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Aumentan los alumnos que precisan apoyo en las aulas

‘Todos somos iguales, todos somos diferentes’. Entrar en un aula cualquiera, un día al azar, es traspasar la puerta al mundo de la diversidad. Tras sus pupitres se sientan a diario unos 25 niños o adolescentes con realidades muy dispares, con capacidades muy distintas y, por tanto, con necesidades diversas a las que la escuela y sus profesores deben dar respuesta.

Los hay sin aparentes ‘carencias’, pero también con necesidades especiales, ya sea por una discapacidad auditiva, intelectual, visual... o por presentar trastornos graves de conducta o de desarrollo. Los hay que tienen necesidades específicas por un retraso madurativo, por dificultades en el lenguaje, por trastornos en el aprendizaje o con situaciones de desventaja social. Y, junto a ellos, están aquellos con altas capacidades o quienes se han incorporado tarde al sistema.

Y todos ellos tienen algo en común: precisan de apoyo educativo para que esa diversidad no se convierta en adversidad. Un 8,4% del alumnado de Castilla y León requiere en las etapas preuniversitarias algún tipo de apoyo en el aula –prácticamente dos puntos por encima de la media nacional–. Esta cifra llevada a una clase de 25 alumnos supondría que dos compañeros tendrían algún tipo de necesidad añadida.

Según el último informe del Ministerio de Educación, la Comunidad se convierte en la octava autonomía con mayor porcentaje de alumnos que recibe apoyo educativo sobre el total de matriculados.

En números redondos son 30.000 (29.893 para ser exactos) los estudiantes de enseñanzas preuniversitarias que se hallan, o hallaban al menos en el curso 2015-2016, en esta situación en Castilla y León.

Eso significa que en cuatro años se ha incrementado el número en un 9%. Crece, pero el volumen podrían ser incluso mayor. Y es que un alumno con necesidades de apoyo lo es sólo cuando en general los equipos de orientación educativa de los centros, mermados en los últimos cursos en Castilla y León, así lo determinan.

Más de la mitad de todos los alumnos con algún handicap, en concreto el 53,3%, cursaba estudios de Primaria, por un 32% que ya había alcanzado la ESO.

Es la escuela pública es la red que acoge en mayor medida este tipo de estudiantes. La estadística del Ministerio evidencia que un 74,5% de esos 30.000 alumnos -22.297- son acogidos por la enseñanza pública. El resto, 7.597, asiste a centros tanto concertados como privados. Puesto en relación con el numero global de estudiantes de una u otra red, se observa que el alumnado con necesidades de apoyo, con independencia de la causa que lo motive, representa el 9,15% de los estudiantes matriculados en un colegio e instituto público, frente a sólo un 6,7% que estudia en un centro privado.

Cada niño es único, pero ¿cuáles son los motivos por los que los alumnos de Castilla y León precisan algún tipo de ayuda para salvar el curso o incluso toda la etapa educativa? Según el informe ministerial, el 60% lo son por presentar necesidades específicas debido a un amplio abanico de problemáticas. En total, el alumnado recogido bajo ese epígrafe asciende a 17.995 (la sexta cifra más elevada de país). La gran mayoría cursa Primaria.

De todos ellos, sobresalen aquellos con trastornos del aprendizaje escolar, entendido éste como problemas de lectura, expresión escrita, cálculo u otros trastornos. Dicho de otro modo, 6.949 niños se enfrentan cada día a una clase con problemas de dislexia, disortografía o discalculia.

A todos ellos les acompañan los 5.505 estudiantes diagnosticados con trastornos del lenguaje expresivo, ya sea por alteraciones del habla (dislalias, disartrías...) o alteraciones del lenguaje que les impide organizar aquello que expresan e incluso adquirir el propio lenguaje.

Otros 3.200 alumnos en los centros educativos precisan de apoyo extra por presentan algún desfase escolar significativo -es decir están matriculados dos o más cursos por detrás de lo que les correspondería- como consecuencia de una situación de desventaja social, ya sea por pertenecer, tal y como señala el informe del Ministerio, a una minoría étnica o tener que hacer frente a factores sociales, económicos o geográficos desfavorables.

