A través de la observación de un patrón específico de actividad cerebral en adolescentes con dislexia, los expertos predijeron con un 90 por ciento de exactitud qué estudiantes aprenderían a leer.
"Esto nos da la esperanza de poder identificar qué niños podrían mejorar con el tiempo", indicó en un comunicado el doctor Fumiko Hoeft, de la Escuela de Medicina de la Stanford University, cuyo estudio fue publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences. "Se necesitan más estudios antes de que la técnica sea clínicamente útil, pero este es un gran paso adelante", agregó Hoeft.
La dislexia es un trastorno del aprendizaje con raíz cerebral que afecta a entre el 5 por cierto y el 17 por ciento de los niños estadounidenses. Las personas disléxicas tienen dificultades para leer, deletrear, escribir y pronunciar palabras. Alrededor de un quinto de las personas con dislexia severa aprende a leer.
Hoeft y sus colegas querían ver qué sucedía en el cerebro de esos estudiantes. El equipo evaluó a 45 adolescentes de 11 a 14 años que se sometieron a una serie de pruebas para determinar sus habilidades de lectura. En base a esto, los investigadores clasificaron a 25 de ellos como disléxicos.
Los autores emplearon dos técnicas por imágenes diferentes, incluida la resonancia magnética funcional, que mide el oxígeno usado por el cerebro durante diferentes actividades, y la resonancia magnética con tensor de difusión (DTI), que revela las conexiones entre las áreas cerebrales. Los investigadores luego mostraron a los jóvenes diferentes pares de palabras y les pidieron que identificaran cuáles rimaban, aún cuando se escribían diferente.
Hallaron que alrededor de la mitad de los chicos que eran disléxicos tenía actividad extra en una región del cerebro. Y algunos de los niños con dislexia presentaban conexiones más fuertes en una red de fibras cerebrales que relacionan la parte frontal y posterior del cerebro. Cuando chequearon a los mismos niños dos años y medio después, el equipo halló que los chicos que tenían esta actividad cerebral inusual eran más propensos a haber aprendido a leer que otros disléxicos.
Sin embargo, las pruebas en lápiz y papel que suelen usarse para evaluar a estos niños no lograron predecir qué estudiantes lograrían leer. "El motivo por el que esto es emocionante es que hasta ahora no había medidas que predijeran quién aprenderá a compensar", dijo Hoeft.
Alan Guttmacher, director del Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano, parte de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, dijo que el resultado brinda una perspectiva sobre cómo el cerebro de ciertas personas con dislexia compensa los problemas de lectura. "Aprender por qué otros individuos tienen problemas de compensación conduciría a nuevos tratamientos para ayudarlos a superar la discapacidad de lectura", señaló en un comunicado Guttmacher, cuya agencia financió el estudio.
El estudio es parte de un nuevo campo llamado "neurociencia educacional", que emplea investigaciones con imágenes cerebrales para ayudar a mejorar los problemas de aprendizaje en niños y adolescentes.
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19/01/2011