Existen multitud de diagnósticos relacionados con el retraso psicomotor, como el trastorno del espectro autista, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, el retraso cognitivo, los trastornos en el aprendizaje, las alteraciones sensoriales, la parálisis cerebral infantil, el retraso madurativo u otros síndromes, considerados raros, como el síndrome isodicéntrico 15 (IDIC) o el síndrome Dandy Walker.
El punto de partida del desarrollo psicomotor es el esquema corporal, es decir, la organización de las sensaciones relativas al propio cuerpo en relación con el entorno. Alrededor de los 2 años de vida, el niño inicia los primeros procesos de conocimiento y relación con el mundo que le rodea. Esta etapa es clave para su futuro, puesto que si hay privación de estímulos, sea por causa externa o por problemas en el sistema nervioso central, afectará a su desarrollo.
"En los últimos años hemos observado cambios evidentes en el control motor de los niños que acuden a nuestras clases, por lo que parece que la hipoterapia puede ser una terapia adecuada para la intervención del retraso psicomotor", cuenta Olivia del Rosario, una de las autoras del estudio Efectividad de la terapia ecuestre en niños con retraso psicomotor desarrollado por la Universidad Complutense, la Fundación Caballo Amigo y la Universidad Rey Juan Carlos.
"En lo que respecta a la calidad de vida, a pesar de que hemos detectado mejoras en muchos de los participantes, los resultados han sido discretos y no significativos, aunque estamos trabajando en un estudio de mayor calidad metodológica para poder avalar la terapia ecuestre con mayor nivel de evidencia clínica".
El Mundo
5/05/2016