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Claves para la crianza y educación del niño. (parte III)

Magdalena Benedit | 15/03/2004
evolución relacional

Los puntos destacables de la evolución del niño en el descubrimiento de su mundo :

La madre (función nutricia y aseguradora de sí - promueve el desarrollo)

En los primeros dos-tres meses de vida, la unión madre-hijo es completa. Es la madre quien, encontrando poco a poco el significado de los signos del recién nacido, contribuye al completamiento de su desarrollo neurológico y de su formación mental.

En los primeros siete-ocho meses de vida hay entre ellos una casi completa simbiosis (hasta los dos o tres meses) y luego una paulatina objetivación de la figura materna, que está casi completa hacia los ocho meses.

En el octavo mes puede aparecer una primera crisis ("ansiedad del octavo mes" de Spitz). Coincide con el fin del amamantamiento y suele estar acompañado por inquietud, insomnio, agresividad, anorexia, disenterías, para las que el mejor remedio es la serenidad de la madre.

el padre (función normativa y protectiva - promueve la adaptación)

Entra en la escena el padre. El niño lo reconoce y le adjudica desde el comienzo principalmente un rol: el de la seguridad. Entre el primer y tercer año el niño se apoya en él para su descubrimiento del mundo y su adaptación. Entre el miedo y el mundo exterior, media la figura paterna, fuerte y amante, que lo protegerá.

A lo largo de esta etapa, las inseguridades familiares, tanto las afectivas como las económicas y sociales, suelen ser motivo de pesadillas, estados ansiosos y de muchas de las anomalías del carácter y de la conducta.

Hacia los siete-ocho años el niño pasa del descubrimiento del mundo exterior al descubrimiento de las ideas y amplía sus relaciones del clan familiar a la sociedad escolar. Caracterizan este período dos elementos principales: la identificación inicial del niño con el padre o de la niña con la madre y el espíritu gregario. El primero le da base al segundo.

Por otra parte, en este período (antes de los ocho años), el bien y el mal han quedado establecidos, principalmente por el padre. Están representados en el obedecer o desobedecer a aquel que es el portador de la ley y de las "normas". Su enseñanza es más fruto del ejemplo que de sermones.

la escuela (función instructiva y socializante - promueve la autonomía, la inserción social)

A los seis años llega el momento en que el niño termina la evolución de sus reacciones afectivas puramente familiares y hace su primera verdadera entrada en la sociedad : ¡¡va a la escuela!!. A esta edad el carácter ya se ha formado, pero el ingreso a la escuela siempre es un gran cambio. Aunque se facilite un poco por el aumento del espíritu gregario (de grupo), puede evidenciar carencias afectivas. Tiene que ver con esto el gran porcentaje de falta de adaptación en el primer grado de la escuela.

En seguida sobreviene la crisis de los siete ocho años. Piaget y Wallon están de acuerdo en fijar entre los siete y ocho años el pasaje del estadio propiamente infantil al reflexivo, aquél en el que comienza la edad de la razón y se acentúa notablemente la introspección (mirada interna) . Comienza la posibilidad de comprender el concepto abstracto (palabra) como síntesis de los elementos esenciales y característicos de cosas y personas. Aparece así la gran posibilidad de dialogar.

Es también entonces (alrededor de los siete años), que se adquiere el concepto de muerte como hecho irreversible, con lo que se llega al miedo de morir "en pecado" pero, sobre todo, de perder los sujetos del amor como son el padre y la madre. Puede dar lugar a formas regresivas como volver a chuparse el pulgar, o a la enuresis, o a formas de ansiedad o rechazo escolar, tics e incluso escaso rendimiento escolar, por lo general pasajero, que es importante que sea superado para poder aprovechar del modo más positivo la edad de oro de la adquisición de nociones, los nueve, diez y once años.


Resumiendo :

La madre le ha dado la vida y lo da al padre. El padre lo forma y lo da a la sociedad. La escuela lo capacita y lo acompaña en su inserción social.

En definitiva y a lo largo de esta edad que nos ocupa, es decir de 0 a 8 años, pasa paulatinamente de una total dependencia y recibir, (posesivo) a una cierta autonomía, a una cierta capacidad de adaptación y de intercambio. En concordancia con ello pasa del dominio casi exclusivo del placer, a una situación social, en la que aceptando el principio de realidad, llega a armonizarse, a adaptarse al mundo exterior y al ambiente en el que vive. Sólo con la adolescencia comenzará a plantearse la preeminencia del dar.

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