El waiting mode no es un término clínico oficial, sino un concepto divulgativo utilizado para facilitar la comprensión de este fenómeno, que funciona como un mecanismo de protección frente a una sobrecarga de estímulos, frustración prolongada o problemas no resueltos
Con motivo del Día Mundial del Trastorno por Déficit de Atención (TDA) e Hiperactividad (TDAH), que se celebra el 13 de julio, expertos de la UOC analizan el fenómeno del waiting mode, una desconexión atencional involuntaria, una especie de "modo pausa" o stand-by al que se entra sin intención consciente, explica Sylvie Pérez, psicopedagoga y profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC.
El fenómeno no se limita exclusivamente a niños con TDA y TDAH, aunque estos perfiles, así como los niños con TEA (trastorno del espectro autista), dislexia, dificultades de aprendizaje diversas, déficits en funciones ejecutivas, historial de fracaso escolar o alta sensibilidad al fracaso, son los más vulnerables.
"En el waiting mode se produce un agotamiento de los recursos cognitivos, y eso hace que entremos en este modo, como si se sobrecargara el sistema, por lo que se para y deja de recibir información hasta que se vuelve a conectar"
El waiting mode no es un término clínico oficial, sino un concepto divulgativo utilizado para facilitar la comprensión de este fenómeno, que funciona como un mecanismo de protección frente a una sobrecarga de estímulos, frustración prolongada o problemas no resueltos, es decir, cuando se agotan los recursos cognitivos.
Los principales mecanismos que lo explican son, según Pérez, una sobrecarga cognitiva o atencional, desajustada a la capacidad del niño para manejarla; una indefensión aprendida, es decir, anticipar el fracaso y dejar de esforzarse; una respuesta al desbordamiento emocional o sensación de juicio, donde se activa la amígdala y se entra en "modo supervivencia", inhibiendo funciones ejecutivas, o una falta de motivación, en la que, al no percibir posibilidad de éxito, los circuitos de recompensa dopaminérgicos dejan de activarse.
"En el waiting mode se produce un agotamiento de los recursos cognitivos, y eso hace que entremos en este modo, como si se sobrecargara el sistema, por lo que se para y deja de recibir información hasta que se vuelve a conectar", explica la experta de la UOC.
CÓMO SABER SI EL MENOR HA NETRADO EN WAITING MODE
"El niño o el menor está físicamente, pero mentalmente está fuera del grupo", explica Pérez al describir este estado, y analiza los comportamientos más característicos según las condiciones del desarrollo y del aprendizaje cognitivo (CDAC), ya que, aparte del TDAH, también se ha identificado en el autismo o en la dislexia.
"Al no generarse las condiciones para que se produzca un aprendizaje real, el niño o adolescente activa el waiting mode como mecanismo de autoprotección, en el que se desconecta hasta que pueda dar una respuesta positiva"
Estos niños no son disruptivos, aclara la experta, no interrumpen ni molestan, sino que se quedan callados, en modo pasivo, sin pedir ayuda. El perfil típico es el del niño "no atento" que puede permanecer así mucho tiempo sin que se note.
Ejemplo de un alumno con TDA: aunque participe activamente, puede perder el hilo y no lograr organizarse mentalmente, lo que le lleva a entrar en waiting mode. Se queda en espera, callado, sin poder avanzar si nadie le guía explícitamente.
Ejemplo de un alumno con dislexia u otra dificultad de aprendizaje: si la actividad implica leer, puede desconectarse como mecanismo de autoprotección (mirar por la ventana, hacer garabatos), esperando a que acabe la tarea, a que alguien le ayude o simplemente a que pase el tiempo. Existen estudios recientes en universidades italianas que revelan cómo los niños con dislexia presentan un déficit específico en la inhibición de retorno (IOR), un mecanismo clave para desconectar la atención visual.
En el caso del autismo, ocurre algo similar: los niños con dificultades en funciones ejecutivas necesitan una señal explícita para empezar (como un "semáforo verde"), y, si no la reciben, permanecen en espera constantemente.
¿QUÉ ES Y CÓMO SE DESENCADENA?
Sylvie Pérez hace hincapié en recordar las malinterpretaciones de este fenómeno. No es una muestra de vagancia ni de falta de interés del niño, ni una forma de resistencia pasiva, dado que no es voluntario. Se trata de una respuesta de autoprotección ante la imposibilidad de abordar una tarea, por falta de condiciones que permitan un aprendizaje significativo.
