Las emociones nos dan información y, por lo tanto, el primer cambio importante que tenemos que hacer es verlas como nuestras aliadas: cada vez que percibimos una emoción, ella nos está diciendo si nuestras necesidades están siendo atendidas o no.
Paracelso e Hipócrates fueron maestros de la “medicina eterna”, “adeptos que poseían este don” pero, hoy el mundo médico se mueve por “evidencias” que Ortega y Gasset llamó, en ciencias, “barbarie del especialismo” o según A.R. Damasio, “el error de Descartes”.