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La dislalia y su compensación en niños de primer grado. Un acercamiento a la temática de incalculable valor para el profesor de Educación Física (Parte II)

Resulta una regularidad que los niños a los siete años generalmente ya han completado la pronunciación correcta de casi todos los fonemas del habla, el inicio del aprendizaje lectográfico requerirá que este proceso haya concluido entre los seis y siete años, por las implicaciones que los trastornos articulatorio tienen en el proceso de análisis acústico y motriz de la escritura

La dislalia, teóricamente, es una alteración funcional del habla, caracterizada por omisiones, sustituciones e inversiones de sonidos dentro de las palabras. Los niños presentan un retraso significativo, respecto a otros individuos de su edad, en la adquisición y maduración de los esquemas motrices del fonema y en la producción de la palabra. Para poder establecer los límites entre las desviaciones en la pronunciación y su comportamiento normal presupone establecer primeramente los períodos en que se asume la articulación de cada fonema del idioma, para a partir de las pautas establecidas reconocer el desarrollo alterado.
 
Resulta una regularidad que los niños a los siete años generalmente ya han completado la pronunciación correcta de casi todos los fonemas del habla, el inicio del aprendizaje lectográfico requerirá que este proceso haya concluido entre los seis y siete años, por las implicaciones que los trastornos articulatorio tienen en el proceso de análisis acústico y motriz de la escritura. La articulación defectuosa es el síntoma fundamental, a través del cual se manifiesta la inmadurez funcional que presenta el niño diagnosticado con dislalia.
 
La dislalia puede afectar a cualquier consonante o vocal. Puede presentarse el defecto referido a un solo fonema o a varios en número indeterminado, o afectar tan solo a la asociación de consonantes, cuando estas aparecen unidas en una sola silaba (directas dobles), omitiendo en este caso una de ellas.
 
El lenguaje del niño diagnosticado con dislalia, si se extiende a muchos fonemas, puede llegar a hacerse ininteligible, por las desfiguraciones verbales que emplea continuamente, sin que necesariamente se afecte la fluidez de la expresión. La imposibilidad que tiene para realizar una pronunciación correcta la manifiesta con distintos síntomas o errores, como son: la sustitución, la distorsión, la omisión y la inserción.
 
 
Sustitución.
 
Se denomina sustitución al error de articulación en que un sonido correctamente emitido, es reemplazado por otro, dentro de la palabra, pero que no es el que procede. En unos casos, ante la imposibilidad que siente el niño para pronunciar una articulación concreta la sustituye por otra que le resulta más fácil y asequible, también se da por la dificultad en la percepción o en la discriminación auditiva donde el niño percibe el fonema tal como él lo emite.
 
La sustitución puede darse al principio, en medio, o al final de la palabra. Por ejemplo: el fonema /r/ es sustituido por /d/ o por /g/, diciendo “quiedo” por “quiero”. Las sustituciones mas frecuentes que se pueden observar en los niños diagnosticados con dislalia son:
  • /l/, /g/, /d/ en lugar de /r/.
  • /z/ en lugar de /s/.
  • /t/ en lugar de /k/.
  • /b/ en lugar de /p/.
  • /g/ en lugar de /d/.
  • /l/ en lugar de /d/.
 
 
Distorsión.
 
Con frecuencia los niños diagnosticados con dislalia emiten sonidos de forma incorrecta o deformada, pudiéndose dar esta distorsión de manera mas o menos acusada. Esta alteración es debida a una imperfecta posición de los órganos de la articulación, a la falta de control de los movimientos que han de realizar o a la forma improcedente de salida del aire fonador, produciendo lateralizaciones o nasalizaciones incorrectas. Las distorsiones pueden ser personales, cada sujeto que presenta ese error manifiesta en ocasiones deformaciones muy particulares, que pueden llegar a ser chocantes o llamativas al oído de los demás, siendo en estos casos la forma que más afecta al sujeto que las padece, por la acogida que pueda tener en el entorno. La distorsión, junto con la sustitución, son los dos errores que con mayor frecuencia aparecen en la sintomatología de la dislalia.
 
 
Omisión.
 
Otro síntoma que se puede presentar ante la dificultad articulatoria es el de la omisión del fonema que no se sabe realizar. En unas ocasiones esta omisión afecta sólo a la consonante, por ejemplo dirá “apato” por “zapato”, pero también suelen omitir la silaba completa que contiene dicha consonante, como “camelo” por “caramelo”. Cuando se trata de silabas de consonantes dobles, trabadas o sinfones, es frecuente la omisión de la consonante medial, bien porque el niño no sepa pronunciarla o aunque pueda articularla de forma aislada, por la dificultad que supone la emisión continuada de dos consonantes sin vocal intermedia. Otra emisión frecuente es la de las consonantes que aparecen en silabas inversas, especialmente si van al final de la palabra, aunque en otras posiciones logren pronunciarlas.
 
 
Inserción o adición.
 
En ocasiones, entre un sonido que le resulta difícil de articular, el niño intercala junto a él otro fonema que no corresponde a esa palabra y sin conseguir con ello salvar la dificultad, se convierte en un vicio de dicción. A este tipo de error es el que suele presentarse con menos frecuencia. (J. Barrena, 2011). En la interpretación de los factores causales de las dislalias es diverso pero casi todos concuerdan en el hecho de que la etiología puede tener un origen orgánico o funcional. La dislalia más común es debida a alteraciones funcionales de los órganos periféricos que intervienen en el acto de hablar, pero no son las únicas, se producen también por causas orgánicas, son conocidas como disglosia. Por ser las primeras más frecuentes es conveniente la detección en edades tempranas de los defectos de articulación en aras de potenciar el trabajo preventivo.
 
Las causas que originan los trastornos de la articulación son múltiples y variadas. En la dislalia funcional pueden intervenir varias causas que determinan el trastorno: retardo en el desarrollo psicomotor, torpeza de movimientos en aquellos órganos del aparato fonador (lengua, labios, etc.), presencia de frenillo lingual corto, deficiencias en la percepción espacio-temporal, dificultades en la comprensión y discriminación auditiva de fonemas sin existir ninguna lesión auditiva especifica, esta está referida a las insuficiencias en el desarrollo de la audición fonemática.
 
 

 

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