A sus 33 años, el puertorriqueño Juan Correa Vargas ha sobrepasado todas las expectativas posibles de un persona con síndrome de Down.

Juan ha logrado convertirse en el primer paciente con este síndrome en el mundo que graba una producción discográfica como solista del popular instrumento puertorriqueño cuatro.

"Me emocioné y comencé a llorar", recuerda Juanito, como cariñosamente le llaman sus allegados, al describir el momento en que sostuvo el disco compacto en sus manos.

Juanito toca música de cuatro, un tipo de guitarra de 10 cuerdas muy popular en Puerto Rico. Además, domina la percusión por medio del güiro, otro instrumento que muestra el virtuosismo de la música autóctona de la isla.

Su producción discográfica se titula "Rompiendo Barreras", en alusión a los obstáculos físicos y sociales que, por su enfermedad, ha tenido que derrumbar para lograr el dominio de la música y la admiración del público.

Juanito tiene a sus espaldas 14 años de trayectoria musical que lo han llevado de gira por el mundo.

Recuerda cada país que ha visitado: Italia, Venezuela, Turquía, Egipto, España, Marruecos. En Australia, recibió el premio Estrella Mundial por su aportación a las artes durante el Congreso Mundial de Síndrome de Down celebrado en el año 2000.

Su profesor musical Jorge Camacho lo describe como disciplinado, certero y de gran talento y amor por la música.

"Juan tiene un nivel bien sorprendente. Los que lo ven tocando el güiro, tanto como el cuatro, siempre se impactan. Se ha convertido en uno de los mejores tocadores de güiro en la isla", aseguró Camacho, fundador de la Rondalla de Niños de Puerto Rico, ubicada en la ciudad de Humacao al sureste de la Isla.

Con su hablar limitado, Juanito explicó que la música del cuatro y el güiro le gustan porque le hace sentirse feliz.

De hecho, a pesar de que domina casi a la perfección estos instrumentos, dedica tres horas diarias a practicar y mejorar la técnica.

"Juan comenzó a estudiar el cuatro puertorriqueño y a los pocos meses, ya estaba tocando. Él también tocaba el güiro, pero aquí lo perfeccionamos", explicó Camacho.

Según su profesor, la música le devolvió la vida a Juanito cuando tenía 19 años.

"Vino a nuestra escuela hace 14 años, y recuerdo que en ese primer día de clases, le di unas instrucciones. Su madre comenzó a llorar, y le pregunté que le pasaba, por qué estaba llorando. Ella me dijo que era la primera vez que su hijo seguía instrucciones", recordó Camacho.

Asimismo, explicó que Juanito cambió su manera de interactuar con el público y sus compañeros, quienes los ven como una persona especial, no por su condición de síndrome de Down, pero por su deseo de superación y nivel de espiritualidad.

Siempre acompañado por su eterna sonrisa, Juanito se ha ganado el cariño y la admiración de muchos por su talento a la hora de tocar el cuatro y el güiro puertorriqueño.

Camacho ha sido testigo de la acogida del público.

"Juan ha sido una motivación para muchos niños que piensan que la música es difícil de aprender", aseguró.

De hecho, como Juan, hay otros estudiantes que pertenecen a la primera Rondalla Especial, compuesta por niños y adultos que padecen de condiciones como síndrome de Down, autismo, déficit de atención y ceguera.

"Comenzamos a trabajar con estos jóvenes y nos dimos cuenta de que ellos también tenían la capacidad de aprender a tocar. A tal punto que ya tenemos tres jóvenes con síndrome de Down que han grabado discos compactos", señaló el profesor de música.

Las personas con síndrome de Down presentan problemas de aprendizaje, pero esto no fue un impedimento para Juanito.

Según su maestro, por medio de la música se desarrollan las destrezas de memorización, creatividad, concentración y pensamiento, lo que abre muchas nuevas oportunidades para pacientes con diferentes deficiencias puedan mostrar su capacidad artística.

EFE
27/08/2010