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Aita Menni incorpora tecnología avanzada al nuevo centro de daño cerebral de Donostia

Se llaman Amadeo por Mozart, Pablo por Picasso y Diego por Maradona. No son de carne y hueso, sino unos robots que ayudan a recuperar la movilidad del brazo o de los dedos, con los que tanta destreza demostraron tener los personajes que les han prestado el nombre. ¡Qué aficionado al fútbol no se acuerda de aquella mano de Dios! Al margen de los anecdótico de su nombre, Amadeo, Pablo y Diego son tres máquinas que, junto a una cinta de marcha con suspensión parcial del peso corporal, representan «la tecnología más innovadora» y convierten el nuevo centro de Aita Menni en Donostia «en uno de los más avanzados de España» para la rehabilitación del daño cerebral. Se estima que en el País Vasco hay unas 20.000 personas con lesiones cerebrales.


SISTEMAS TECNOLÓGICOS

Cinta

Suspensión parcial del peso. Permite desgravitar al paciente (quitarle unos kilos), por lo que se ejercita con más facilidad.

Permite el análisis biomecánico preciso de la marcha (longitud, simetría, anchura...) e introducir cambios en el patrón de marcha deseado mediante un sistema de proyección de huellas virtuales sobre la cinta.

El entorno virtual permite, por ejemplo, pasear por un bosque e ir superando obstáculos como troncos y charcos.


Diego

Es un sistema robótico para la rehabilitación de brazos. Es un dispositivo de suspensión cenital y baja inercia que permite desgravitar mediante sujeciones el brazo, favoreciendo la práctica de ejercicios aun cuando haya poca actividad muscular.

El software invita al paciente a hacer pruebas como coger y transportar objetos, nadar o dirigir un globo. «Es el único aparato de este tipo en España», asegura Juan Marín.


Amadeo

Es el «único» dispositivo mecatrónico que permite reeducar la movilidad de los dedos, incluido el pulgar, de forma individualizada. Cada uno de los dedos se acopla a las diferentes guías del robot mediante un sistema magnético.

Permite trabajar al paciente que carece de movilidad y programar los rangos de movimiento deseados, así como entrenamientos activos en un entorno virtual.


Pablo

Es un sensor que capta la fuerza de presión que ejerce un usuario al agarrar o soltar objetos. Posibilita entrenar la fuerza de pinza y presión, así como la movilidad de muñeca. Además, los acelerómetros recogen la movilidad de las articulaciones.

Tiene un multiboard, una especie de tabla con dos agarraderos y sensores que ayudan al paciente a entrenar y movilizar el miembro superior. También consta de juegos virtuales.

El nuevo centro se ubica en el parque empresarial de Zuatzu, donde ocupa una superficie de 500 metros cuadrados en una sola planta libre de barreras arquitectónicas. «Estas instalaciones más amplias y accesibles permiten una expansión de plazas y servicios», explica Ignacio Quemada, director médico del Hospital Aita Menni, que pertenece a las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús y que tiene su sede principal en Arrasate. Tras once años de trabajo en el Hospital de la Cruz Roja del barrio donostiarra del Antiguo, el centro de día para personas con daño cerebral se ha trasladado a estas instalaciones. Cuenta con 25 plazas, todas conveniadas con la Diputación. Además, incluye un servicio de rehabilitación ambulatoria, de carácter privado.

Lo que distingue especialmente a esta nueva infraesctructura, que atiende a unas cien personas al mes, son los sistemas tecnológicos de última generación «que son tanto para los usuarios del centro de día como para la rehabilitación ambulatoria», aunque la intensidad varía. «Se ha dado un salto cualitativamente muy importante. No hay centro de día ni centro de rehabilitación ambulatoria que cuente con esta dotación en el Estado», afirma.

