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Apoyo psicológico

La ayuda psicológica para un niño tiene diversas motivaciones que no necesariamente son momentos difíciles o patología. Esta ayuda profesional es para potenciarle su humanidad, como el caso de estimulación temprana o la asistencia educativa para niños con geniales capacidades cognitivas. Sin embargo, existen señales que no deberán pasar desapercibidas y seran alerta para llevar a su hijo al psicólogo:
-Cambios en los hábitos metabólicos, como el sueño. Antes dormía como un lirón, ahora de un tiempo determinado a la fecha se despierta hasta tres veces y no puede conciliar de nuevo el sueño, se duerme en clase, se despierta llorando con sueños feos hasta dos veces por semana. Igualmente cambios en el apetito, en la eliminación, entre otros.
-Cuando observamos cambios en su humor; antes era alegre, ahora permanece triste o de mal humor; pasa del llanto a la risa con facilidad, o le ve intensamente susceptible y afectado.
-Al observar que cambia de amistades acompañado de nuevas formas de vestir, hablar, actividades recreativas que fomentan el irrespeto de las normas de casa y al trato cordial en el seno familiar.
-Cuando se queja constantemente de la escuela, llegando a fingir enfermedades o inventarse feriados que no existen para no asistir al centro escolar.
-Su rendimiento académico decae, y observa apatía, desgano y desmotivación.
-Un niño tímido, aislado del grupo, con poca interacción con sus pares o por alguna razón discriminados.
-Si ve deteriorada la relación padre-hijo, madre-hijo, entre hermanos, de forma significativa, que afecta el clima familiar.
-Al momento de afrontar la pubertad, la menarquia, el primer noviazgo.
Y principalmente cuando los propios niños lo solicitan, no lo dude, ni lo deje para más tarde, llévelos a visitar al profesional de la psicología.
Opinión de expertos
Los niños requieren de apoyo y de intervención psicológica por muchos motivos, según la Psicóloga y docente de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Patricia Mackay, tales como:

Monitorear y evaluar su desarrollo, verificar el progreso de sus capacidades y habilidades, chequear su expresión y realización de sus potencialidades.
Cuando pasan por un trastorno psicológico como los de aprendizaje, eliminación, déficit de atención, del sueño, entre otros, así como el transitar por situaciones de impacto social como el divorcio de los padres, cambios de domicilio, de centro escolar.

Cuando sufren violencia física, sexual, escolar, o son víctimas de tráumas de diversa índole.
No le diga al niño que está loco o minimice su malestar, tampoco exprese que sus problemas no son importantes, que los suyos como adulto sí lo son. Preste atención y dele importancia a las expresiones de sus gestos y la jerga juvenil de sus hijos.

Finalmente, sea un observador atento, de su ropa, horarios, amistades, actividades, gustos, hábitos y nuevos objetos que los chicos traigan a casa y sobre todo escúchelos con genuino interés.
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23/08/2014

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