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Sordera: un obstáculo menos.

sorteando todo tipo de obstáculos comunicacionales. Acciones tan sencillas como explicarle a un médico los síntomas, hacer un trámite en cualquier oficina pública o reunirse con la maestra de sus hijos, pueden resultar tan complejas y extenuantes como hacerse entender en un idioma extranjero.



Es más, posiblemente muchos de ellos ni siquiera llegarán a comprender esta nota. No se trata de que no sepan leer, ni mucho menos. Es simplemente que se comunican en un idioma propio: la lengua de señas uruguaya, que se define como icónica, oral y tridimensional. Que no es español y que no tiene una versión escrita. Las personas sordas aprenden castellano como segunda lengua.



De ahí que muchas veces precisen de los servicios de un intérprete, que si bien no es lo mismo que un traductor, se parecen en el hecho de que ambos son mediadores en una comunicación.



En Uruguay hay 70 intérpretes para aproximadamente 30.000 personas sordas, de los cuales sólo dos trabajan en el Interior. Éstos números son a las claras insuficientes. Más aún cuando la Ley N° 17.378 -de julio de 2001, que reconoce la lengua de señas uruguaya como "lengua natural de las personas sordas y de sus comunidades en todo el territorio de la República"- establece que el Estado deberá asegurarle al sordo un servicio de intérprete para "cualquier instancia en que no puedan quedar dudas de contenido en la comunicación que deba establecerse". Comprender cabalmente una orden médica o poder explicar los síntomas de una enfermedad son sólo dos ejemplos de este tipo de instancias. Pero como suele suceder, del texto al hecho, hay un trecho.



Sin embargo, octubre llega con buenas noticias para la comunidad sorda uruguaya. En pocos días Antel lanzará un nuevo servicio que acortará la brecha entre el mundo oyente y el mundo sordo: el Centro de Intérpretes Virtuales (CIV), que estará disponible sin costo en sus locales de todo el país, en los hospitales Maciel y Pereira Rossell, y en el Programa Nacional de la Discapacidad de Mides.



on line. Supongamos que un padre sordo lleva a su hijo pequeño al hospital. En lugar de intentar comunicarse con gestos como hasta ahora, el padre explicará los síntomas en lengua de señas a la intérprete virtual a través de una computadora con cámara web conectada a Internet. Será la mediadora la que indicará al médico la situación y la que convertirá a lengua de señas el tratamiento recomendado. De este modo se acabarán los frecuentes cortocircuitos lingüísticos que suceden en situaciones como esta.



Este proyecto se gestó en las entrañas del ente estatal, más precisamente en el Servicio de Educación, donde se capacita al personal que se desempeña en la Torre de las Telecomunicaciones, entre los cuales hay varias personas sordas.



La idea de contar con una intérprete en línea fue presentada en un concurso de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) y resultó ganadora. Como resultado, Antel obtuvo los US$ 19.000 necesarios para empezar a poner en práctica el proyecto.



Este mes comienza la etapa de prueba en la que se evaluará no sólo la cantidad de comunicaciones que se realizan por esta vía, sino la calidad: "Con este tipo de servicio innovadores tenemos que ver si resulta fácil de usar para todos: intérprete, oyente y, sobre todo, las personas sordas", explica la ingeniera Carolina Cosse, presidenta de Antel.



Si el formato funciona, se ampliará a otras áreas. "Consideramos que tiene potencial para derivarlo a servicios de educación y también para ofrecerlo (comercialización mediante) a agentes privados, como sociedades médicas, servicios profesionales, etc.", explica la jerarca.



Del éxito del proyecto dependerá también que en el futuro los discapacitados auditivos puedan acceder a una intérprete desde sus domicilios particulares.



"Para la comunidad es un servicio absolutamente indispensable con el que soñábamos desde hace mucho tiempo. Hoy la tecnología permite que se haga. Las personas sordas están muy contentas con la idea del proyecto", comenta Silvia Areosa, coordinadora de intérpretes del Centro de Investigación y Desarrollo para la Persona Sorda (Cinde).



docencia. Ese centro brinda la formación profesional de las intérpretes -expresado en femenino porque sólo hay dos hombres titulados-, carrera de cinco años de duración. Desde 2009 existe una tecnicatura en la Facultad de Humanidades, pero para ingresar se exige un mínimo de formación que sólo se obtiene en Cinde. En opinión de Areosa, la cantidad de intérpretes debería triplicarse para poder atender a una demanda cada vez más frecuente. O lo que sería aún mejor: contar con maestros y profesores con conocimientos en lengua de señas uruguaya. "Todavía estamos lejos de eso", reconoce Areosa.



