El Auditori de Torrent acogió el pasado fin de semana una pasarela especial, la «Pasarela Alma», en la que desfilaron Eugeni o Raquel, que sufren parálisis cerebral. La idea nació en el seno de la Fundación Aixec. El objetivo, explica Pilar Salort, «dignificar la discapacidad». «Sus chicos» también tuvieron su «momento de arte» sobre el escenario. Moments Art colabora con esta fundación.



¿Cómo nació Moments Art?

Yo trabajaba con asociaciones, con los talleres habituales, aburridos, como voluntario. Quisimos arriesgar. Empezamos con ocho alumnos y nadie creyó en nosotros. Hoy tenemos ochenta y la gente de la profesión nos respeta y la Conselleria de Bienestar Social nos tiene como centro.

¿Les financia?

Muy poco. Somos el hermano pobre.

¿Odia la palabra «discapacidad»?

No me gusta nada. Ni integración, suena a ciencia ficción, a arma láser. Huimos de los conceptos convencionales, de la caridad. Esto es una escuela de formación sin etiquetas; la discapacidad es la anécdota. No buscamos la emoción blanda y fácil, que se emocionen por la obra, por la actuación, pero no por la silla, que aplaudan si lo hacemos bien, pero, si no, que nos critiquen hasta la muerte.

En sus compañías conviven personas con y sin discapacidad. ¿Cómo funciona?

Hay una química especial.

¿Sus alumnos quieren dedicarse profesionalmente al teatro, lo logran?

Sí, ya hay actores y bailarines con discapacidad que forman parte del elenco de algunas compañías.

¿Es distinto trabajar con ellos?

Es igual. La clave está en conocer sus limitaciones y explotar sus posibilidades. Si tengo que pegar un grito, lo pego. A mí me encanta que haya gordos, calvos, otras estéticas. Mis bailarinas no son las típicas con su tutú. No son como las esculturas griegas, mis bailarinas con parálisis cerebral son como las esculturas de Julio González.

¿Qué reciben ellos y qué recibe usted?

Trabajamos mucho la psicomotricidad, que es importante en el día a día. Desde que entran aquí tienen que valerse por ellos mismos, vestirse y desvestirse. Y nosotros aprendemos de ellos a escuchar, a abrazar...

¿Y las familias, los padres?

Hay gente que, cuando ha visto a su hijo sobre un escenario, es cuando ha empezado a conocerlo. Hay mucho desconocimiento de las artes en la discapacidad. Ahora, gracias a compañías como la nuestra, a películas como Yo, también, empieza a verse, pero el arte y la discapacidad están vinculados desde el principio de la humanidad.

¿...?

Tenemos una pintura rupestre que representa a un hombre con muletas. Mozart sufría síndrome de Williams; Beethoven era sordo; Homero, probablemente, ciego... Tenemos a Frida Kahlo, el gusto de Velázquez por la acondroplasia, Mattisse o Renoir padecían retinosis pigmentaria...

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15/01/2010