Más de un 80 por ciento de los niños con trastorno del espectro autista manifiestan trastornos del sueño, según han recordado expertos reunidos recientemente en un simposio organizado por Kurasana en el marco de la XLII Reunión Anual de la Sociedad Española de Neurología Pediátrica (SENEP).
"No solo se trata de trastornos comunes en gran parte de las enfermedades neuropediátricas más frecuentes e importantes, como el trastorno del espectro autista (TEA) o la epilepsia, sino que tienen una enorme, y no siempre bien conocida y valorada, repercusión sobre la propia enfermedad neurodegenerativa de base. Hay que obligar a prestar más tiempo de consulta a preguntar por aspectos relativos al sueño, algo que no siempre es posible por la elevada presión asistencial a la que estamos sometidos", ha dicho el presidente de la SENEP, Ignacio Málaga.
Y es que, a pesar de que los trastornos de sueño son muy frecuentes en niños con desórdenes del neurodesarrollo, están infradiagnosticados. De hecho, un reciente estudio indicaba que hasta un 40 por ciento de los padres no perciben los trastornos de sueño de los hijos.
"Un diagnóstico y tratamiento precoz no solo es aconsejable, sino que se reflejará en una mejoría de la sintomatología neurológica. Sin embargo, subsisten algunas limitaciones actualmente en este ámbito. Hay varios motivos que explican por qué los neuropediatras no diagnosticamos el insomnio", ha dicho el doctor del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús (Madrid), Víctor Soto.
A su juicio, los médicos preguntan "poco y mal" sobre el sueño en nuestras consultas, y los padres muchas veces no les cuentan los problemas de sueño de su hijo porque los consideran 'normales' o porque no quieren 'abrir la Caja de Pandora'. Además, ha destacado la necesidad de cambiar el concepto que existe de que los médicos deben actuar como anestesistas, sino que su objetivo debe ser procurar a estos niños un sueño de calidad.
"Los neuropediatras infraestimamos la frecuencia y la importancia de los trastornos de sueño", ha apostillado, para informar de que, según estudios recientes, entre el 52-98 por ciento de los pacientes con patología neurológica presentan al menos un área del sueño alterada. Y es que, tal y como ha añadido la doctora del Hospital Universitario de la Paz (Madrid), Milagros Merino, existen más de 80 tipos de trastornos del sueño identificados.
RELACIÓN BILATERAL ENTRE EL SUEÑO Y LOS TRASTORNOS DEL NEURODESARROLLO
Al mismo tiempo, los expertos han destacado la existencia de una relación bidireccional entre sueño y trastornos del neurodesarrollo, así como la relación bidireccional y directa entre el sueño y la depresión. En concreto, el insomnio está presente en un 25-70 por ciento de los niños con trastorno del déficit de atención e hiperactividad, un 44-83 por ciento de los niños con trastorno del espectro autista (TEA) y en aproximadamente un 37 por ciento de los niños con epilepsia.
Las implicaciones de este problema alcanzan a la propia enfermedad neurológica de base y, según ha detallado el doctor Soto, los trastornos de sueño en periodos de vulnerabilidad (antes de los 6 años) pueden producir daños irreversibles.
En el caso concreto del TEA resulta especialmente crucial el abordaje de los trastornos del sueño, ya que es la patología del neurodesarrollo donde más frecuentes e incapacitantes son estos problemas. En niños con TEA la prevalencia de trastornos del sueño se duplica en comparación con aquellos que no tienen autismo, y la probabilidad de que desaparezcan estos trastornos sin ningún tipo de intervención es significativamente inferior.
Además, se sabe que estos problemas de sueño tienen una negativa influencia en su conducta y aprendizaje. "Un óptimo tratamiento del sueño produce mejoría en los síntomas del TEA: interés comunicativo, conductas estereotipadas, intereses restrictivos, impulsividad-agresividad, calidad de vida familiar", ha aseverado Soto.
Tampoco es desdeñable el impacto de los trastornos del sueño en la epilepsia. En este punto, la doctora del Hospital Universitario La Fe (Valencia), Patricia Smeyers, ha explicado que el insomnio de conciliación y mantenimiento, así como la excesiva somnolencia diurna, son mucho más frecuentes en niños con epilepsia.
"Dos de cada tres crisis epilépticas en niños ocurren entre las 20.00 horas y las 8.00 horas de la mañana. Esta alta incidencia asociada al ritmo circadiano no es casual. Se estima que hasta el 18 por ciento de las crisis de epilepsia están directamente relacionadas con la privación del sueño y hasta un 30 por ciento con el estrés, y en muchas ocasiones estrés y falta de sueño van de la mano", ha añadido la doctora.
Así, según los expertos, se establece una relación bidireccional entre los trastornos del sueño y la epilepsia, caracterizada por la fragmentación del sueño, la disminución del umbral convulsivo y el incremento del riesgo de aparición de crisis. Todo ello provoca, entre otras alteraciones, somnolencia diurna, disminución de la memoria, reducción de la atención, deterioro del lenguaje, reducción del aprendizaje y alteración conductual.
Pero es que, incluso, los propios fármacos antiepilépticos tienen efectos negativos sobre la higiene del sueño: reducción de latencia del sueño y del sueño REM, menor eficiencia del sueño, terrores nocturnos, insomnio o empeoramiento del síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS). Ante esta situación, según ha aconsejado esta experta, se debe apostar por un tratamiento integral del sueño, es decir, interviniendo no solo en la fase de sueño sino también en la de vigilia.
HACIA EL ABORDAJE DE 24 HORAS
Para hacer frente a todos estos problemas, los neuropediatras cuentan con recursos básicos de higiene del sueño (evitar estímulos fuertes a última hora, reducir la exposición a la luz Y no utilizar dispositivos tecnológicos que emitan luz azul), así como con algunas recomendaciones prácticas de alimentación.
Y es que, la dieta adquiere un protagonismo esencial en la prevención y manejo de los trastornos del sueño en niños. "La ingesta de dulces y snacks, y más aún cuando se hacen a última hora del día, empeoran la calidad del sueño; por el contrario, el seguimiento de una dieta mediterránea favorece un sueño de mayor calidad", ha explicado la doctora Smeyers.
También ciertos complementos nutricionales, que aportan elementos naturales, pueden ser de gran ayuda en este ámbito. Entre ellos, el catedrático de la Universidad de Murcia y experto en cronobiología, Juan Antonio Madrid, ha destacado el papel de la melatonina y el triptófano.
"El triptófano es un importante regulador del sistema circadiano. Por ejemplo, el efecto anticonvulsivante de la dieta cetogénica (baja en hidratos de carbono) podría, al menos en parte, depender de los cambios que produce en el metabolismo del triptófano", ha dicho.
En la misma línea, y como ha subrayado la doctora Merino, hay estudios que demuestran que la ingesta de triptófano matutino mejora el estado de ánimo y la calidad del sueño. "En definitiva, el triptófano es esencial para la vida, sin él nos moriríamos y tiene una implicación esencial en el sueño. Además, no lo podemos sintetizar y lo debemos ingerir en la dieta o a través de complementos nutricionales", ha zanjado.
Infosalus
13/06/2019