Los electrodos implantados profundamente en el cerebro de un niño con autismo severo le han permitido vivir una vida más normal. El tratamiento redujo su comportamiento destructivo y permitió que el muchacho, sin habla, antes de hablar unas pocas palabras, informan los científicos en línea 21 de enero en Frontiers in Human Neurociencia.

Los resultados son los primeros en utilizar la estimulación del cerebro para aliviar los síntomas del autismo . Los científicos advierten que la interpretación de los resultados en general no es posible sin grandes y estudios sistemáticos, pero aun así es prometedora dice el neurocirujano Ali Rezai de la Ohio State University Medical Center en Wexner Colón que llama a las ganancias de los chicos “intrigante y prometedora”.

Los investigadores han interesado cada vez más en la estimulación cerebral profunda, una técnica en la que los electrodos implantados quirúrgicamente actuan como marcapasos cerebrales en los niños con autismo . Para las últimas dos décadas, la estimulación profunda del cerebro ha encontrado uso en el tratamiento de trastornos del movimiento tales como los temblores que acompañan a la enfermedad de Parkinson. Más recientemente, los científicos han comenzado a experimentar con la técnica para el tratamiento de problemas de comportamiento y mentales, incluyendo la depresión, el trastorno obsesivo-compulsivo y la ansiedad severa.

El niño en el estudio, que tenía 13 años en el momento de la cirugía experimental, sufría de severos síntomas del autismo : no podía hablar ni hacer contacto visual, se despertó gritando repetidas veces durante la noche, y habitualmente se lesionó tan gravemente que sus padres lo contuvieron casi constantemente para protegerlo. Varias rondas de las drogas psiquiátricas no evitaron sus síntomas y empeoraron.

En un esfuerzo por ayudar a los médicos con los electrodos implantados en el cerebro del niño con autismo dirigido por Volker Sturm, del Hospital Universitario de Colonia, en Alemania, a través del ensayo y error, los médicos se dieron cuenta que la estimulación de una parte de la amígdala, una estructura cerebral importante para la memoria y las emociones, fue la mejora de los síntomas del niño. Fomento de las otras áreas del cerebro no tuvo ningún efecto o empeoraron sus síntomas.

Los investigadores han interesado cada vez más en la estimulación cerebral profunda

Después de ocho semanas de estimulación eléctrica continua, el niño con autismo se movió en una escala clínica que mide la irritabilidad de “gravemente enfermo” a “moderadamente enfermo.” El niño también mejoró en una escala que mide los síntomas del autismo . Él comenzó a hacer contacto con los ojos y estaba en mejores condiciones para controlar su comportamiento.

Los padres del niño con autismo reportaron mejoras aún más dramáticas: disminuyó su ansiedad y comportamiento de auto-daño y durmió mejor por la noche. También comenzó a disfrutar de actividades como degustación de nuevos alimentos, dando paseos en coche e incluso jugar con un piano. Después de seis meses a partir de la estimulación, el niño con autismo y no verbal previamente comenzó a decir algunas palabras sencillas como “papá” y “mamá”.

La estimulación de los electrodos del cerebro parecían estar detrás de las mejoras del muchacho. Después de 44 semanas de tratamiento, la batería del dispositivo se quedó sin fuerza. Durante una tregua de un mes de tratamiento, los síntomas del niño se hicieron más intensos. Una vez que la pila fue cambiada, sus síntomas mejoraron. Las baterías recargables, que ya están disponibles, pueden eludir esta interrupción para futuros pacientes con autismo , dice Rezai.

El siguiente paso es entender cómo la estimulación cerebral profunda cambia el cerebro, particularmente en personas con problemas de autismo, conducta y cognitivas, dice Rezai. Esa información podría permitir a los médicos a diseñar mejores terapias para estos trastornos complejos.

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19/03/2013