El Hospital Universitario de Valme ha aplicado en los últimos cinco años a 16.500 bebés el Programa de Detección Precoz de la Hipoacusia (sordera) Infantil con el fin de detectar posibles déficit auditivos en los recién nacidos e iniciar el tratamiento y la rehabilitación "lo antes posible".

En una nota, la Delegación en Sevilla de la Consejería de Salud ha recordado que el de Valme fue un centro pionero en ofertar este programa a los recién nacidos para "favorecer su abordaje inmediato con un tratamiento precoz que minimice las repercusiones en el desarrollo del niño"

Los resultados de este programa reflejan que hay una incidencia de detección de hipoacusia severa o profunda de dos de cada 1.000 recién nacidos.

El procedimiento para detectar la hipoacusia es "sencillo e indoloro", no ocasiona ningún tipo de molestia al niño y consiste en la emisión de un sonido a través de un auricular que se coloca en el oído del bebé.

Así, se realizan tres pruebas en sendas fases, una antes alta del recién nacido y, en los casos de niños prematuros, a aquellos que tienen un peso superior a dos kilogramos.

Antes del segundo mes de vida, el niño acudirá a otro control ya citado en consulta.

Seguidamente, y sólo si el resultado continúa siendo anormal, el pequeño pasa por una tercera consulta antes del sexto mes de vida.

Tras esta última exploración se confirma la existencia o no de hipoacusia e inmediatamente se aplican las pautas de tratamiento adecuado para paliar el déficit auditivo como audífono, implantes cocleares o rehabilitación, entre otras medidas.

Los indicadores de riesgo para esta patología son, según describió, antecedentes de sordera en familiares, infecciones perinatales como la rubéola, alteraciones craneofaciales, bajo peso al nacimiento -menos de 1,5 kilogramos-, meningitis bacteriana, medicación ototóxica durante más de cinco días, así como padecer algún síndrome de sordera, asfixia severa o necesitar ventilación prolongada en el momento del nacimiento.

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12/09/2009