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Qué nos pueden enseñar los superabuelos de hoy

Alcanzar los 100 años siempre es motivo de celebración, pero en la actualidad hay tantas personas que llegan a esa avanzada edad que los científicos ni siquiera se molestan en rastrearlas.

En 2012 las Naciones Unidas calcularon que había cerca de 316.000 personas de más de 100 años de edad viviendo en todo el mundo. Para 2050 se espera que esa cifra aumente a tres millones.

Un club mucho más exclusivo es, por lo tanto, el de los supercentenarios, es decir, quienes viven hasta 110 años o más.

El Grupo de Investigación en Gerontología (GRG, por sus siglas en inglés), un equipo global que tiene su sede principal en Los Ángeles, EE.UU., mantiene en su base de datos la lista de las personas más viejas del mundo. Expertos en muchos campos, como la biología, la historia y la antropología cultural, se han dedicado a investigar todo lo que pueden en relación a esas personas. La razón más obvia es buscar pistas sobre cómo envejecer saludablemente.

Los supercentenarios muchas veces “parecen nacer con relojes más lentos que el resto de nosotros”, dice Stuart Kim, biólogo de desarrollo de la Universidad de Stanford, EE.UU. “Cuando tienen 60 años, parecen de 40. Cuando tienen 90, de 70. Al conocerlas, todas se ven y actúan como si tuvieran 20 años menos que su verdadera edad”.

Los investigadores están intentando revelar los pilares genéticos y ambientales para la longevidad saludable. Hasta ahora, la herencia es uno de los principales indicadores. “No hay forma de que llegues a los 110 años sin que hayas ganado la lotería genética al nacer”, señala Jay Olshansky, profesor de salud pública de la Universidad de Illinois.

El profesor de medicina y geriatría de la Universidad de Boston, Thomas Perls, dice que a medida que aumenten los límites de las expectativas de vida “aparecerán más pistas sobre cómo ayudar a evitar o retrasar enfermedades como el mal de Alzheimer, derrames, cardiopatías y el cáncer”.

Sin embargo, el valor de la sociedad de las personas supercentenarias y centenarias no termina con la idea de descifrar cómo hacer para que nuestra vejez sea más saludable. Cada anciano posee una riqueza de conocimientos que ha llevado a algunos a referirse a ellos como tesoros históricos vivientes.

La profundidad de emoción que se transmite cuando alguien cuenta una historia cara a cara es irremplazable. Y los años de experiencia también pueden dar a las personas más viejas una visión única sobre la actualidad, comparándolos con hechos pasados. O, como lo destaca Olshansky, “todos indudablemente nos beneficiaríamos si pasáramos más tiempo con gente vieja más sabia e inteligente”.

Una de las ideas más equivocadas es pensar que la vejez lleva automáticamente a tener problemas físicos y mentales. Olshansky encontró que el supuesto vínculo entre el deterioro de la salud y la edad no se comprueba con los datos existentes a nivel mundial. “Muchos de los problemas que relacionamos con el envejecimiento son realmente provocados no por estar muy viejos, sino por lo que nos hacemos al fumar, beber demasiado alcohol o tener sobrepeso”, sostiene Perls.

En realidad mucha gente, incluso quienes tienen 85 años o más, tienen el mismo perfil de salud y estado físico que quienes son 20 o 30 años más jóvenes.

Y es que, según un creciente número de expertos, la edad cronológica ya no es una forma válida de medir la salud.



En Japón “celebran” recién a los 100 años

En Japón, “90 años ya no es viejo en el sentido japonés”, dice Mayumi Hayashi, investigadora de ese país que trabaja para el Instituto de Gerontología del King’s College de Londres. “Cerca de 100 y más, entonces celebramos”.

Es que en Japón uno de cada cuatro ciudadanos tiene más de 65 años y casi 55.000 son centenarios. Además son un grupo excepcionalmente activo. Al levantarse en Japón, Hayashi encuentra las calles repletas de ancianos dando su paseo matinal. Luego muchos pasan el día trabajando de voluntarios, interactuando con gente joven.

Japón, que hasta tiene un día festivo oficial dedicado a los ancianos, puede servir como ejemplo positivo de lo que es posible a medida que otras poblaciones del mundo vayan envejeciendo. Hasta hace poco había 53 supercentenarios, pero el 1 de abril se anunció la muerte de la mayor de todas, Misao Okawa, de 117 años. Okawa había nacido en 1898 y ahora sólo quedan cuatro personas, todas mujeres, que nacieron antes de 1900 y atravesaron tres siglos: tres estadounidenses y una italiana.

lmneuquen
12/05/2015

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