No es una discapacidad intelectual, ni sensorial. Tampoco es falta de motivación, ni déficit de atención, ni un problema emocional o de madurez. La dislexia -que el sábado celebra su día mundial- es un trastorno de origen neurológico y base genética que dificulta el aprendizaje de la lectura y escritura y que se calcula que afecta, en diferentes grados, a un 10% de los escolares. De psicólogo en psicólogo, muchos padres buscan por qué el esfuerzo de sus hijos -a menudo con alto cociente intelectual- rinde tan poco. «Sin diagnóstico, la dificultad disléxica no se trabaja y, al no estar contemplada por la seguridad social, las familias no saben a qué centro privado ir, ni si deben hacerlo, si en la escuela no se sospecha de dislexia», detalla Neus Buisán, directora de la Associació Catalana de Dislèxia (ACD, www.acd.cat). «Si bien hay cada vez más centros y profesores sensibilizados con la dislexia, el sistema, en general, no acaba de funcionar», afirma Buisán, disléxica, madre de dos hijos disléxicos y logopeda. Unas 400 familias, a expensas de que a sus hijos les toque un profesor con esa sensibiliad, acuden a consultarle.
NORMATIVA INSUFICIENTE
En Catalunya, el protocolo de detección y acompañamiento de la dislexia lo recoge la normativa de atención a los trastornos de aprendizaje. «La información y materiales de actuación en la dislexia en primaria, secundaria y ciclos formativos y bachillerato está disponible para escuelas y familias enla web xtec.cat y es de libre acceso. A partir de la detección, se interviene de manera personalizada y planificada con logopedas de cada centro», afirma la directora general de Infantil i Primària, Carme Ortoll.
Sin cifras de seguimiento de los casos trabajados hasta el momento, la realidad de las familias y las múltiples consultas a la ACD constatan la falta de una aplicación total y real de dicha atención individualizada. «Tenemos los criterios administrativos de inclusión, pero la normativa vigente para su aplicación no es aún suficiente», considera Buisán. «El profesorado diverge muchísimo, en función de si ha tenido o no formación específica sobre dislexia, muchas veces pagada de su bolsillo y fuera del horario lectivo, cosa que en Medicina sería impensable», considera Lídia Arroyo, maestra de primaria en la escuela municipal Salvador Llobet de Granollers, donde una comisión de inclusión forma al claustro sobre dislexia, trastorno por déficit de atención (TDA) y trastorno del espectro autista. «Cada vez hay más conocimiento sobre el tema, pero aún queda un grueso importante de profesorado desinformado. No puedes detectar algo que no conoces, y en las tres primeras semanas de clase ya hay muchas cosas que llaman la atención. Si no se actúa rápido, el pronóstico se complica», opina Arroyo. Tras asistir a unas jornadas de formación de la ACD, Arroyo escribió el libro Em costa llegir, que normaliza la dislexia sin obviar la peregrinación y batallas de los padres de un disléxico.
A punto de terminar el grado de Pedagogía, Mireia Martell confirma que «excepto un poco en la asignatura de Psicología de primer curso, en la carrera no se estudia la dislexia y en España apenas se investiga», detalla esta joven, que ha centrado sus trabajos de curso en la dislexia. «Estuve un año en Gran Bretaña y quedé admirada. El alumno disléxico usa folios amarillos o azul celeste porque se estudió que en ellos leen mejor. Y es solo un ejemplo», detalla.
TRIBUNAL ESPECIAL DE LAS PAU
Desde el 2011, las pruebas de acceso a la universidad (PAU) contemplan una atención individualizada para alumnos con dislexia -medida reivindicada largamente por la ACD-. Los alumnos que hayan seguido en bachillerato un plan individualizado teniendo en cuenta su dislexia, disponen de media hora más por examen, en los que no se les penalizan los errores propios de la dislexia, «que han sido establecidos con el Colegio de Pedagogos», puntualiza el secretario del Consell Interuniversitari de Catalunya, Claudi Alsina. Desde su puesta en marcha, 737 alumnos con dislexia han sido examinados con la tutela de dichos tribunales especiales.

El periodico
11/11/2014