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Un tabú que todavía persiste: la vida íntima de los discapacitados

Pese al exhibicionismo reinante, hay temas que aún son arduos de abordar. ¿Qué pasa con la vida afectiva y la sexualidad de las personas con discapacidad? El silencio de la sociedad, y a veces de las propias familias, es tal que ocurre lo de siempre: el tema tabú se contamina de mitos y malos entendidos."Hubo cambios con respecto a las personas discapacitadas. De a poco se han incorporado al mundo laboral y a la educación, pero es como si existiera una imposibilidad para relacionar a las personas discapacitadas con el placer y el tiempo libre. No es casualidad, porque son situaciones que tienen que ver con elecciones y preferencias, y todavía se ve a las personas discapacitadas desde la limitación, de manera reduccionista", explica Liliana Pantano, socióloga e investigadora de Conicet.

"A veces son las mismas familias las que ven a las personas con discapacidad como niños eternos. Hay que desmitificar el tema, que sigue siendo tabú. Hablamos de trabajo, de educación, pero de sexo no. Y el primer paso hay que darlo con las familias, que son las que brindan autonomía y ayudan a elevar la autoestima", dice Luis Rodríguez, psicólogo y director de la Asociación Amar. La organización la formó en 1974 un grupo de padres de chicos con discapacidad intelectual. Tienen un Hogar y un Centro de Día, una Escuela de Tango y un programa de apoyo y orientación familiar.Para Patricia Goddard –pediatra del hospital Alemán, coordinadora del Equipo Interdisciplinario para la Atención de Niños y Adolescentes con Síndrome de Down y asesora de la Asociación Amar–, "hay que tener una mirada normalizadora y no patológica ante este tema. Las personas con discapacidades tienen derecho a vivir su vida afectiva. Tienen proyectos y deseos. La vida afectiva y la sexualidad, entendida en sentido amplio, se manifiesta de la misma manera en todas las personas, a través de la necesidad. La mayor dificultad para las personas con discapacidad es la mirada de los otros".

Pantano habla de una suerte de discriminación cariñosa, pero discriminación al fin: "No se ve a las personas con discapacidad como personas integrales que tienen un montón de necesidades básicas como cualquier otra persona. Hay sobreprotección, que tiene que ver con el temor a que la persona sufra o salga herida de ciertas situaciones". Rodríguez es terminante: "Es obligatorio que las familias reflexionen sobre el tema. Las personas con discapacidad no son plantas. Pero hay que ayudarlos. Y no confundir. A veces ellos hablan de novios y se refieren a quien les hace compañía, y somos nosotros los que teñimos el tema con otra cosa". Esa otra cosa es la genitalidad: hay personas con discapacidades muy severas que tienen accesos limitados a la genitalidad. Las personas con Síndrome de Down pueden tener relaciones sexuales, y las tienen. Los varones no son fértiles. Las mujeres sí, y si quedan embarazadas tienen un 50% de probabilidad de tener un bebé con Síndrome de Down

El Clarin
25/09/2008

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