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La importancia del diagnóstico precoz de la dislexia

Su prevalencia en España se sitúa entre el 8% y el 11% de la población. Es difícil generalizar la edad en la que se puede diagnosticar este trastorno

La prevalencia de dislexia en nuestro país se sitúa entre el 8% y el 11% de la población. Recientemente, un estudio liderado por investigadores del Basque Center on Cognitión, Brain and Language (BCBL), publicado en Frontiers in Psychology, ha demostrado la relación que existe entre la competencia de los niños para aprender a leer y su procesamiento auditivo. Gracias a la medición de las capacidades auditivas de los niños se podrá determinar quiénes están más predispuestos a desarrollar dislexia. Este avance en la detección del trastorno podría ayudar a fijar el riesgo de dislexia de manera temprana, así como a desarrollar programas de entrenamiento para paliar las limitaciones lectoras de antemano.


Paula Ríos-López, responsable del trabajo e investigadora del BCBL, explica que “el estudio se ideó para probar la hipótesis de que la información suprasegmental (la contenida a nivel prosódico, de entonación, silábico) era muy importante para la percepción de los fonemas aislados. Y que, además, la percepción precisa de los fonemas aislados es muy importante para la adquisición de la lectura, que al fin y al cabo se basa en “traducir” una representación acústica abstracta (un fonema) a una representación escrita concreta (un grafema o letra)”.

En el tema de la dislexia, hoy en día es difícil generalizar la edad en la que se puede diagnosticar este trastorno. Araceli Salas, portavoz de la Federación Española de Dislexia y otras DEA (FEDIS), apunta que “cada caso es único y depende principalmente de en qué edad empieza el niño a presentar dificultades. En ocasiones, puede ser el propio pediatra o maestro el que deriva a la familia a un especialista. En otras muchas, es la propia familia quien percibe que las cosas no funcionan”.

Sin embargo, los resultados del centro donostiarra pueden suponer un avance en el diagnóstico de la dislexia, ya que, a través de la mediación de las capacidades auditivas de los niños desde muy pequeños, se podría determinar quiénes están expuestos a tener problemas con la lectura y, por tanto, más predispuestos a desarrollar dislexia. La capacidad de los niños para escuchar y procesar el lenguaje hablado es un factor determinante a la hora de aprender a leer. En este punto, Ríos-López destaca que, “con las pruebas conductuales y neurofisiológicas adecuadas, se podría adelantar el posible diagnóstico en 2 o 3 años (hoy en día se diagnostica a los 8 o 9)” y señala que es muy importante matizar la diferencia entre diagnóstico y riesgo de trastorno, porque, según manifiesta, “un trastorno de la lectura no se puede diagnosticar hasta que el niño no haya recibido instrucción lectora. Por lo tanto, las evaluaciones muy tempranas (a los 3 o 4 años de edad), esto es, antes de que los niños hayan aprendido a leer, permitirán detectar el riesgo de padecer un trastorno, no realizar un diagnóstico”. La gran ventaja de detectar un riesgo es que, gracias a programas de prevención, se podría evitar que se desarrollara el trastorno en el futuro”.

Un avance que, sin duda, ayudará en el diagnóstico precoz de un trastorno que, en muchas ocasiones, produce sinsabores, ansiedad y estrés no solo en los niños y jóvenes que lo padecen, sino también en su entorno familiar. Araceli Salas opina que “cuando a los niños y adolescentes se les da respuesta de lo que les está pasando a lo que viven a diario y se les explica con naturalidad, suelen recibir la noticia con alivio… por fin sé lo que me pasa, por fin sé que no soy tonto”. E insiste en que es importante que “la familia tenga una actitud positiva, ya que de ello dependerá, en buen medida, como lo pueda aceptar”. Por eso, desde la FEDIS se hace hincapié en que el papel más importante que tienen que cumplir los padres de niños disléxicos sea el apoyo emocional y social. El niño debe de saber que sus padres comprenden la naturaleza de sus problemas de aprendizaje

El entorno educativo también es importante en la “normalización” del día a día de los niños y los jóvenes que padecen dislexia. Pese a que se ha mejorado mucho, Salas insiste en que “es necesaria una mayor formación de los educadores para que este trastorno pueda detectarse a edades tempranas y sepan incorporar una adaptación no significativa, que permita que estos chicos y chicas puedan aprender en igualdad de condiciones”. Por eso, según comenta Salas, “en Disfam tenemos claro que es realmente importante detectar y saber actuar en casa y en el aula” y, para favorecer esta detección, ha puesto a disposición de la población una herramienta que puede servir de mucha ayuda; se trata del Protocolo de Detección y Actuación en dislexia, PRODISLEX, que se puede descargar de manera gratuita en la web de la Asociación.

El País
5/03/2018

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