Rosalba notó que su hijo de año y medio tenía algo diferente; dejó de hablar, se aisló y no prestaba la misma atención que antes, pues desde su nacimiento era un pequeño muy listo en comparación con otros niños. El primer diagnóstico fue disfasia, un trastorno de leguaje que provoca dificultad para hablar y comprender lo que otros dicen; pero después de muchos estudios y búsqueda de especialistas, al final le dijeron que era autismo.

Desde el año y medio de vida, Luis Enrique Mejía González toma terapia de lenguaje, sensorial y psicológica; a los cinco años aprendió a hablar, también a base de sesiones con especialistas, pero para que no haya una regresión, es necesaria la constancia y paciencia.

Para Rosalba González Ortega, ha sido complicado enfrentar el padecimiento de Luis, porque el autismo demanda atención y comprensión, además de cuidar otros factores, como la unión familiar y que los recursos económicos sean suficientes para costear el servicio de los especialistas.

“Es un autismo que nos logró separar a papá y a mamá, pensé que no sería así. Yo veía a muchas mamás solas en otros centros que Luis ha ido, papá se enteraba y las dejaba, de 10 mamás, 8 estaban separadas y yo decía ‘Dios por favor no’, pero es tanta la tensión y es tanta la presión económica, no los culpo, porque es muy buen papá, aún separado ve por sus hijos”, dijo Rosalba entristecida.

El trastorno de Luis ha moldeado el carácter de Rosalba, incluso el de su hermana, que con 7 años de edad siempre busca apoyarle, tener paciencia y protegerlo. Pese a todos los diagnósticos fatalistas que recibieron en los últimos años, ha logrado incluirse en la sociedad y llevar una vida adecuada.

“El año pasado pensé que tenía epilepsia, yo decía: ‘¡Dios mío ya no, ya párale, ¿ahora qué? ya me separé!’ me enfermé muy fuerte, como todas las mamás de niños especiales tenemos angustia y creo que la guardé en el pecho y me detectaron un tumorcito, me dieron medicina muy fuerte. Al final, me dijeron que no era epilepsia pero sí una crisis, tuvo regresión, y ya estaba sumando, restando y dividiendo, pues empezó otra vez en cero porque todo se borró”, recordó.

La inversión que hace Rosalba y la familia que la apoya en atender el trastorno de Luis es superior a los 10 mil pesos mensuales, invertidos en clases de natación, terapias, escuela especial y lo que se requiera en el día a día; buscar el dinero para atenderlo representa la mayor preocupación.

“Yo sé que tengo que trabajar día a día para que algo se logre con Luis y lo único que quiero es que pueda valerse por sí solo, yo no sé qué va a ser de la vida de mi hijo, pero que trabaje, que pueda sustentarse, ese es mi sueño”, compartió.

Atienden el autismo

El autismo es un trastorno generalizado del desarrollo, una alteración en la forma en que funciona el cerebro e implica la necesidad de enseñar una nueva forma de procesar la información para incluir a quien lo padece en el entorno; se puede detectar a partir de los 12 meses, las pruebas se pueden aplicar desde los 18 meses, pero se puede contar con un diagnóstico a los 30 meses, la etapa de desarrollo de todo niño, explica Mariel Macías Reyes, directora administrativa de Autismo Puebla AC.

Macías Reyes señala que uno de cada 115 niños y adolescentes en México presentan autismo, pero no hay diagnóstico sobre adultos y existe un número incierto de personas que no están diagnosticadas o al menos no de la forma correcta.

“No todos están diagnosticados y es difícil saber, tiene que ver con que se difunda la información, habrá chicos que estén encerrados, o estén diagnosticados con esquizofrenia. Las diferencias están y necesitan ayuda, si se le da el diagnóstico equivocado, si se dice que tiene esquizofrenia van a empezar a medicarlo y el autismo no se medica, no hay ninguna pastilla que te ayude a hacer amigos, si tú das un tratamiento puede haber mayores afectaciones”, explicó.

Para la asociación civil, es importante difundir la cultura del autismo; es decir, de la inclusión entre este grupo en la sociedad y el que no sólo se atienda a quienes padecen el trastorno, sino también a sus familiares, su círculo más cercano.

El popular México
15/07/2017