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Reconducción del fenómeno memoria en Psicología. (ParteI)

Es preciso en Psicología, adoptar un lenguaje técnico, abandonar de algún modo ese lenguaje “ordinario - vernacular”, con que se trata a algunos constructos. Como se sabe hay un gran uso de términos (mentalistas) inadecuados estos términos son los factores disposicionales que permitieron la bifurcación de posturas, existiendo con esto lo que Ribes (2004) menciona “un conglomerado de Psicologías, todas ellas distintas entre si, y que transitan por rutas independientes”.
Con respecto al fenómeno “Memoria”

La Memoria, es un fenómeno psicológico antiquísimo que ha causado y causa un gran interés, desde la “anectoda de Semónidas”, hace ya aproximadamente unos 2500 años, hasta las conjeturas esclarecedoras y austeras de Wittgenstein y J. R. Kantor.

En principio la “memoria”, era estudiada según dos grandes vías de aproximación. Siendo una vía la Psicológica, cuando es tratada a nivel del comportamiento global de un organismo vivo en cuanto a integridad de sus componentes biológicos. Y siendo Biológica, cuando se interviene para conocer las bases biológicas de la memoria (estructuras neuronales, tejido nervioso, o nivel molecular). Sin salirnos del tema, en algún momento por el afán de conceptuar definitivamente este constructo, se llego incluso a estudiar casos patológicos con el fin de determinar la fisiología de la “memoria”, siendo esto un intento de “cerebralizar” las representaciones inducidas por la memoria (Ribes, 1990).

Para complementar esta parte me resta mencionar desde luego ciertos aspectos de la memoria que son estentóreamente importantes para una mejor conceptualización, por una parte “el olvido”, siendo Hermann Ebbinghauss uno de los primeros investigadores experimentales que trabajo sobre la evolución temporal del olvido. También por otra parte, el “recuerdo”, que la igual que el olvido fue estudiado exhaustivamente, sobre todo después de la segunda guerra mundial, con la aparición de las Teorías Cognitivas pero estos constructos y su formalización serán mejor conceptualizados en la ultima parte de este trabajo.


Empirismo Asociacionista

Ésta enfoque recibió mucha influencia de los filósofos empiristas – asociacionistas del siglo XIX (Hume, James Mill, etc) influencia que permite el planteamiento de aspectos ligados exclusivamente a las “asociaciones”, pues según estos teóricos la asociación es parte fundamental en el proceso de memorización; siguiendo la línea asociacionista, nos topamos con el Conductismo Pavloviano, donde se nos menciona el proceso de “recuperación espontánea”, este proceso nos demuestra que la extinción de una conducta, no esta provocada por u sino más bien por una suerte de mecanismo activo de bloqueo, la inhibición, entonces sería una especie de inhibición de la “inhibición” (privación del EI), producida en la fase de exintición, así esta segunda inhibición respondería a una especie de condicionamiento especial. Desde este enfoque, el Conductismo sería, pues, una fuente de motivación para la investigación sobre el fenómeno “memoria”. Sin embargo, el asociacionismo tiene una gran limitación, esta limitación, pues, es considerar que la memoria solo esta en función a asociaciones uni – multi modales, que formaran a su vez “copias” y éstas se asociarían a otras (situaciones vivenciales) siguiendo el mismo modus operandis, esto implicaría entonces la aparición de una relación causal, que nos configurarían un engranaje de nivel asociativo macro, entonces para aclarar esta problemática, de una manera propia, me toca mencionar a Ernst Mach (citado en Ribes E. y López F. ,1985), este filosofo señala, que no es posible describir relaciones funcionales reduciendo los enunciados a las relaciones Causa ---Efecto, porque en las relaciones funcionales no hay factores causales, ya que en este nivel se da una relación de interdependencia de todos los factores presentes, esto entonces imposibilita una concepción de la memoria como una red compuesto por asociaciones de estímulos presentes

Mentalismo y su visión errónea del fenómeno “memoria”

Después de la Segunda Guerra mundial, con el “boom” de la cibernética, propuesta por Norbert Wiener, la aparición de la Inteligencia Artificial y el desarrollo impresionante de la electrónica. Se lanza una propuesta (aparentemente nueva), el cognitivismo, que partiendo de postulados dualistas pretenden reconceptualizar ciertos constructos psicológicos, uno de ellos es la “memoria”, denominándole como “la facultad que permite al ser humano retener experiencias pasadas. Haciendo a su vez una división bien detallada del fenómeno, esta tipografía se divide en una serie de sistemas, cada uno con funciones como: almacenar información por unos pocos segundos (Memoria de Corto Plazo), o para toda la vida (Memoria de Largo Plazo), etc. Pero estos constructos entran en error por razones contundentes que se irán exponiendo en su medida.

La crítica más austera que se puede hacer frente a estos postulados, como lo menciona Ribes (1990), parten de la aparición de un conflicto básico, que aparece figurado en el cuestionamiento siguiente: ¿cómo trabajar con eventos categóricamente distintos (eventos materiales con eventos mentales), con la misma lógica? Además cabe recordar que si hipotéticamente se lograra tomar en cuenta este planteamiento mentalista, aparecería automáticamente otra dificultad (que resulta complementaría de la primera), que parte a su vez de otra pregunta, ¿Cómo se pueden tratar eventos espacio –temporales diferentes, con el mismo método? Ahora siguiendo las cuestiones precedentes, hay que detallar que para las concepciones cognitivas, la memoria viene a ser una especie de “almacén” donde se guardan una serie de situaciones vivenciadas, o sea hacen, con esto, referencia a una serie de “hechos pasados”, mostrándonos nuevamente el dualismo imperante en sus postulados, por un lado los objetos externos – como la experiencia a guardar – y por otro lado los objetos de representación interna – como el hecho vivenciado guardado en el “almacén” - . Wittgenstein (1980) nos demuestra que puede finiquitar esta errónea concepción, pues hay una incomprensibilidad e imposibilidad de replicar el pasado como tal, él nos dice:
“Pero si la memoria nos muestra el pasado, ¿Cómo nos Muestra que se trata del pasado?...concluyendo ...No nos muestra el pasado, de la misma manera Que nuestros sentidos no nos muestran el presente….” Reconducción del fenómeno “memoria”:

Las teorías de la conducta nos hacen un esbozo de este fenómeno con un mayor análisis y una propia formulación de todos los constructos relacionados a la memoria desde un enfoque propiamente científico. Skinner (1979) aunque no habló mucho sobre la memoria, a mi parecer, dio una pauta muy importante para tratar a este fenómeno, el autor nos menciona, pues, un constructo ligado a este fenómeno, el autosondeo: como una capacidad que nos permite proporcionar estímulos cuyo control aumente la probabilidad de emitir respuestas operantes futuras, esta concepción es ya un acercamiento calido a lo que vendría ser una aproximación nominal interconductista frente al fenómeno de la “memoria”.
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