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Claves para la crianza y educación del niño. (parte II)

Magdalena Benedit | 1/03/2004
Las semejanzas

PRESUPUESTOS ACERCA DEL DESARROLLO AFECTIVO Y COGNITIVO

Nuestra mente y nuestro comportamiento respecto al mundo exterior dependen de la maduración de cuatro sistemas que se sucede en el tiempo, con varias superposiciones entre uno y otro.

Desarrollo cognitivo
  • Práctico :saber hacer las cosas, conocer las funciones de los objetos, comunicar con gestos, saber coordinar los movimientos en función de una acción : génesis de la psicomotricidad, el movimiento con una finalidad. Conocer la secuencia de actos o movimientos necesarios para cumplir una determinada tarea, la inteligencia práctica. (0 a 3 años) Primer período evolutivo que se corresponde con el desarrollo de la inteligencia senso-motora, a la que se va añadiendo paulatinamente la inteligencia representativa.
  • Lingüístico : saber dar un nombre a las cosas y a los conceptos. Expresarse por medio de palabras. (0 a 3-4 años) Primer período evolutivo que se corresponde en parte con el desarrollo de la inteligencia senso-motora (0 a 18 meses) por la expresión de sonidos y el perfeccionamiento de los mismos y también a la inteligencia representativa (desde los 12-18 meses en adelante), por la comprensión y asimilación de los signos y significados.
  • Gráfico : saber aprender signos convencionales para comunicarse entre los hombres por medio de la escritura. (3-4 a 7-8 años). Segundo período evolutivo que se corresponde con el desarrollo de la inteligencia representativa (perceptivo-conceptual), la llamada función semiótica..
  • Léxico : saber leer y memorizar esos signos convencionales. (3-4 a 7-8 años) Segundo período evolutivo que se corresponde con el desarrollo de la inteligencia representativa (perceptivo-conceptual).


El hombre inicia su relación con el mundo exterior cuando nace, llevando paulatinamente adelante un largo proceso de conocimiento y adaptación al mundo, que comporta :
  • La recolección, el almacenamiento de información múltiple, tanto interna del cuerpo (sensaciones propioceptivas y enteroceptivas que provienen de los músculos, articulaciones, órganos), como del ambiente exterior a través de los sentidos (vista, oído, olfato, gusto, tacto).
  • La memorización de esa información.
  • La comprensión de la capacidad de reacción del propio organismo a esos estímulos y de su capacidad de modificarlos según las propias necesidades, en sentido positivo o negativo : este es el proceso de asimilación y acomodamiento que coincide con el nacimiento del Yo y el comienzo de la relación con el mundo como algo diferente de sí.
  • La memorización de esas modificaciones y su estructuración en una serie de estrategias. Esto lleva a reacciones más extendidas y complejas por medio de las cuales el hombre logra adaptarse al mundo exterior modificándolo en parte, y adecuándolo y adecuándose a sus necesidades.


El Prof. Bollea señala que todas esas herramientas y etapas cognitivas se dan con ritmo y modo diverso en los diferentes niños, y que ese proceso y la fluidez del mismo esta muy influida por la voluntad del niño, es importante que quiera avanzar en el proceso y en ello cumple un papel fundamental la evolución afectiva.

evolución afectiva y juego

Entre 0 y 3 años, pasando por varias etapas diferentes de maduración afectiva, llega a concebir su cuerpo y luego su Yo como algo separado del mundo exterior. Comprende que hay un sujeto (sí mismo) y un objeto (algo que está afuera) : primero la madre y luego el resto del mundo.

A los doce meses el juego se dirige al adulto : el bebe recibe un objeto y lo tira hacia el adulto, o lo ayuda torpemente cuando este lo viste. Comienza el descubrimiento de las relaciones espaciales: ¡logra meter una bolilla en una botella! Comienza luego a descubrirse a sí mismo como conjunto: ante un espejo, se mira interesado.

Hacia el quinceavo mes, el bebe, que ya tiene plena conciencia de sí mismo, inicia el proceso de identificación y proyección en el ambiente. El juego "animista": el objeto, especialmente de forma humana, los muñecos, es considerado como otro sí mismo y se vuelve a la vez objeto de desahogo y manifestación de tendencias.

