En Francia los libros de colorear ya no son cosa de niños. La nueva moda para desconectar del trabajo, relajarse y dejar los móviles a un lado es hacerse con colores variados de pinturas y concentrarse en pintar sin salirse de la línea. ‘Colorear para mamás desbordadas’ o ‘Colorear en las cuatro estaciones’, son algunos de los ejemplos de la gran variedad de libros de colorear para adultos que inundan las estanterías de librerías y centros comerciales galos. Pero ningún padre confundiría su ejemplar con el de su hijo, los dibujos para los adultos “suponen un verdadero desafío”, especifica el director de la sección de ilustraciones de la editorial Marabout, Emmanuel Le Vallois. Se trata de dibujos complejos, plagados de detalles y líneas. Los grandes éxitos de estas estanterías giran en torno a la naturaleza, a la temática japonesa o a los mandalas, representaciones simbólicas espirituales y rituales utilizadas en el budismo y el hinduismo.

El fenómeno comenzó “en primavera de 2013”, según comenta el responsable de la sección de libros prácticos de la emblemática librería del centro parisino BHV, Emmanuel Vacini. Entonces, la editorial Marabout, una de las principales del sector, editaba 6.200 ejemplares de uno de los libros ahora más vendidos, “Jardín Secreto”. Dos años más tarde, la cifra se ha multiplicado por 32. Por el momento, se trata de un fenómeno puramente francés aunque para el director de la sección de ilustraciones de la editorial Marabout “va camino de convertirse en un fenómeno global”. El perfil de la persona que se decanta por estos libros es claro para editores y vendedores: “Son en su gran mayoría mujeres de más de 40 años o chicas jóvenes”.

Colorear contra el estrés

“Es momento de vivir mejor” o “Arte terapia”, son algunas de las consignas con las que los vendedores de este establecimiento intentan llamar la atención del público hacia este producto. Se venden como sinónimo de actividad relajante, aunque quienes conocen el sector admiten que intentar rellenar las miles de líneas de colorines “no es algo para todo el mundo”. Los adeptos, sin embargo, encuentran “una actividad realmente relajante que se hace en calma, en silencio, sin el ruido de los móviles y que, además, te devuelve a la infancia, a esa burbuja familiar en la que no tenías responsabilidades” , explican desde la editorial Marabout. Esta actividad tan repetitiva “te ayuda a concentrarte, a no pensar en nada más”, explica la joven Silvie, que acaba de hacerse con un libro de colorear sobre la capital gala.

Quienes lo practican reconocen que “es muy satisfactorio ver cómo ha quedado el dibujo y poder compartir el resultado con la gente”. Prueba de ello son las redes sociales como Instagram, donde la etiqueta coloriage (colorear en francés) suma más de 3.000 fotos de orgullosos pintores que durante unos momentos vuelven a ser niños

www.eldiariovasco.com
11/04/2015