Un dato curioso a propósito de la formación de las personas sordas: hasta hace 30 años, las escuelas especiales eran únicamente oralistas. "Había que enseñarles a hablar y se castigaba el uso de la lengua de señas", explica Areosa. De ahí que muchos adultos sordos tengan un manejo precario de esta lengua. Por otra parte, éstos tampoco tuvieron la posibilidad de integrarse a secundaria, UTU o facultad, ya que no existía la exigencia de brindar servicio de intérprete en instancias educativas y sólo tenían garantizada la formación primaria. "Sólo algunos con mucho apoyo familiar pudieron hacerlo", señala.



La lectura labial, propia de aquella tradición oral, tiene a su vez sus dificultades intrínsecas. "En una conversación de uno a uno, la persona pierde el 30% de la información. Si la charla es entre tres o cuatro, se pierde mucho más", ilustra Areosa, quien además aclara que leer los labios no es condición sine qua non de la sordera.



Aunque resulte extraño, tanto Areosa como otras intérpretes consultadas sostienen que la mayoría de los padres de niños sordos no manejan la lengua de señas. Al parecer existe resistencia a aprenderla y cierta inclinación a hacer que sus hijos se comuniquen hablando. A tales extremos se llega, a veces, que Areosa cuenta haber recibido pedidos de interpretación personal entre padre oyente e hijo sordo para explicar asuntos vinculados al funcionamiento de la casa.



Las personas sordas son cada vez más autónomas, entre otras cosas gracias a la tecnología, que ofrece nuevas formas de comunicación como se proponen con CIV. Pero en lo que insisten quienes trabajan con la comunidad es en la necesidad de que los oyentes comprendan que el sordo no sólo no oye, sino que además se comunica con un lenguaje propio.



Leen y escriben en forma distinta a oyentes

Cada país tiene su propia lengua de señas, de ahí que el título de intérprete sólo tenga validez dentro de cada frontera. Esto tiene que ver con el hecho de que se trata de una lengua icónica representativa de la realidad.



En Uruguay por ejemplo, la seña de "casa" representa la imagen de un techo a dos aguas porque así se construye en estas tierras, pero es diferente en Asia o en África.



Aún así, y según explica una intérprete, la lengua de señas uruguaya no se parece en nada con la argentina, donde se habla un español muy similar, y sí se asemeja a la utilizada en Francia o Estados Unidos. Esto va en línea con el hecho de que la lengua de señas no es una traducción del español, sino un idioma diferente.



También existe una lengua de señas internacionales, pero es poco utilizada masivamente por las comunidades locales. Quienes la usan son en general personas sordas muy destacadas en los estudios o viajeros frecuentes.



La mayoría de las palabras abstractas también tienen su seña. Cuando no la tienen, la intérprete debe primero deletrearla. "Lo cual sigue sin significar nada más que un conjunto de letras", ilustra la fuente. Luego se procede a explicarlas en base a otras señas.



La estructura de esta lengua también es diferente a la gramática española. Por ejemplo, la frase: "esta tarde voy a ir a la casa de mi abuela" se interpreta como "Abuela hoy va de tarde".



Por eso a veces no es exitosa la comunicación escrita entre un sordo y un oyente. Por eso también las personas sordas no siempre comprenden un texto. "Algún sordo podrá entender una novela, pero la mayoría no", explica la misma intérprete consultada.



"Existen dificultades en la lectura, no todos acceden a ella", señala Silvia Areosa, coordinadora de intérpretes del Centro de Investigación y Desarrollo de la Persona Sorda.



"Por eso apuntamos a que todo sea traducido, para que la persona sorda tenga un entendimiento cabal. Por eso pedimos que en situaciones de riesgo, cuando se está firmando un conforme por alguna cuestión legal por ejemplo, que el texto sea interpretado. Sólo así sabe qué se está firmando", agrega.



Intendencia creará un Manual de Trámites

La comuna capitalina está interesada en convertirse en una terminal más del Centro de Intérpretes Virtuales (CIV) y así lo está gestionando, dijo Federico Lezama, director de la Secretaría de Gestión Social para la Discapacidad de la IM.



También planifica la incorporación de un intérprete de señas como un servicio de accesibilidad y trabaja en la creación de una Manual de Trámites de la IM, especial para personas sordas y en formato audiovisual.



Actualmente está abierto un llamado para la capacitación de jóvenes sordos en la realización de murales, en convenio con la Asociación de Plásticos del Uruguay. Los talleres se realizarán los días 9 y 16 de octubre. Asimismo está en curso un taller de teatro para sordos que lleva adelante la Comedia Nacional, intérprete mediante.

http://www.elpais.com.uy
13/10/2010

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