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El implante coclear en cuba

La incorporación del lenguaje en pacientes sordos con un implante coclear es uno de los temas presentados al II Congreso Internacional de Logopedia y Foniatría 2004.



La doctora cubana Maribel Hernández, otorrinolaringóloga, explicó que el proceso abarca un período anterior a la intervención quirúrgica y su prolongación posterior depende de la evolución del paciente. Para una rehabilitación segura postquirúrgica despertarmos el implante a partir de los diez días posteriores al acto quirúrgico, asegura la especialista.



Justo en ese tiempo, señala, se trasmiten los primeros estímulos eléctricos por medio computarizado para que el paciente se familiarice con las ondas sonoras y afirma que transcurridos 21 días de la estimulación, se inicia la programación para adaptar cada canal a los niveles máximo y mínimo audibles (confortable y umbral) mediante softwares especializados. El complicado proceso demanda paciencia y sistematicidad, por lo cual se hacen imprescindibles varios ciclos.



Siguen su turno las sesiones de moderación y aprendizaje del lenguaje articulado que recaba del esfuerzo de pacientes, familiares y especialistas, recalca la doctora Maribel.



Con el auxilio de objetos, láminas y articulando correctamente cada palabra, a fin de establecerles los patrones para cada sonido, las personas llegan no solo a escuchar sino a hablar, ese es el caso de varios de nuestros pequeños operados hace ya alrededor de dos años.



El implante coclear se introduce en Cuba a través del Centro de Neurociencias de Cuba, y se trata de un sistema auditivo de dos componentes: externo e interno, que brinda a los discapacitados auditivos la posibilidad de oír.



El componente externo está formado por un micrófono, un procesador y un trasmisor, y se encarga de captar la onda sonora, transformarla en señales eléctricas y enviar los códigos al receptor interno. La parte interna o implante cuenta con un receptor-estimulador que se ubica en el hueso mastoides, detrás del pabellón auricular, recibe los sonidos codificados y por medio de sus electrodos, introducidos en el interior de la cóclea, estimula las células nerviosas con restos auditivos. A través del nervio auditivo llegan al cerebro estos códigos y la persona tiene, entonces, la sensación de oír.



En un inicio los sistemas implantables eran de un solo canal y no lograban la discriminación adecuada del sonido, los actuales cuentan con ocho de dos electrodos cada uno y su costo supera los 15 mil dólares.



En Cuba habitan aproximadamente 15 mil sordos y 800 personas poseen discapacidad visual y auditiva.

Mujerescubanas
21/11/2004

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