A los dieciocho o veinte meses comienza el juego contemplativo (reconoce las fotografías), diferenciándose del de puro movimiento (arrastrar el carrito).

A los veinticuatro meses, la dependencia/adaptación al adulto en el juego llega a su punto máximo; le ofrece espontáneamente los objetos, imita al adulto cuando lee, habla por teléfono, fuma, etc.).

A partir de esa edad y hasta el tercer o cuarto año, el juego se realiza en oposición al adulto casi como confirmación y afirmación de la propia individualidad.

Alrededor de los tres años comienza el juego social con los de su edad, aunque todavía con el individualismo propio de la edad. Es característico el "juego paralelo" en el que varios niños juegan en el mismo lugar -puede ser incluso al mismo juego-, pero cada uno por su cuenta, aisladamente.

En los años que siguen, poco a poco el juego se va volviendo colectivo, se va delineando el grupo, primera manifestación de la vida social y se van esbozando roles, tales como líder, ejecutores, etc.

A partir del tercer año y mitad del cuarto, el juego también se vuelve verbal (trabalenguas que desarrollan la articulación de las palabras y la memoria verbal, perfeccionando el lenguaje y la fonética). Comienza la representación de una escena entre dos en la que el niño asume ambas partes, alternativamente, adquiriendo siempre un mayor conocimiento de la realidad. Este tipo de juego tiene dos elementos esenciales: un gran desarrollo imaginativo y el deseo de reglas, de conocimiento de los límites, de las normas del juego. Forman parte de este período los juegos de adquisición y los de construcción, a través de los cuales el niño conquista una enorme cantidad de conocimientos y de experiencias.

Hasta aquí, sin embargo, el juego es un hecho individual: cumple, entre otras, función para la afirmación del Yo en el ambiente inmediato. Solamente hacia el final del Jardín de Infantes el juego asume una función social: se forma el grupo, lugar de prueba de la voluntad infantil (como sucede con los juegos de equipo, en los que las partes están distribuidas en el modo más funcional para vencer al adversario).

Desde la precisión o afinamiento de la motricidad hasta la valoración del sentido social, el juego se presenta como un importante elemento formativo en la personalidad del niño. Cumple también la función psíquica de descargar energías conflictuales, es decir aquellos sentimientos de conflicto que se le presentan en la vida cotidiana entre sus instintos y la realidad, sentimientos que objetiva, que concreta en los juegos. En efecto, reproduce en el juego acontecimientos y sentimientos que no podría expresar con palabras.


De lo expuesto se comprende la importancia del juego como elemento pedagógico fundamental y no solamente en el Jardín de Infantes sino incluso en casi toda la escuela primaria.

Resumiendo se podrían distinguir los principales períodos desde el nacimiento hasta el comienzo de la adolescencia :

1) primer año de vida, alimentación, higiene y sueño
2) de uno a tres años, descubrimiento del mundo
3) a - de tres a cuatro o cinco, distinción individual de sí, confirmación / oposición (agresividad / ensueño).
b - de tres-cuatro a siete-ocho, conocimiento del mundo exterior y pasaje del grupo familiar al escolar.
4) desde los siete-ocho hasta la prepubertad o pubertad.

El papel del juego que se mencionó antes se destaca de modo particular en el tercer período: factor de desarrollo intelectual perceptivo y motor, de crecimiento personal, de medio de introducción social y frecuentemente factor de re-equilibrio emocional.

En ese período también se desarrolla el pensamiento mágico infantil . En equilibrio entre realidad y fantasía, parece no distinguir lo que es concreto y efectivo de lo que no lo es, interpretando todo el mundo que lo rodea como vivo, animado: agua, luna, árboles y plantas. El animismo, este modo particular de ver la realidad, da alegría y sentido de poder. El lenguaje de las fábulas le es el más afín y la moral que incluyen es la más incisiva. Mantener el imaginario acercándolo a la realidad puede ser una base educativa fundamental para desarrollar a la vez la adaptación al mundo exterior y la futura capacidad creativa.
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