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El sector social hace el trabajo del gobierno

Son tan antiguos y grandes como Asprona y tan nuevos y pequeños como la Asociación de Trastorno Límite de la Personalidad, una de las últimas asociaciones de afectados que se ha presentado en el Ayuntamiento de León. El «sector social» ha emergido en la última década como «muleta» de la administración para, si no resolver, al menos afrontar los problemas, variados y diferentes, de enfermos crónicos, discapacitados y personas mayores olvidados y excluídos de la red de recursos públicos.

«En un país en el que la sanidad y la educación son gratuítos, se da la paradoja de que los servicios sociales específicos tienen que ser autogestionados por los afectados», comenta una trabajadora.

En León hay medio centenar de asociaciones que se dedican a atender, reivindicar y prestar servicios para cubrir necesidades de enfermos crónicos y personas con discapacidad. Aunque apenas una docena tienen una estructura suficientemente fuerte para ofrecer rehabilitación, ayuda psicológica, centros de día, residencias, centros ocupacionales y programas de inserción laboral.

Su fuente principal de financiación, hasta el 70% en asociaciones de gran trayectoria como Asprona (con 200 trabajadores), son las subvenciones del IRPF y las convocatorias finalistas de la Junta, la Diputación y los ayuntamientos de más de 20.000 habitantes. Pero también intentan captar fondos de la iniciativa privada, especialmente entidades bancarias, que financian programas concretos. Las cuotas de los socios y los donativos son otra pequeña fuente de financiación del sector social.

En conjunto, las asociaciones de índole social atienden en León, directamente, a más de 2.000 personas con enfermedades crónicas o discapacidades (a veces las dos cosas) y son la voz de muchos más cuando reclaman que se investigue con células madre para ver una luz de solución ante su enfermedad (diabéticos) o dar a conocer el grave de problema de salud que significa la fibromialgia, el cáncer, el parkinson, los trastornos alimentarios, el autismo o la hiperactividad.

Alzhéimer

Un centro ejemplar

Hay las que, como la Asociación de Amigos y Familiares de Enfermos de Alzhéimer, empezaron en el gimnasio de un instituto y actual mente atienden a 125 personas en sus dos centros de día, con la ayuda a domicilio y en la unidad de memoria. Tiene un presupuesto anual de 550.000 euros y a 32 personas en plantilla. «Fue la necesidad la que nos obligó a asociarnos ante la falta de respuesta de la administración», reconoce el presidente, Benedicto García López.

En 1996 lograron que el Ayuntamiento cediera la enfermería del CHF, el antiguo colegio de huérfanos ferroviarios, para abrir un centro de día que «hoy es uno de los mejores que hay España», apostilla. Su próximo objetivo es construir un centro de atención integral en la parcela cedida por el Ayuntamiento en José Aguado.

Esclerosis múltiple

Rehabilitación

La Asociación Leonesa de Esclerosis Múltiple (Aldem) empezó con una habitación de 12 metros cuadrados en el centro social La Serna y ahora ofrece ayuda a la población afectada en un local de 300 donde, además de las oficinas, tiene instalado un gimnasio de rehabilitación porque en la Seguridad Social ocurre una cosa sorprendente, «cuando somos catalogados de enfermos crónicos automáticamente dejamos de tener derecho a muchas cosas, entre ellas a la rehabilitación», asegura María Beirán. Ellos ofrecen fisioterapia y método Pilates, además de sesiones específicas de ejercicio físico en el agua en la piscina de La Palomera. En el 2005 gestionarán un presupuesto de 150.000 euros. Recibe ayudas de la Gerencia de Servicios Sociales y del Ayuntamiento, pero no de la Diputación.

La secretaria de Aldem reconoce que los tratamientos farmacológicos de los enfermos de esclerosis múltiple «son muy caros», pero los servicios que cubre el colectivo «le salen muy baratos a la administración», añade. Por ejemplo, en León han logrado atraer el interés de investigadores para indagar en posibles terapias positivas para la esclerosis múltiple y tienen un programa de ejercicio físico dirigido por expertos gracias a un convenio con la de la Universidad de León. Son los enfermos los que se ocupan, ante las carencias públicas, de poner en marcha una consulta de neuropsicología, una especialidad sin incorporar aún a los servicios de Neurología.

Laringectomizados

Algo más que recuperar la voz

Cada día una media de 30 personas asisten a clase para aprender a hablar en las escuelas que la Asociación Leonesa de Laringectomizados (Alle) tiene abiertas en Villablino, Astorga, Cistierna, La Bañeza y León. La asociación ofrece lo que no tiene la administración sanitaria, un médico foniatra que dirige los programas de aprendizaje impartidos por especialistas en logopedia.

El colectivo -hay unos 300 socios en activo- es el punto de referencia de las personas operadas de laringe cuando dejan el hospital, no sólo para recuperar el habla tras la intervención quirúrgica, sino también para solucionar sus nuevos problemas (pensiones de incapacidad, minusvalías...) y buscar orientación para «aprender a vivir», indica el presidente de Alle, Gumersindo Rodríguez.

Enfermos mentales

Ante la reforma psiquiátrica

Alfaem nació abrió sus puertas al mismo tiempo que Santa Isabel las cerraba como manicomio caduco y se iniciaba en León -1992- la reforma de la atención psiquiátrica.

De los primeros momentos, cuando no sabían qué hacer con enfermos institucionalizados que fueron puestos en la calle de la noche a la mañana y tuvieron que recurrir incluso a pensiones, han pasado a crear una estructura que cuenta con servicio de atención a domicilio, talleres ocupacionales (58 personas), psicoterapia y apoyo a familias. Recientemente, gracias a un convenio con la Gerencia de Servicios Sociales abrió los dos primeros pisos tutelados en León y Ponferrada.

Desde Alfaem se propició la Fundación Tutelar de Enfermos Mentales, que tiene a su cargo a personas sin familia ingresadas en centros de crónicos en la comunidad.

El servicio domiciliario visita semanalmente a 99 personas con enfermedad y sus familias en León, Ponferrada y Astorga para hacer un seguimento de la medicación y de las tareas programadas por la trabajadora social. También les conectan con el programa de ocio diseñado con la finalizar de socializar a pacientes que tienden a aislarse.

Son enfermos que, como mucho, tienen una consulta psiquiátrica en Sacyl cada tres meses y en muchos casos no tienen conciencia de su enfermedad, subraya la asociación.

La asociación tiene un presupuesto de 245.723 euros para este año. En el 2004 sus valoraron 395 nuevos casos en León, Ponferrada y Astorga y realizaron seguimiento de 275 personas.

eldiariodeleon.es
18/04/2005

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