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El problema de la lateralidad y la actividad física. (Parte III)

Analizando los paradigmas de aprendizaje para la investigación del desenvolvimiento de la lateralidad, Teixeira, L. (1992, 93 y 97) diseño un conjunto de experimentos cuyo aspecto común fue que, además de observar desempeños iniciales simétricos para ambas manos, los grupos practicantes con la mano dominante o con la mano no dominante mostraron los mismos resultados de desempeño al final de las tentativas de práctica, con las curvas de resultado prácticamente sobrepuestas.
Los resultados de Rigal, R. (1992) indican que la asimetría lateral es un aspecto dinámico de la motricidad humana, en que uno de dos importantes factores a determinar el resultado de la magnitud de asimetría, es el volumen de práctica con el miembro de criterio (Collins, 1975; McGonigle y Flook, 1978). Otra evidencia de carácter dinámico de las asimetrías laterales es la estabilidad básica de diferencia de desempeño entre las manos dominante y no dominante (Provins y Cunliffe, 1972; Sappington, 1980), con variaciones del índice de dominancia lateral en función del momento en que fue observado.

Analizando los paradigmas de aprendizaje para la investigación del desenvolvimiento de la lateralidad, Teixeira, L. (1992, 93 y 97) diseño un conjunto de experimentos cuyo aspecto común fue que, además de observar desempeños iniciales simétricos para ambas manos, los grupos practicantes con la mano dominante o con la mano no dominante mostraron los mismos resultados de desempeño al final de las tentativas de práctica, con las curvas de resultado prácticamente sobrepuestas.

Cuando fueron transferidos para desempeñar la misma tarea con la otra mano, el resultado sufrió declinación significativa con ambas manos, retornando a niveles próximos a los iniciales, estableciéndose una posición intermediaria entre el desempaño inicial y aquel observado al final de la adquisición. Al final del proceso de aprendizaje se observó el mismo comportamiento en términos cuantitativos y cualitativos, una vez que el nivel final del resultado fue determinado exclusivamente por la cantidad de práctica con cada miembro y no por la dominancia lateral.

Diversos estudios han mostrado que "las tareas asignadas, el papel del trabajo y la estrategia para desarrollarlas han sido los que a lo largo de la historia del hombre conforman la dominancia cerebral hemisférica". (Feld, V. 2002)

Al interpretar la lateralidad motora como un proceso de aprendizaje, debemos situar su estudio en el área del Aprendizaje Motor, el cual considera que "el aprendizaje de cualquier movimiento es un cambio o modificación de una conducta motora" (Oña, A. Et al. 1999).

Dentro del ámbito del Aprendizaje Motor, las técnicas de modificación han resultado ser efectivas en el tratamiento de numerosas conductas motoras, siendo el feedback un procedimiento clave hoy día en el Aprendizaje Motor, por lo que puede ser utilizada para modificar la lateralidad motriz, como así lo demuestran los resultados de Oña, A. y Bilbao, A. (2000)

Entre los resultados de esta investigación, se destaca la importancia del entrenamiento en la capacidad de diferenciación de ambos lados de elección, observando, pues, que la práctica y el entrenamiento pueden determinar más decididamente que la madurez, el conocimiento de uno u otro lado.

También se destaca que cada conducta ha de ser tratada como objetivo independiente de aprendizaje, y no que existe una tendencia genética-biológica generalizada para todas las conductas humanas que exigen la elección de una parte del cuerpo derecho o izquierdo, con preferencia sobre el otro.

Sobre estos aspectos que de una forma u otra, se ha hecho común la utilización del concepto estabilidad, entendido como aquel esfuerzo por el cual la fuerza desarrollada en un esfuerzo bilateral al máximo es menor que el ejecutado en un gesto unilateral al homólogo, debido a la intervención al mismo tiempo de la extremidad contralateral (R. Squadrome, C. Gallozzi y G. Pasquini, 1995).

En los deportes en los que haya sido confirmado y demostrado que un determinado tipo de ejecución (por ejemplo "por la izquierda"), es sinónimo de ventaja y de éxito deportivo, como en esgrima, judo, etc.

En deportes, predominantemente de oposición y lucha, que suelen demandar una ejecución unilateral (Tenis, Esgrima, Squash, Tenis de mesa, etc.), donde una ejercitación con la extremidad no dominante puede favorecer la ejecución con la extremidad preferida.

En este sentido, J. González (1996) ya había concluido con la hipótesis de que un buen jugador de tenis, para mejorar sus golpes con una buena economía, debería ser progresivamente menos lateralizado.

Esto mismo ha sido propuesto por numerosos autores (U. Wenger, 1988; W. Starosta, 1992, etc.) quienes también habían valorado como positiva la ejercitación deportiva impugnando el implemento con la mano no dominante e incluso modificando las características de dicho implemento (tamaño, peso, proporciones, etc.).
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