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El balbuceo es importante para aprender a hablar.

El balbuceo de los bebés, que a los adultos puede parecer ininteligible, es un ejercicio verbal que ayuda a las criaturas en su dicción y dominio del lenguaje.

Cuando un bebé balbucea "trabaja duramente para descifrar el sistema sonoro de su lenguaje y cómo son elaborados esos sonidos", afirmó la profesora Laura-Ann Petitto, investigadora de la universidad Dartmouth College y autora de un estudio que aparecerá el viernes en la revista Science. "El bebé elabora un entendimiento de los sonidos del lenguaje".

Petitto dijo que su nuevo estudio, basado en 10 bebés con edades entre los 5 y los 12 meses, demuestra que los sonidos de un bebé que balbucea son ocasionados por las señales de una parte del cerebro mientras que otros sonidos o movimientos de la boca son dirigidos por otra zona del cerebro.

"Ello sugiere que las funciones del lenguaje se especializan en el cerebro desde muy temprana edad", según la investigadora.

En el estudio, Petitto, profesora de sicología y ciencias del cerebro, y la otra autora del estudio, Siobhan Holowka, analizaron el movimiento de la boca en los niños cuando balbuceaban, proferían otros sonidos guturales o sonreían.

Los niños, cinco de una familia de habla inglesa y cinco de otra francesa, fueron filmados cuando emitían sonidos. La película fue pasada luego a cámara lenta para permitir a los investigadores analizar detalladamente cada movimiento de la boca.

El lenguaje, desde sus primeras fases, es controlado por el hemisferio izquierdo del cerebro, la parte encargada del pensamiento razonado humano, según los investigadores Laura Ann Petitto y Siobhan Holowka.

Descubrieron que cuando los niños balbuceaban, el movimiento era más enfático en el lado derecho de la boca. Al sonreír, el lado izquierdo de la boca se abría más. Con la vocalización al albur, la boca permanecía simétrica

La investigación, realizada en diez niños de entre cinco meses y un año de edad, mostró que los bebés intentan hablar en una etapa muy temprana.

Esta diferencia en el movimiento, según Petitto, refleja directamente las partes del cerebro utilizadas en cada actividad de la boca.

Si el bebé produce un balbuceo vocal, la parte derecha de la boca tiene una mayor apertura y con tendencia hacia abajo, dijo Petitto. "Sin embargo, si el bebé sonríe, la parte izquierda de la boca tiene una apertura levemente mayor y existe además una contracción en torno al ojo izquierdo".

Cuando el bebé produce sonidos sin contenido de balbuceo "la boca queda completamente abierta", agregó.

Petitto dijo que ya que la parte izquierda del cerebro controla el lado derecho de la boca, los descubrimientos sugieren que la parte izquierda del cerebro produce las señales del balbuceo.

Petitto dijo que en su estudio utilizó bebés de familias de habla inglesa y francesa para asegurarse de que los movimientos de la boca no eran específicos de un lenguaje determinado. Agregó que, en su opinión, el movimiento de la boca es universal "aunque el bebé aprenda inglés, francés, ruso o cualquier otro" idioma.

Estos descubrimientos podrían ser importantes, ya que otros estudios indican que el aprendizaje del lenguaje exige un potente pensamiento estadístico, y la capacidad de identificar y aplicar distintos patrones gramaticales.

Los investigadores, del Dartmouth College de Hanover, en el estado de New Hampshire, sugieren que hablar a los niños que balbucean podrían ayudarles a aprender a hablar, ya que escuchar sonidos distintos les sería útil para establecer su propio lenguage.


Pero todo no queda ahí. Hay otros dos estudios en proceso que se basan en los hallazgos de estos científicos. Petitto cree que la capacidad de saber cuándo los niños están tratando verdaderamente de comunicarse podría sentar las bases de la detección temprana de niños en peligro de sufrir retrasos de desarrollo.

Su equipo también estudia los cambios en la actividad cerebral para aislar más específicamente las áreas del cerebro encargadas de la formación de los patrones de discurso de los niños. Pettito cree que en un plazo de entre uno y dos años se tendrán pruebas más definitivas de que los balbuceos son algo más que simples sonidos.


Fuente: Reforma


9/09/2002

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