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Intervención logopédica en el daño cerebral infantil

Debemos tener en cuenta diversos aspectos a la hora de trabajar con un niño que ha sufrido daño cerebral. Cuando sucede la lesión es una persona en desarrollo. Dependiendo de la edad tendrá adquiridos diferentes aprendizajes, no se debe tratar igual un niño que ya ha adquirido una parte del lenguaje a aquel que no por su edad cronológica.

El daño cerebral infantil podemos definirlo como las secuelas producidas por un agente que lesiona el sistema nervioso en la infancia y que provoca una sintomatología que presenta repercusiones en todos los aspectos de la vida del menor. Los agentes causantes más comunes suelen ser los tumores e infecciones, pero estas lesiones en el sistema nervioso central pueden estar producidas por traumatismos craneoencefálicos, acv o anoxias.

Las secuelas, al igual que en el adulto, abarcan todos los ámbitos de la vida, tanto físicos como cognitivos. A nivel físico podemos encontrar alteraciones de la marcha, el tono muscular, hemiplejia, temblores, problemas en la deglución…A nivel cognitivo, problemas de memoria, conductuales, de atención, del lenguaje… 

Debemos tener en cuenta diversos aspectos a la hora de trabajar con un niño que ha sufrido daño cerebral. Cuando sucede la lesión es una persona en desarrollo. Dependiendo de la edad tendrá adquiridos diferentes aprendizajes, no se debe tratar igual un niño que ya ha adquirido una parte del lenguaje a aquel que no por su edad cronológica.

Otro factor importante es la plasticidad cerebral. A lo largo de nuestra vida continuamos manteniendo esa plasticidad, pero como podemos leer en el artículo Plasticidad cerebral de Pascual-Castroviejo, I., (1996)  “La plasticidad neuronal es mucho más manifiesta cuando las lesiones cerebrales han tenido lugar durante la época prenatal, neonatal o en la niñez, aunque pueden darse a cualquier edad”.

El pequeño está en un entorno escolar y familiar que debemos incluir dentro de la rehabilitación, aunque esta se realice en un centro sanitario.

Inicialmente valoraremos todos los aspectos subsidiarios de tener algún tipo de afectación, marcando los objetivos de rehabilitación desde las diferentes áreas de tratamiento. En breves periodos de tiempo reevaluaremos para analizar y adaptar la rehabilitación a las necesidades evolutivas del pequeño. En el momento que cumpla los criterios marcados en la intervención no será necesario continuar con la misma, pero sí debemos realizar revisiones ya que se pueden observar dificultades posteriores, cuanto mayor sea, mayor será la exigencia cognitiva, social y física en la vida. Un niño de 3 años puede tener una lesión y recuperar muchas capacidades, pero con 10 años la exigencia escolar y social será diferente, y en ese momento cabría la posibilidad que aparecieran nuevas dificultades que hasta el día de hoy no se observaban, necesitando de nuevo el apoyo de un equipo multidisciplinar para afrontar los nuevos retos que le plantea la vida.

Todas estas secuelas deben ser tratadas desde un equipo multidisciplinar; equipo médico, fisioterapeutas, logopedas, terapeutas ocupaciones, psicólogos y neuropsicólogos,  con el objetivo principal de favorecer el desarrollo del niño lo más normalizado posible. 
 
El logopeda es uno de los profesionales que actúa en esta intervención. Su papel es valorar y tratar las dificultades del lenguaje, tanto comprensivo como expresivo, oral y escrito, la succión, deglución, masticación, habla, voz  y respiración.

Cuando el daño aparece en edades tempranas, debemos valorar los prerrequisitos del lenguaje, que son el conjunto de capacidades, habilidades y bases previas que condicionarán el “cómo, cuándo y cuánto” de la adquisición y posterior desarrollo del lenguaje. Durante el primer año adquieren hitos fundamentales para comunicar intenciones y contenido e iniciar el lenguaje, desarrollan destrezas sociales y cognitivas base de la comunicación y el lenguaje. En este punto debemos tener en cuenta al área de neuropsicología que estimará las dificultades en los prerrequitos de cualquier aprendizaje; memoria, atención y concentración, trabajando de forma coordinada.

Es conveniente realizar una valoración completa del lenguaje oral sobre aspectos morfológicos, sintácticos, semánticos y pragmáticos. También los procesos de la lectoescritura han de ser analizados, incluyendo prerrequisitos, al igual que el lenguaje, cuando el daño es temprano. Unido a todo lo anterior no podemos olvidar la comprensión oral y escrita, que tantas dificultades crea en los niños, como observamos en nuestra práctica clínica diaria. 

Ante graves alteraciones debemos trabajar con sistemas de comunicación, adaptándonos a las necesidades y capacidades del niño y su entorno, siendo en muchas ocasiones herramientas de trabajo para potenciar el lenguaje oral, y en otras ocasiones sistemas alternativos de comunicación.

En aspectos motores de la escritura contaremos con el terapeuta ocupacional, que nos ayudará a analizar los problemas  de motricidad gruesa y fina, además de otros aspectos de gran influencia como la coordinación ojo-mano.

La primera función orofacial que debemos valorar es la succión, de vital importancia para el desarrollo maxilofacial y alimenticio en las primeras etapas de la vida. En todo el proceso de alimentación podemos encontrar problemas, debido a la mala adquisición de patrones motores, problemas musculares, alteraciones de la sensibilidad… Que provocan ineficacia en las fases de la deglución, en la preparación del alimento gracias a la masticación o la disfagia, con el riesgo de atragantamiento e infecciones respiratorias que conlleva. Esto provoca que deban utilizar sistemas de alimentación alternativa, privando no solo de una alimentación normalizada sino de toda la información sensitiva que se recibe mediante este proceso natural. 

Los problemas de habla, con las disartrias, suponen una dificultad en la inteligibilidad de su comunicación y en casos graves necesitan implementar un sistema de comunicación.  Debemos tener en cuenta que en muchas ocasiones la base de estas dificultades son problemas musculares y que esta función comparte gran cantidad de estructuras con la deglución, por lo tanto, un problema en el habla puede tener asociados problemas en la deglución.
 
La respiración es una función básica, que en colaboración con la fisioterapia respiratoria, valoraremos y trataremos. Es de gran relevancia en el habla, la fonación y la deglución. 

En conclusión, el daño cerebral infantil debe ser valorado y tratado por un equipo multidisciplinar experto en la materia, siendo el logopeda el profesional encargado de las dificultades del lenguaje y las funciones orofaciales. Debemos implicar en el proceso al entorno escolar y familiar para conseguir un desarrollo lo más normalizado posible, realizando seguimientos durante todo el crecimiento.

 

Referencias

Castaño, J. (2003). Bases neurobiológicas del lenguaje y sus alteraciones. Revista neurología.
Fedace (2008). Daño cerebral adquirido infantil. Cuaderno número 7.
Narbona J, Crespo-Eguílaz N. (2012) Plasticidad cerebral para el  lenguaje en el niño y el adolescente.  Revista neurología. Barcelona.
Pascual-Castroviejo, I. (1996).  Plasticidad cerebral Revista neurología. Barcelona.
Serra, M., at col (2000). La adquisición del lenguaje. Ariel Psicología.
Webb, W.,  y Adler, K. (2010). Neurología para el logopeda. Editorial Elsevier Masson.

 

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