Mercedes Mayorga aterrizó en Aspas (Asociación Provincial de Padres y Amigos del Sordo) en 1995 cuando a su hijo, tras un año y medio de vida, le diagnosticaron una hipocusia severa bilateral. Entonces Mercedes se interesó por esta organización de la que reconoce "me gustó mucho su filosofía". Desde ese momento su objetivo traspasó el compromiso personal y que como madre tiene con su hijo para involucrarse en el apoyo a otros niños con deficiencias auditivas y las familias de éstos que acudían a la asociación. En la actualidad, Mercedes es la gerente de Aspas, y trabaja, junto a logopedas y personal encargado de la gestión y el apoyo curricular, en la sede que esta organización sin ánimo de lucro tiene en la calle Pedro Pecador.

Aspas nace en 1975 "por las necesidades que sentimos los padres con los hijos que tienen una minusvalía", aclara Mayorga. Su método de actuación se basa en la asistencia a todos los niños de la provincia con necesidad de rehabilitación logopédica de audición y lenguaje. Un sistema, el oralista, que la gerente de Aspas destaca "no descarta el lenguaje de signos" pero sí entiende que es a través de la lengua oral como las personas con esta discapacidad pueden gozar de una vida en sociedad más completa y una mayor autonomía.

Antes de llegar al proceso de rehabilitación, para Aspas el reto fue en un primer momento la implantación en los hospitales de Sevilla y Andalucía del Screening Auditivo Universal, una prueba simple que se le practica a los neonatos para detectar disfunciones en la audición. Y es que "cuanto antes se detecte la sordera antes podremos actuar", explica Mayorga que en el caso de su hijo el diagnóstico se retrasó un año y medio.

Convencidos de que la actuación precoz es la mejor solución para evitar que los problemas se agraven, la asociación cuenta con un Programa de Atención Infantil Temprana (de 0 a 4 años), financiado por la Consejería de Salud, donde se trabaja con la estimulación auditiva y logopédica.

El objetivo final siempre es el desarrollo global de la persona y su integración en la sociedad, por lo que el trabajo en los primeros años de vida es fundamental para iniciar y profundizar en la rehabilitación.

Financiado en este caso por el Ministerio de Trabajo, el de Asuntos Sociales y la Fundación ONCE, el Servicio de Atención y Apoyo a Familias es otro de los programas que lleva a cabo la organización. Una guía importante para las familias que acaban de recibir el diagnóstico donde se les orienta sobre los pasos a seguir desde el momento que entran en contacto con Aspas, los hospitales a los que acudir, los audioprotésicos y sobre el servicio de atención temprana.

Una vez el menor llega a la escuela, el apoyo curricular es fundamental para continuar en la línea de trabajo. "Un niño con esta discapacidad necesita más tiempo que el resto para llegar al mismo nivel. Por ello, martes y jueves en nuestra sede les impartimos clases de apoyo, sobre todo de Matemáticas y Lengua, para que no pierdan el ritmo de la clase", dice la gerente.

La asociación cuenta con 120 socios que durante el año organizan actividades como las Escuelas de Padres, donde éstos plantean sus dudas y, una vez al año, promovido por la Federación Andaluza, Encuentros de Familias, donde se intercambian experiencias.

A pesar de las atenciones prestadas por Aspas, lo cierto es que los padres siguen encontrando dificultades ya que, en palabras de Mayorga, "no sólo tenemos que enfrentarnos a esta situación como padres, sino que además tenemos que hacerlo con la singularidad de que nuestros hijos son sordos". A ello, se suma la desprotección que tienen los socios por apostar por la lengua oral como método de rehabilitación e integración, ahora más olvidada por el gran impulso del lenguaje de signos.

Una puerta abierta más a la integración, piensan en Aspas, "que les hace más autónomos al no tener que depender de los intérpretes y les permite intervenir en las conversaciones de los oyentes", añade Mayorga, quien concluye con un llamamiento: "Todos debemos poner algo de nuestra parte. Desde el profesor en el aula que tiene que ser consciente de que tiene un alumno sordo, pasando por la sensibilización y toma de medidas, hasta la labor de vocalizar de forma correcta o hablar a la velocidad adecuada cuando nos dirigimos a alguien con deficiencia auditiva".

Diario de Sevilla
6/05/2008