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A las familias les cuesta detectar y erradicar los malos hábitos orales

Este lunes Pontevedra se sumó al Día Mundial de la Motricidad Orofacial. Detrás de ese nombre está la especialidad dentro de la logopedia que aborda el estudio del sistema estomatognático, esto es, todas las estructuras que están comprendidas desde el cráneo y hasta la clavícula. Tanto las estructuras fijas o pasivas, como los huesos, como las activas, la parte muscular, que es de la que se encarga la motricidad orofacial y los logopedas. Los dentistas se ocupan de las disfunciones a nivel de desarrollo craneoencefálico.Las logopedas Ánxela Alonso y Cristina Fernández, la odontopediatra Patricia Castaño, la ortodoncista Mercedes Fayos y la educadora infantil Verónica Rial abordaron ayer en una mesa redonda en el Pazo da Cultura de la ciudad Los hábitos orales en la primera infancia. De la prevención al tratamiento. La exposición estaba dirigida a profesionales que trabajan con niños, en especial, de escuelas infantiles y del ámbito de la salud.

La logopeda Ánxela Alonso diferencia entre hábitos fisiológicos que son normales durante los primeros meses de desarrollo y aquellos hábitos que se consideran lesivos a partir de determinada edad. Por ejemplo, el chupete habría que eliminarlo antes de los 24 meses -lo recomendable sería hasta los 18 meses- para evitar alteraciones. Lo mismo sucede con el biberón o con la succión del pulgar. En este caso, la especialista subraya que es más perjudicial la succión del dedo que de un chupete, ya que causa más presión y a la larga provoca malas oclusiones entre muelas y dientes y cambios en el patrón de crecimiento a nivel de huesos. Otro aspecto es el posicionamiento de los dientes cuando salen los definitivos y se mantiene el hábito de chuparse el pulgar. También hay quien mordisquea el labio o a la hora de tragar hace una interposición lingual. Estos casos se empiezan a tratar en consulta a partir de los 7-8 años. «Suele coincidir en esa edad porque es cuando acuden a la primera consulta con el dentista en la seguridad social», apunta la logopeda. El no introducir el alimento sólido a su debido tiempo, por ejemplo, hace que la musculatura no se desarrolle con la fuerza necesaria para que se haga el cambio de masticación bilateral.Volviendo a la mala costumbre de chuparse el pulgar, Ánxela Alonso confirma que se siguen viendo casos en adolescentes e incluso adultos con mordidas abiertas, es decir, que si se ven de frente sus incisivos superiores e inferiores no encajan y hay un hueco. «Hay personas que acaban haciendo de ese hábito suctorio su forma de conciliar el sueño o de relajarse ante actividades de estrés», recalca.

La permanencia de estos malos hábitos orales puede repercutir negativamente en el crecimiento y desarrollo craneofacial y en las funciones orofaciales. «Son cuestiones que afectan a nivel de salud, de ahí el que quisiéramos hacer esta charla, en este caso para profesionales. Las familias cada vez tienen menos tiempo para estar con sus hijos y no prestamos atención a determinadas cosas, aunque haya más información», subraya. La logopeda hace hincapié en que «son hábitos que a las familias les cuesta detectar y también erradicar porque muchas veces no saben las consecuencias que tienen»

La voz de Galicia
1/03/2020

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