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El costo de la sordera

Tecnología médica. Población mexicana con discapacidad auditiva demanda mayor cantidad de dispositivos médicos que le permitan habilitar el sentido del oído. Desde el nacimiento, las personas enfrentan factores de riesgo que podrían causar desde algún grado leve de hipoacusia hasta la sordera

Entre más edad se tenga, disminuyen las capacidades de las personas, entre ellas el oído, sentido que puede acelerar su deterioro si se expone a factores contaminantes como el ruido constante.

La amenaza de quedar sordos comienza desde el vientre materno, pues si mamá ingiere fármacos como algunos antibióticos o diuréticos, éstos pueden causar hipoacusia en el neonato, condición a la que también se llega ante la presencia de infecciones, entre ellas citomegalovirus, herpes y toxoplasmosis.

El Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) señala que en México existen entre ocho y diez millones de personas que tienen algún grado de sordera, población que al perder o carecer del sentido del oído requiere atención médica, asistencial y tecnológica.

Aunado a esto, y de acuerdo con el otorrinolaringólogo Mario Zernotti, la estadística mundial señala que uno o dos de cada mil recién nacidos vivos padecen hipoacusia. Si se toma en cuenta de que en México nacen dos millones, trescientos mil niños al año, esto quiere decir que anualmente hay en el país entre dos mil trescientos y cinco mil infantes con este problema.

Para ayudar a las personas con hipoacusia, la tecnología médica ha diseñado diferentes soluciones, entre ellas el implante coclear, dispositivo que al estimular las células de la audición le permite al paciente habilitar el sentido del oído. En México, los niños menores a cinco años que en el tamiz neonatal auditivo son detectados con hipoacusia, tienen acceso al implante coclear a través del Seguro Popular de la Secretaría de Salud, la desventaja es que de los dos mil trescientos a cinco mil niños que lo requieren, hasta el momento sólo se han colocado quinientos dispositivos.

En el país, el costo del implante coclear está en un rango de cuatrocientos a seiscientos mil pesos, cifra que el doctor Mario Zernotti vislumbra como menor si se compara con los gastos de dinero, tiempo y esfuerzo que demanda un niño que no puede escuchar. “Hay que auxiliarlo con alguien que le enseñe a la familia a comunicarse a través de un código de señas, habrá que buscar una escuela especial y enfrentar distintos obstáculos como éstos”, apuntó.

Oír un mundo nuevo. Quienes gozan del sentido del oído pasan por alto la serie de procesos que se lleva a cabo desde que se emite el estímulo sonoro hasta que éste es decodificado por la corteza cerebral. Para ilustrar se utilizará el ejemplo de una pieza musical, vibraciones que viajan en el aire para ser recibidas por la coclea, estructura del oído que las transforma en impulsos eléctricos para enviarlas a través del nervio auditivo hasta el cerebro. Cabe destacar que la coclea es una estructura con forma de caracol que está formada por unas células llamadas ciliadas y que el grado de hipoacusia o sordera dependerá del estado de destrucción en el que se encuentre.

“Cuando el daño está en la coclea, lo que hace el implante es puentear, es decir, una vez que el sonido llega hasta el caracol, el dispositivo médico lo manda directamente al nervio auditivo saltándose a las células ciliadas muertas, una vez superado el obstáculo, impregna a la corteza cerebral con la información acústica”, comenta el doctor Zernotti, quien es Profesor Titular de Otorrinolaringología en la Universidad Católica de Córdoba, Argentina.

Agregó que además del implante coclear, las ciencias médicas están en fase experimental de otras alternativas como el tratamiento con células madre para revertir la hipoacusia, así como la terapia genética y la neurotrofina, opciones para las que será muy importante que la coclea preserve la mayor cantidad posible de células cicliadas.

En relación al dispositivo coclear, el especialista comentó que este instrumento debe ser lo más amigable posible con el oído para no destruir los restos que queden de la coclea, pues al momento de colocar el aparato, de manera inevitable se desbaratan varias células ciliadas, y si después se quiere retirar la coclea artificial, habrá otra población celular afectada.

“Las nuevas alternativas para revertir la hipoacusia ya existen y si no cuidamos las células ciliadas existentes en el oído del paciente, entonces le vamos a quitar la posibilidad de que pueda escuchar, pues quizás un tratamiento con células madre reconstruirá la coclea pero será a partir de las células que queden”, indicó Zernotti quien también es Profesor Titular de Otología en la Universidad Nacional de Córdoba.

El especialista comentó que de manera directa y como asesor, ha participado en poco más de mil implantes cocleares tanto en su país como en México a través de instituciones como el Instituto Mexicano del Seguro Social, recalcó que el modelo de implante coclear que él sugiere a sus pacientes es el que más respeta la cantidad de células ciliadas existentes.

“Dejar a un niño sin la posibilidad de escuchar es condicionarlo a retardo neurológico, así como también su desarrollo cognitivo será menor; no tendrá progresos en el colegio y por lo general son menores que se aíslan o son agresivos porque no se pueden comunicar, hechos que son una condición desfavorable para esta población”, concluyó el especialista.

Cronica
23/07/2018

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