Dos veces por semana, los gritos de entusiasmo de los chicos que colmaban el patio de José Ingenieros 2546, en Beccar, llegaban hasta la casa de Alicia "Alilu" López. La curiosidad nunca había terminado por llevar a esta maestra y catequista a acercarse al lugar hasta el mediodía en que un llamado la despertó de la siesta: le proponían una entrevista para ocupar el puesto de responsable legal del Apoyo Escolar San Francisco. "Vivía justo enfrente, pero nunca había cruzado a conocerlo. Cuando salí de la entrevista, me encontré con una amiga y le dije: es el trabajo que soñaba", recuerda Alilu 10 años después de aquel episodio. "Creía y creo fielmente en que la educación es una manera de transformar la realidad. La mirada del Apoyo parte siempre desde lo que los chicos sí tienen, no de lo que les falta: son nenes que todas las mañanas eligen ser protagonistas y venir a estudiar."

Fundado en 1994, el Apoyo Escolar San Francisco funciona de lunes a viernes en el Centro Misional Nuestra Señora de Guadalupe, que depende de la Parroquia San José Obrero. Concurren cerca de 80 niños y jóvenes de 6 a 15 años que viven en los barrios de San Cayetano y La Cava, en San Isidro. "Nace por una necesidad concreta: que los chicos de las villas de la zona tuviesen un lugar donde estar contenidos durante las horas en que no iban a la escuela y sus padres trabajaban", explica Alilu.

Los niños asisten al Apoyo a contraturno de la escuela, de 8.30 a 12, compartiendo allí desayuno y almuerzo. Hacen la tarea junto a los docentes a cargo de los grupos, y luego de un recreo se dedican a proyectos como el de lectoescritura y ciencias. Tienen atención psicopedagógica y social, salidas recreativas, educación física y artística. Se da contención y asistencia integral a las familias, ofreciendo talleres y espacios para que los padres compartan experiencias.

Pablo Berbegall, párroco de San José Obrero, resalta el trabajo con las familias: "La idea es crecer en vínculo y comunión con los vecinos, partiendo de valores compartidos".

Evangelina Gómez, directora pedagógica de la organización, sostiene: "Que los niños compartan una rica comida con los maestros, y que ellos y sus familias sientan que ésta es su casa, es muy importante". Para seguir creciendo en su misión, el Apoyo precisa padrinos, voluntarios y materiales didácticos y para el taller de arte.

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22/08/2014