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Relación entre ruido, salud, aprendizaje y lenguaje. (Parte III)

Muchos niños de nuestra actual era presentan limitaciones en sus capacidades para aprehender la información auditiva, debido a la interferencia del ruido en los hogares, las guarderías, los centros de estimulación y colegios.

Nestor Pardo | 15/03/2011
II. RUIDO Y APRENDIZAJE
 
El dominio de la expresión y comprensión de mensajes por medio de las modalidades oral y escrita constituye el eje central de todo aprendizaje escolar y aún más allá, un elemento esencial del ejercicio de la ciudadanía. El desarrollo de competencias lingüísticas es un factor determinante en la elaboración de procesos de comunicación y conceptualización. Este hecho literalmente debe ser el objeto de una atención particular por parte de los padres, así como de profesionales y educadores, interesados en la educación de los niños.
 
En efecto, toda dificultad persistente presentada por un estudiante en su expresión y comprensión lingüística es susceptible de generar consecuencias perjudiciales para su desarrollo personal, escolar y social. Esta es la razón por la cual, desde el preescolar o inicial, la manifestación de dificultades requiere la vigilancia y el ajuste de la acción pedagógica.
 
Durante una conferencia de prensa en Parliament Hill, la Asociación Canadiense de Patólogos y Audiólogos de Habla y del Lenguaje (CASLPA) alertó a los padres de que un ruidoso salón de clase puede afectar a la capacidad de un niño para aprender.
 
Un estudio publicado recientemente encontró que había muchas aulas con mala calidad acústica y que los niños a menudo trabajan en éstas con niveles de ruido superior a lo permitido y lo conveniente (Rubin, Flagg-Williams Russell y Aquino, 2007). Los resultados de un estudio canadiense de la Red de Investigación sobre la Alfabetización muestran que una de cada seis palabras no es comprendida por el estudiante promedio debido a un exceso de ruido de fondo y la mala acústica en las aulas de Canadá.
 
Más información en: http://www.caslpa.ca
 
Es necesario saber que los niños pequeños, que aún no comprenden bien los mensajes lingüísticos, son extremadamente sensibles a la manera en que estos mensajes son expresados. Así pues, la entonación y la inflexión de la voz se vuelven muy importantes. La misma información puede ser "traducida" por el niño en formas muy distintas de acuerdo a cómo fue dicha. "Dame eso", puede ser dicho de muchas maneras; algunas invitan a que el niño obedezca alegremente, y otras, en cambio, pueden provocar un rechazo total.
 
El ambiente sonoro tiene mucha influencia sobre la capacidad de escuchar, porque el niño "se entrena" a escuchar los sonidos que percibe o sea a enfocar su atención sobre lo que desea. Si el medio sonoro es demasiado fuerte, el niño se ve obligado a protegerse y deja de escuchar. El efecto negativo de los sonidos fuertes es independiente de la calidad del receptor.
 
Muchos niños de nuestra actual era presentan limitaciones en sus capacidades para aprehender la información auditiva, debido a la interferencia del ruido en los hogares, las guarderías, los centros de estimulación y colegios. Más allá de los obvios problemas asociados con la pérdida auditiva, están aquellos que involucran el procesamiento de la señal del habla (abstracción u organización de la información).
 
Parece que tales niños adquieren el lenguaje más lentamente y por lo general experimentan también dificultades al aprender a leer (deHirsch, 1961; Menyuk, 1976).
 
En la mayoría de salones de clase de América Latina, la clasificación de la inteligibilidad de la voz es del 75% o menos inclusive. Esto quiere decir que los estudiantes con capacidad auditiva normal sólo entienden el 75% de las palabras escuchadas y leídas. Es decir, una de cada 4 palabras que emite el profesor, 1 no se capta, ni se entiende. Está es la realidad que enfrentan los estudiantes de un alto porcentaje de colegios, escuelas y universidades en todo el país.
 
 Cuando un profesor habla en una clase normal, existe un alto porcentaje de consonantes que se entienden incorrectamente. Esto se conoce como el Porcentaje de Pérdida de Articulación de Consonantes (%AC). Un Porcentaje de Pérdida de Articulación de Consonantes (%AC) del 10% se considera razonable para iglesias, y aeropuertos para poner un ejemplo; sin embargo para un Salón de Clase el %AC ideal es del 5% para que los estudiantes puedan escuchar, entender y aprender la información que les está siendo suministrada.
 

 

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