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La repetición constante de una película favorece el desarrollo del lenguaje

Que los niños vean una y otra vez la misma película, y no solo porque esté disponible en casa, sino porque ellos así lo eligen, no es novedad en ninguna familia.

Sin embargo, ¿por qué lo hacen? ¿porque les gusta mucho? ¿qué tanto te puede gustar una película como para repetirla miles de veces?.

Bueno, según especialistas, esta repetición infinita de las películas favoritas de los niños, no solo tiene que ver con el gusto.

Tal como publica el portal Mamanatural.tv existe una razón científica para que nuestros hijos quieran escuchar una canción una vez y otra vez, lo mismo pasa con las películas: su cerebro está hecho para aprender por medio de repetición de patrones, lo rutinario les enseña lo que sigue y además de aprender a través de ello les brinda seguridad y confianza por saber lo que va a pasar.

Esta es la manera en la que el cerebro infantil aprende habilidades físicas y prácticas, así como el sentido del mundo en general.

Joan Wenter, doctora en psicología del desarrollo, explica que "Seguir el argumento de una película o de una historia infantil, por más sencilla que parezca, es un reto y un esfuerzo para los niños. Por eso, se sienten felices cuando al verla una vez más, entienden un poco mejor el hilo y les hace más sentido. Cada vez que están expuestos a la misma situación, su entendimiento crece. La repetición constante no sólo ayuda al desarrollo de habilidades de lenguaje y narrativas, sino a la capacidad de comprensión y aprendizaje".

“Una vez que un niño ha dominado el diálogo de una película o la letra y baile de una canción, quiere celebrar su éxito participando de lo que ha visto, así que quiere continuar viéndola”.

Al ir creciendo, la magia de lo que podemos obtener de la repetición se acaba. Ahora podemos “predecir” lo que pasará en determinada situación y sabemos cómo funciona el mundo (casi siempre), así que no necesitamos repetir una narración que ya conocemos. Eso pasa con la canción de moda: la escuchamos hasta que el cerebro se acostumbra a ella y deja de generar dopamina, por lo que la felicidad de escucharla se extingue. Pero mientras que eso sucede, la respuesta de nuestro cerebro es de placer y por lo tanto queremos volver a hacerlo de nuevo.

La excepción son aquellas películas o historias de la infancia, que nos hacen desarrollar vínculos afectivos y nos devuelven a tiempos más sencillos y alegres. Por eso podemos ver cien veces, como cuando niños, las películas que veíamos entonces; porque el valor musical importa menos que el tiempo al que nos remiten, y el ritual que acompaña el escucharlas.

Habiendo comprendido la razón detrás de ver 50 veces la misma película o de escuchar y escuchar y escuchar la misma canción, recuerda que eso le representa un proceso de aprendizaje en el que gana seguridad, certeza y habilidades cognitivas. Respira y disfruta que esos tiempos de la infancia no se repiten…

El Naveghable
19/02/2017

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