El niño entra en suspenso hasta que pueda recibir ayuda o entender cómo avanzar, ya sea por intervención externa o por generar las condiciones adecuadas. Es crucial no culpabilizar a los alumnos, ya que el fenómeno responde a factores atencionales, emocionales o motivacionales.
Comprender esta dinámica permite transformar las prácticas educativas para acompañar mejor a los alumnos y ayudarlos a salir de ese bloqueo. "Al no generarse las condiciones para que se produzca un aprendizaje real, el niño o adolescente activa el waiting mode como mecanismo de autoprotección, en el que se desconecta hasta que pueda dar una respuesta positiva", explica Pérez.
La experta resume cuatro factores que pueden provocar esta desconexión en los menores:
• Déficits en funciones ejecutivas, frecuentes en niños con trastornos del neurodesarrollo o CDAC (condiciones del desarrollo y del aprendizaje cognitivo), como el TDAH, el autismo o dificultades de aprendizaje.
• Disfunción en los sistemas de recompensa tras experiencias repetidas de fracaso, lo que reduce la tolerancia a recompensas lentas o difíciles de alcanzar.
• Dificultades de organización vinculadas a la atención y a las funciones ejecutivas.
• Alta sensibilidad al fracaso y a la comparación, que conduce a estrategias de evitación.
La intervención debe atender estos mecanismos para romper el bloqueo sin estigmatizar. "A menudo se trata de niños muy sensibles al fracaso o a la comparación con los demás, por lo que recurren a autoprotegerse y a la evitación", explica la psicopedagoga.
Estas desconexiones, a menudo invisibles, deben interpretarse como un desajuste entre las demandas del entorno y las capacidades del alumno, no como fallos individuales
Una investigación de la Universidad de Oregón sobre distracción y mind-wandering en entornos escolares señala que los estudiantes con TDAH se desconectan de forma pasiva y no disruptiva debido a la sobrecarga cognitiva, baja motivación, escasa autorregulación y falta de estructura. Estas desconexiones, a menudo invisibles, deben interpretarse como un desajuste entre las demandas del entorno y las capacidades del alumno, no como fallos individuales.
Durante el verano, la falta de estructura, el exceso de estímulos y la presencia de personas desconocidas en entornos como campamentos, colonias o vacaciones familiares pueden favorecer el waiting mode. Niños y adolescentes con TDA, TDAH, autismo u otras dificultades se ven sobreestimulados por los cambios de rutina y las nuevas instrucciones, lo que dificulta su adaptación.
Como respuesta, se aíslan sin molestar, permanecen pasivos, sin implicarse, o cerca de figuras de confianza. Este estado no equivale a apatía o aburrimiento, sino a una pausa en espera de una señal clara para implicarse. Crear cierta rutina dentro de la flexibilidad estival puede ayudar a reducir esta desregulación.
Sylvie Pérez subraya que no siempre es necesario intervenir: si el niño entra brevemente en waiting mode pero logra reconectarse solo, conviene respetar ese proceso de autorregulación. La intervención es necesaria cuando el bloqueo persiste y el niño no avanza. Las señales de alerta son: no inicia tareas, se dispersa, actúa por inercia, no molesta, pero tampoco participa ni aprende.
Ante estos casos, conviene dar una instrucción clara y concreta, en pasos pequeños y secuenciales, que rompa la pasividad: "empieza por esto", "escribe la primera frase y luego seguimos". También puede ayudar asignar una responsabilidad sencilla, ofrecer opciones ("¿por dónde quieres empezar?", "¿lo hacemos juntos?") o introducir pausas con propósito ("ve a buscar tal cosa y seguimos").
Las señales de alerta son: no inicia tareas, se dispersa, actúa por inercia, no molesta, pero tampoco participa ni aprende
Para reducir la carga cognitiva, se recomienda fraccionar tareas, usar apoyos visuales o materiales manipulativos y evitar la sobreexposición, especialmente si hablar en público resulta bloqueante. Partir del interés del niño es clave para reconectarlo.
La intervención debe combinar estructura y atención emocional: anticipar, valorar al niño, no solo su rendimiento, y evitar juicios. Pérez insta también a transformar los entornos para que sean inclusivos: "Lo que tenemos que cambiar son los entornos y volverlos cada vez más inclusivos, ya que lo que beneficia a uno beneficia a todos". Los expertos abogan por rediseñar los entornos educativos para que sean más inclusivos, flexibles y sensibles a la diversidad neurocognitiva, incorporando estrategias como la reducción de la carga cognitiva, el uso de apoyos visuales y una atención más personalizada a las señales de desconexión.
Alicia Fernández
ConSalud.es
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10/07/2025