y del lenguaje.

El lenguaje, por tanto se convierte en el medio de interpretar y regular la cultura. La interpretación y la negociación comienzan en el momento en que el niño entra en la escena humana: es durante ese periodo que se realiza la adquisición del lenguaje oral.


La principal herramienta que tiene el bebé para lograr sus fines, es otro ser humano familiar; una respuesta social negativa a sus iniciativas resultaría perjudicial.

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