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«Un síntoma de ictus es una urgencia»

Cada año se registran 200 ictus por cada 100.000 habitantes. De ellos, el 80 por ciento se producen por la obstrucción de un vaso sanguíneo en el cerebro (infarto cerebral) y el 20% por una hemorragia. Estos son algunos datos de Iberictus, el estudio epidemiológico más ambicioso que se ha realizado en España sobre la incidencia de enfermedades cerebrovasculares. El neurólogo Jaime Díaz Guzmán, Coordinador de la Unidad de Ictus del Hospital 12 de Octubre (Madrid), ha coordinado este trabajo que ofrece la radiografía más completa del ictus en nuestro país.

-¿Cuál ha sido el dato más sorprendente?

-No ha habido grandes sorpresas. Sabíamos que afectaba más a los hombres y teníamos unos datos aproximados de su incidencia, pero sí nos ha llamado la atención las diferencias entre comunidades autónomas. En el centro de la Península la incidencia de ictus es relativamente baja -unos 135 casos por 100.000 habitantes- si se compara con Andalucía. En Almería, por ejemplo, la tasa es de 220 casos por 100.000 habitantes. Estos datos son reales, no responden a ninguna estimación.

-¿Por qué esas diferencias?

-El estudio se limita a ver la incidencia, no se evalúan las causas. Mi impresión es que las diferencias se deben a estilos de vida y al mejor o peor manejo de los factores de riesgo del ictus, como son la hipertensión, la dieta, el tabaco y quizá también a la atención sanitaria de las comunidades.

-¿Cuál es el enemigo número uno de la enfermedad cerebrovascular?

-El factor de riesgo más claro es la edad. El ictus es una de esas patologías asociada al envejecimiento. Pero a poca distancia hay otros factores de riesgo, como la hipertensión, que sí son modificables. La hipertensión es una enfermedad silenciosa, que no se nota y no da la cara salvo que nos tomemos la tensión. A partir de los 45 años hay que empezar a vigilarla y a tomarse la tensión en la farmacia o el centro de salud. Si se es hipertenso, se fuma, se tiene diabetes, y el colesterol elevado, el riesgo se multiplica. También empezamos a ver la apnea del sueño como un factor de riesgo emergente. Los grandes roncadores, que no descansan bien por la noche, son también más sedentarios, tienen hipertensión y aumentan su riesgo de ictus.



-¿Cuál es la edad más peligrosa?

-Los varones los sufren antes que las mujeres. En un hombre, la edad media para el primer ictus es a los 69 años, en la mujer, 73.



-La celeridad en el tratamiento del ictus es clave para reducir los daños. ¿Cuánto tiempo se tiene para conseguir buenos resultados?

-Llegar pronto al hospital es clave y más aún a una unidad de ictus donde se prestan cuidados protocolizados y se pueden aplicar las últimas terapias durante las 24 horas del día. En el ictus isquémico (infarto cerebral) hay un primer margen de tres horas para aplicar un tratamiento intravenoso que destruye el trombo. Si se supera esas primeras tres horas, se puede intentar eliminar la obstrucción con un cateterismo. Esta técnica se puede hacer en las primeras 6-8 horas. En casos muy excepcionales se puede llegar hasta las 24 horas. Pero lo deseable y el mensaje que debe prevalecer es que un síntoma de ictus es una urgencia y se debe acudir al hospital a la mayor brevedad. Y también que se debe olvidar el fatalismo de hace años: existen tratamientos eficaces.



-Pero antes hay que saber identificar un ictus, ¿la población conoce los síntomas?

-No, no se conoce bien. Eso es un gran problema que algunas campañas intentan resolver. Los síntomas que nos ponen sobre aviso son: se tuerce la boca o aparece algún tipo de parálisis facial, debilidad de un brazo o una pierna, sobre todo si se producen en el mismo lado y problemas para hablar o entender. Todos ellos son síntomas llamativos pero hay algunos pacientes que esperan un día para ir al hospital con la esperanza de que se les pase por sí solos. El mensaje claro es que cuando aparece uno de estos síntomas, nadie debe dudar y tiene que llamar al 112 de urgencias o acudir al hospital. Un tratamiento a tiempo no solo reduce la mortalidad también las posibles secuelas.

-Y mejor acudir a un hospital con unidad de ictus. ¿Hay suficientes en el territorio?

-En Madrid tenemos seis y en España en torno a 35-40, pero haría falta alguna más. Existe un plan nacional para facilitar la atención ciudadana en la mayor brevedad posible, aunque aún hay un importante margen de mejora. Las unidades de ictus no son como una UCI, no necesitan ofrecer una vigilancia intensiva pero sí cuidados diferentes a una unidad de urgencias al uso.

http://www.abc.es
31/03/2013

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