Cierra ese epígrafe de necesidades específicas aquellos 1.799 estudiantes que tratan de seguir el ritmo natural de la clase con el reto de desconocer de forma total la lengua de instrucción, o los 551 pequeños que, sólo en la etapa de Infantil, presentan un retraso madurativo, ya sea neurológico o psicológico, que no puede ser dictaminado hasta que no crezca.

NECESIDADES ESPECIALES

Pero en un aula cualquiera también hay compañeros con discapacidad reconocida o trastornos graves de desarrollo y, sobre todo, de conducta. Son 9.669 los alumnos en general que tienen necesidad de unas ayudas especiales que puede incluir un adaptación curricular significativa. Suponen el 32,3% del total de escolares con alguna dificultad añadida que son atendidos en el centro, especialmente en Primaria.

Llama la atención que sean los trastornos graves de conducta los que copen en Castilla y León las necesidades educativas especiales, máxime cuando en España ésta figura como la segunda causa.

Con 4.941 casos, representa el 41% de los alumnos ‘etiquetados’ bajo ese encabezamiento. Y la proporción no hace más que crecer. En cuatro cursos llegó a aumentar un 56%, incremento motivado por un creciente diagnostico de casos de hiperactividad y déficit de atención.

Además, las aulas castellanas y leonesas acogen a 2.562 escolares con discapacidad intelectual, seguido por los 1.007 con discapacidad motora, los 375 con dificultades auditivas o los 143 visuales. Esta estadística recoge también 873 casos de trastornos generalizados del desarrollo o 695 con plurideficiencias.

Algunos de los escolares precisan de un apoyo para ponerse el día. Su única limitación es haberse incorporado tarde al sistema educativo español, procedente de otros países. La Lomce establece para ellos que se les escolarizará en un curso inferior al que les corresponde por edad siempre que presenten un desfase en su nivel de competencia curricular de más de dos años.

Y 1.619 estudiantes recibieron en el curso 2015-2016 atención específica transitoria para facilitar su inclusión escolar, así como la recuperación del desfase curricular detectado, o el dominio de la lengua vehicular. Si superan esos obstáculos, el alumno se incorpora al curso correspondiente a su edad.

LOS SUPERDOTADOS TAMBIÉN REQUIEREN AYUDA ESCOLAR

No todos los niños superdotados, o con altas capacidades, expresan en el aula su cociente intelectual. En muchas ocasiones esconden su extraordinario ‘don’ y son tachados por sus profesores como individuos con bajo potencial intelectual. Por ello, requieren una intervención específica, ya sea mediante adaptaciones o ampliaciones curriculares, el salto de curso o la participación en programas extracurriculares de enriquecimiento. De lo contrario, quizás se cuele en su prometedora carrera el temido fracaso escolar.

Según los datos del Ministerio, en Castilla y León los equipos de orientación educativa habían detectado en el curso 2015-2016 un total de 611 estudiantes con altas capacidades. Más de la mitad –el 52%– asistía a Primaria, el 37,5% lo hacía en la ESO, por sólo 47 que cursaba Bachillerato. Aunque han crecido un 34% en cuatro años, hay siete autonomías que superan a Castilla y León en número total.

CASI NUEVE DE CADA DIEZ ALUMNOS ESTÁN INCLUIDOS EN AULAS NORMALIZADAS

La Comunidad es inclusiva y no aísla, al menos sobre el papel, a sus escolares. Castilla y León es la quinta autonomía que más integra, a priori, a sus estudiantes. Tanto que el 86,7% de ellos se encuentra estudiando en aulas ‘normalizadas’ y comparten, por tanto, horas de clase y juego con el resto de compañeros. Castilla y León aventaja en inclusión a España en aproximadamente cuatro puntos (83%). Frente a los 8.379 estudiantes con necesidades especiales, ya sea por su discapacidad o por trastornos graves, que van a clases ordinarias, hay 1.289 que acuden a aulas de Educación Especial.

En el cómputo global, las necesidades escolares parecen ser más cosa de chicos. De todos los estudiantes que necesitan ayuda escolar, el 62,3% tiene nombre de varón. Otro dato, el 74% de los alumnos con trastornos graves de comportamiento son niños o adolescentes.

Diario de Soria
4/08/2017

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