Favorecer la conservación de la cigüeña blanca disminuyendo los daños que produce en los cascos históricos o edificios de valor patrimonial elevado de distintas poblaciones de la Ribera. Éste es el fin del proyecto de instalación de nidos artificiales para estas aves que se lleva a cabo durante estos días en distintos sotos fluviales de la zona sur de Navarra.

Con esta iniciativa, se intenta crear colonias de cigüeñas en zonas protegidas desde el punto de vista medioambiental de cara a que se puedan "trasladar" de los núcleos urbanos con elevada densidad de nidos.



Trabajadores de Tasubinsa



-empresa que trabaja por la atención e integración sociolaboral de las personas con discapacidad de Navarra- son los encargados de instalar estos nidos artificiales, de alrededor de 1,20 metros de diámetro cada uno. La citada empresa ha sido la adjudicataria del concurso que convocó con este fin el departamento de Desarrollo Rural y Medioambiente del Gobierno foral, promotor de este proyecto que realiza a través de Gestión Ambiental Viveros y Repoblaciones de Navarra. Está subvencionado por Obra Social de la Caixa.



En Tudela



La iniciativa incluye a localidades del sur de la Comunidad foral con elevada densidad de cigüeñas en las que se constata que producen daños sobre su patrimonio arquitectónico y que cuentan con áreas protegidas donde "trasladar" estas colonias de aves. Según el censo de 2009 de la asociación ecologista Gurelur, la Merindad de Tudela acoge 407 de las 813 parejas de cigüeñas que anidan en Navarra.

La instalación de nidos artificiales, que se inició en sotos de Cabanillas y Santacara, se desarrolla durante esta semana en Tudela. Cuatro trabajadores de Tasubinsa -dos con discapacidad (uno física y otro intelectual) acompañados por dos monitores- colocan ocho

nidos metálicos, de 1,20 metros de diámetro, en árboles situados en sotos de ambos márgenes del río. Los nidos se están instalando en la margen derecha del Ebro, junto a Ribotas, y en la izquierda, cerca de la empresa Papertech, ubicada a la entrada a la capital ribera desde Pamplona.

Ayudados por una máquina elevadora, acceden al árbol marcado previamente por Gestión Ambiental Viveros y Repoblaciones de Navarra -normalmente chopos- y tras podar algunas ramas colocan el nido, fijado con tornillos. Después lo cubren con ramas y vierten cal sobre el mismo para que la cigüeña crea que está utilizado. En algún caso, junto al nido se pone una cigüeña señuelo de escayola.

Ayer, se encontraban inmersos en esta tarea los trabajadores Adolfo Lacunza Olangua y José Ignacio Torres, y los monitores José Antonio Artoleta Sarries y Santos Zamora. Los tres primeros pertenecen a la planta de Tasubinsa de Pamplona y, el último, a la de la capital ribera. "En Pamplona y Elizondo tenemos una división de servicios. En Tudela no la teníamos y nos están formando para realizar actuaciones sobre medio ambiente", afirmó Juan Chivite, responsable de la planta de Tasubinsa de Tudela en la que trabajan 234 personas. Destacó el "buen criterio" del Gobierno foral con esta iniciativa. Sobre los resultados, dijo: "Conozco otros nidos puestos otros años, no por nosotros, que se han llegado a asentar".

Lacunza afirmó que lo más difícil de este trabajo es "realizarlo en altura y el peso de los nidos", y Torres dijo que este proyecto de trasladar nidos a sotos "es difícil, porque es el comienzo, pero se conseguirá".

http://www.diariodenavarra.es
23/03/2010