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La hiperactividad no es una moda y causa gran sufrimiento

Un niño de 12 años está jugando en el parque. Se enfada con otro que le ha quitado el balón y solo quiere insultarle: “cabrón”. Aunque sea un “malhablado”, no es un maleducado ni la culpa la tienen sus padres. “Es hiperactivo e impulsivo. No piensa y va con el ‘piloto automático’. Por eso, cuando tenga ganas de insultar, debe largarse”.

Así lo cree el psicólogo clínico Emilio Garrido Landívar. Y lo dice con conocimiento de causa porque por su consulta de las clínicas San Miguel y San Juan de Dios de Pamplona han pasado casi 9.000 niños, adolescentes, jóvenes y adultos con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) en los últimos treinta años. Nacido en Marcilla hace siete décadas, casado, padre de tres hijos y abuelo de seis nietos, ya está jubilado pero aporta una segunda opinión cuando se la piden en Madrid, Zaragoza...

Doctor en Psicología con una tesis sobre la hiperactividad defendida en la Universidad de Navarra y articulista de Diario de Navarra, acaba de publicar un libro ‘doméstico’ que trata de ofrecer “una respuesta sencilla” a padres, pediatras y profesores”. 500 preguntas & respuestas sobre la hiperactividad (TDAH).

500 preguntas y respuestas sobre la Hiperactividad (TDAH)




¿Por qué se habla ahora tanto de hiperactividad? Hay gente que cree que es un moda...

¿Como va a ser una broma o una moda algo que causa tanto sufrimiento a las familias? Muchos padres con hijos hiperactivos se sienten abandonados. La hiperactividad es un trastorno genético y crónico que existe desde siempre. La primera vez que se habló de él fue en 1904, cuando el pediatra británico George Still se refirió a un grupo de niños con “conductas disruptivas”. Después hubo un largo desierto hasta 1975, cuando en un congreso en Estados Unidos, el químico Wender definió los síntomas como se conocen hoy. Pero no fue hasta 1994 cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) le puso la denominación actual.

En las sociedades occidentales afecta a un 5% de los niños...

Y en las no desarrolladas, también. Investigué la incidencia del TDAH en la selva de la Amazonía en Brasil y entre las tribus masáis en África y allí también hay hiperactivos. Lo que ocurre es que en Europa, Estados Unidos, Canadá... se diagnostica más. En Navarra ahora hay 3.000 escolares y en España, unos 400.000. Es el motivo de consulta más frecuente en los centros de psiquiatría infanto-juvenil. El 30% de los pacientes tienen TDAH.

MEDIA HORA DE ATENCIÓN

En este trastorno se habla de dos conceptos: hiperactividad y atención. ¿Deben darse los dos?

No necesariamente. Está el Trastorno por Déficit de Atención (TDA) y el TDAH, que lleva aparejada la hiperactividad. Todos los hiperactivos son inatentos. No basta con que sea movido o impulsivo. Si un niño de entre 7 y 9 años, que es la edad a la que se recomienda el diagnóstico, no es capaz de prestar atención media hora larga, será TDA. Para ser diagnosticado como TDAH tienen que darse dos requisitos: la inatención y la movilidad sin ningún fin por la mañana, por la tarde y por la noche en casa, en el colegio, con la familia... No es suficiente que se porte mal solo en los cumpleaños de los primos.

La edad del diagnóstico es a partir de los 7 años. Pero hay padres con hijos pequeños que ven ‘comportamientos extraños’ y dudan de si serán hiperactivos...

¡Claro! Y se les debe atender. ¡Los padres no deben vivir con ansiedad hasta que el niño cumpla 7! Recomiendo que consulten siempre al profesional. Uno de los últimos estudios dice que el 5,4% de los niños de entre 3 y 6 años muestran síntomas de TDA.

Muchos padres de hiperactivos se niegan a medicar a sus hijos.

