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La Zooterapia es un buen tratamiento.

Aunque los expertos reconocen los beneficios que se logran en las terapias con animales, aclaran que no es una técnica curativa.

Es una metodología complementaria a los tratamientos. Sirve, esencialmente, para mejorar la calidad de vida de las personas.

"Es un mecanismo de ayuda en un tratamiento integral. Por eso, quien reciba esta terapia debe haber pasado por una evaluación médica que determina su conveniencia", explica Inés Medina, terapeuta de discapacitados.

El tiempo de duración y el número de sesiones de la terapia dependerá del avance que se logre con cada paciente. Eso se determina en las evaluaciones de seguimiento.

De acuerdo con la veterinaria Claudia Lilia Rodríguez -que investiga vínculos entre animal y hombre-, con la zooterapia se logran dos tipos de respuesta: "Mientras que los animales grandes estimulan las neuronas motoras del sistema nervioso central, los pequeños sirven en procesos de socialización y autoayuda".

En el sistema nervioso central, particularmente actúan en el área del cerebro que regula las respuestas fisiológicas de las emociones.

Según un estudio de la Universidad de Chile, ese contacto ayuda a liberar endorfinas (hormona que alivia el dolor y que genera sensación de bienestar) y a la producción de células T (fortalecen el sistema inmunológico).

Esa sensación de tranquilidad, optimismo y afecto incide en la mayoría de los casos, en una respuesta orgánica positiva ante la enfermedad. "Los niños ganan independencia, confianza, fuerza. Además, el animal les ayuda a mejorar en la capacidad cognitiva y fortalece la autoestima", explica la educadora especial Adriana Cifuentes.

En un campo de paradas

Todos los martes y jueves, 20 niños especiales se adueñan del campo de parada de la Escuela de Comunicaciones de Facatativá para cumplir una cita con 10 terapeutas muy particulares: seis caballos y cuatro perros.

Son menores de estratos uno y dos, afectados por enfermedades como síndrome de Down, parálisis cerebral, retardo, hidrocefalia e hipotonía (debilidad extrema de los músculos), que gratuitamente reciben allí terapia con animales como parte de su tratamiento de rehabilitación.

Ellos están en un programa de apoyo a discapacitados que desarrolla la Dirección de Salud Pública de Cundinamarca con la Escuela de Comunicaciones de Facatativá, y que emplea la zooterapia (en este caso, caballos y perros) como una técnica adicional y efectiva en el trabajo con los niños.

En el campo, los menores se turnan a los 'zooterapeutas' de acuerdo con la necesidad y la enfermedad. Para llegar allí, cada pequeño es evaluado previamente por el equipo interdisciplinario (médicos, terapeutas físicos y del lenguaje, y psicólogos) del programa.

Miguel, por ejemplo, a sus 6 años y con un problema de retardo mental, sonríe cuando sus manos recorren (con ayuda de una fisioterapeuta) el peludo y suave cuerpo de una perra golden. Él, en solo dos sesiones ha perdido la rigidez muscular con la que comenzó la actividad.

Al otro extremo del campo, María, de 7 años y con problemas de comportamiento, ha ido amainando su agresividad con ayuda del contacto dirigido con un caballo. Y José, con síndrome de Down, ya se atreve a cabalgar solo.

A juicio del médico Juan José Muñoz, director de Salud Pública de Cundinamarca, en el caso de su departamento la terapia con animales se ha vuelto una "alternativa interesante" para lograr resultados rápidos y efectivos. "Vemos avances terapéuticos significativos desde que ellos están allí", agrega.

No solo discapacitados

Aunque el uso de la zooterapia se ha generalizado para el tratamiento de discapacitados psíquicos y físicos, también se han desarrollado aplicaciones preventivas.

Por ejemplo, en el Hospital Ridge Behavioral Health Adventist, de Washington (Estados Unidos), hallaron que la presión arterial de los jóvenes pacientes disminuía significativamente después de ser visitados por animales domésticos.

Adicionalmente, una investigación de Delta Society, organismo especializado en el área, estableció que el contacto con animales domésticos reduce los riesgos de problemas coronarios, disminuye los niveles de estrés y hace que las personas se enfermen con menor frecuencia.

Los perros, por ejemplo, son buenos para ofrecer y recibir afecto. "Esto se traduce en una sensación de bienestar y relajación", explica Nancy López, veterinaria de la escuela de adiestramiento canino de la Policía.

Las bondades terapéuticas y preventivas de los animales han hecho que organismos internacionales de salud los miren como una alternativa. En un artículo de la revista Perspectivas de la salud, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), José Miguel Caldas, del programa de salud mental de la OPS, plantea que la terapia con mascotas podría integrarse a las estrategias de salud pública.

En Colombia existen iniciativas en ese sentido. Según el coronel Pedro Ángelo Franco Sanabria, comandante de la Escuela de Carabineros de Facatativá, la Policía Nacional está aplicando programas gratuitos de equinoterapia en las 24 unidades de Policía Montada del país.


A todo galope

En general, existen tres modalidades de mayor uso de terapia asistida con animales: la equinoterapia, la delfinoterapia y la canoterapia.

De acuerdo con el médico Juan José Muñoz, la terapia asistida con caballos sirve para tratar discapacidades asociadas con enfermedades neurológicas y neuromusculares, como parálisis cerebral y esclerosis.

Muñoz añade que "con la equitación se busca la rehabilitación de músculos, la recuperación o mejoramiento del equilibrio y el desarrollo de la autoestima en quienes han padecido accidentes graves, parálisis cerebral y síndrome de Down, entre otros.

Por el efecto motivacional y de socialización que tienen los caballos sobre los pacientes, son indicados para niños autistas y con retardo mental.

Chapuzón terapéutico

La terapia con delfines se utiliza para relajación, motivación y socialización de los pacientes, lo que facilita la fisioterapia en niños. Está dirigida a personas con síndrome de Down, autismo, retraso mental, retraso psicomotor e hipotonía muscular, entre otras.

Investigaciones han establecido que el contacto con estos animales activa el sistema inmune y la autorregulación de procesos corporales.

La metodología con delfines se emplea para incrementar la atención de los niños y para estimular procesos de concentración.

El amigo fiel

La terapia con perros se utiliza para procesos de recuperación sensorial y de conexión con el medio (socialización, capacidad de atención, concentración y comunicación). Son útiles en menores con rasgos autistas o trastornos de comportamiento.

Una investigación de la Universidad del Noreste de Michigan, liderada por Helena Khan, profesora de alteraciones comunicativas, determinó que con el perro el proceso terapéutico se desarrolla más rápidamente porque reduce la ansiedad y estabiliza el ritmo cardiaco y la tensión arterial.

"Con estos animales -agrega López- los niños logran una vinculación afectiva fuerte que les permite, por medio del juego, la lúdica y las caricias, fortalecer el área motora (coordinación, movilidad) y las habilidades cognitivas".

Fuente:El TIempo


15/10/2003

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