El médico rehabilitador Juan Marín explica que los procesos de rehabilitación tras sufrir daño cerebral son «muy largos» y que implican múltiples repeticiones de movimientos similares, situación que ocasiona aburrimiento o desmotivación en los pacientes. Esta nueva tecnología, que es austríaca, ofrece entornos más lúdicos, con apariencia de videojuego en el que se obtiene una puntuación, «y les permite hacer cosas que en la vida real aún no pueden, lo que es mucho más motivador». Además, esta tecnología posibilita medir un sinfín de parámetros y hacer análisis «exactos» de los movimientos y la evolución del usuario, «lo que permite plantear objetivos más precisos, así como trabajar de manera más científica y adecuada para el paciente». «Logramos aumentar de manera más racional las dificultades de los ejercicios».

'Desgravitar' al paciente

Por ejemplo, la cinta de marcha cuenta con un sistema de suspensión parcial del peso corporal que permite «desgravitar» al paciente, «de tal forma que, por ejemplo, en una sesión, en vez de cansarse a los 100 pasos aguanta hasta 300». Porque delante tiene, además, una gran pantalla de plasma que se convierte en un bosque virtual en el que tiene que ir superando obstáculos en forma de troncos o charcos. El ejercicio casi se convierte en entretenimiento y «eso hace que los resultados sean mucho mejores».

Otro de los aspectos positivos es que al ser entornos «muy seguros» permiten trabajar sin tanta presencia del terapeuta, describe Marín.

En Aita Menni la expresión «autonomía en actividades de la vida diaria» se oye constantemente. Es su objetivo principal: ayudar a las personas a que, cada una dentro de sus posibilidades, sea más autónoma. «Para nosotros es un concepto muy importante, lo que queremos es que logren una mayor autonomía a la hora de vestirse, asearse, alimentarse... Y si esas facetas están resuelta, se pasa a actividades instrumentales como sacar dinero o hacer la compra», explica Quemada.

Porque las secuelas del daño cerebral pueden ser diversas y de distinto grado, tanto que muchas personas logran retomar el trabajo y la vida que tenían y otras, en cambio, arrastran una discapacidad más severa con un mayor dependencia, «hasta extremos en los que un traumatismo puede derivar en un estado vegetativo. El devenir de cada paciente es diverso».

«Esta tecnología permite trabajar de forma más científica y amena, motiva más al usuario»

Accidentes de tráfico, laborales o deportivos, además del ictus, suelen causar lesiones cerebrales

Especial atención al brazo

El director médico del Hospital Aita Menni explica que las causas fundamentales de las lesiones cerebrales son los traumatismos craneoencefálicos tras accidentes de tráfico, laborales o deportivos. Otra gran causa son los ictus, problemas de riego cerebral. Las secuelas pueden ser motoras y afectar a la movilidad, de comunicación, lo que impide comprender o expresarse. También, de tipo neuropsicológico, que afectan a la capacidad de pensar y a la personalidad y conducta. «Hay quien se puede mostrar más deshinibido o infantil o el totalmente apático». Estas secuelas se combinan.

Los procesos de rehabilitación tras sufrir la lesión cerebral suelen ser largos y en Aita Menni se distinguen. Según aseguran, hacen especial hincapié en un aspecto: recuperar la movilidad en brazos y en manos. «En una hemiplejia se oye bastante la frase 'es posible que recuperes la marcha, pero del brazo olvídate. En este sentido vamos a contracorriente, siguiendo a instituciones alemanas de mucho presgitio que van por delante», señala Quemada. La fase de rehabilitación más intensiva suele durar de media entre 6 y 18 meses.

Tras ese periodo, vendría la fase del centro del día, que cuenta con 25 plazas concertadas con la Diputación y que no cubre toda la demanda. En este caso, el perfil del usuario es dispar, aunque todos tienen menos de 65 años y han sufrido una lesión cerebral que ha ocasionado una discapacidad «muy importante». Muchas personas permanecen en una discapacidad estable y la función del centro de día es la de contribuir a su cuidado liberando a las familias y, por otro, apoyar la mejora funcional. Si hay, por ejemplo, posibilidades de que caminen mejor, se trabaja ese aspecto, o que coman independientemente. O si se ve que hay una posibillidad para manejarse con una silla de ruedas eléctrica además de la manual, se valora y se analiza». Entre las distintas actividades que realizan, el centro de día cuenta en sus instalaciones con una cocina en la que algunos de los usuarios se preparan su propia comida

www.diariovasco.com
26/03/2015

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