Sí pero no son tan escrupulosos al darles otros fármacos, como antibióticos, antitérmicos, antihistamínicos o medicación contra la epilepsia (aunque no sean epilépticos pero sí tengan convulsiones febriles).

¿Hay que medicar a todos?

No. A los severos, siempre; a los moderados, en determinadas épocas y a los límite, a veces basta con la psicoterapia. Generalmente se les dan estimulantes y se ve que mejoran en un 60%.

¿Estimulantes? Parece extraño con lo que se mueven...

Pero es que tienen un efecto paradójico. En vez de excitarlos los calman. Ahora también se están empezando a recetar otros fármacos que no son estimulantes. Yo suelo recomendar descansar en vacaciones a partir del tercer año y cuando ya han “cogido carrerilla” con la medicación.

¿Tienen efectos secundarios?

Sí y hay que controlar mucho el peso y la talla. Pueden quitar el apetito o el sueño. Pero cuando los beneficios son mayores, no hay que dudar en administrarlos.

Dice que, además de la medicación, hay que aplicar una psicoterapia. ¿En qué consiste?

Las dos cosas al mismo tiempo son la clave. La terapia cognitivo-conductual se hace con niños, padres, colegio... Hay que empezar por explicar qué es lo que ocurre en el cerebro del niño. Y a enseñarle cómo actuar en casos concretos. Por ejemplo, si tienen que entregar un trabajo el viernes hay que decirle algo obvio, que lo entregue ese día, porque si no, se les olvida. O si, por su impulsividad, tienen ganas de insultar, se les recomienda que se marchen.

Se piensa que la hiperactividad es solo un problema escolar que afecta al rendimiento...

Pero no es así. Influye en todas las facetas de la vida. Los profesores tienen que estar formados porque en una clase de 25 niños siempre va a haber uno o uno y medio con TDAH. Tenemos una orden foral con medidas para el aula, para hacer la Selectividad... Cada vez son más los hiperactivos que llegan a la universidad. Generalmente gracias a sus madres que creen en ellos. Es lo que le ocurrió al psiquiatra Rojas Marcos, hiperactivo y hoy jefe de salud mental de Nueva York.

Así que no todo es negativo...

¡Claro que no! Hay esperanza y si no existieran los hiperactivos habría que crearlos. Nos dan creatividad y vida. Son enormemente generosos y maravillosos.

Las 200 preguntas y respuestas sobre el TDAH en adultos son, en palabras del autor, una “novedad”. “Es el primer libro en que se trata la hiperactividad en adultos”.

Y apunta que más de la mitad de los niños con TDAH (60%) son diagnosticados de mayores. “Aunque solo tiene diagnóstico uno de cada diez adultos hiperactivos”.

¿Qué síntomas presentan?

Son personas que sufren muchos más accidentes laborales y de tráfico que la media de la población. Son más propensos a consumir drogas, a padecer ansiedad, depresión, personalidad bipolar, intentos de suicidio... Suelen cambiar a menudo de trabajo, pareja... Y a veces tienen problemas con la ley.

¿Por qué deciden a ir a la consulta después de tantos años?

Generalmente, los traen sus mujeres jóvenes, que son más listas que el aire. Y se dan cuenta de que algo les pasa.

¿Y cuál es el tratamiento? ¿Pastillas? ¿Psicoterapia?

Ambas, como en los niños y adolescentes. Hay que ver si el TDAH es ‘diana’, es decir si es la causa que ha provocado otros problemas (depresión...) u ocurre al revés. Habrá que medicarles con estimulantes, antidepresivos... En las terapias se les enseña, por ejemplo, que si tienen que entregar un proyecto de trabajo no se les olvide.

Dice que también tienen aspectos positivos...

¡Claro! Un marido hiperactivo está despierto un domingo a las siete y ha preparado los bocadillos y las botas de todos los niños para ir al monte.

Diario Navarra
7/05/2017

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