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La imposibilidad de la lectura de labios por la mascarilla destapa múltiples casos de sordera

El masivo uso de mascarillas impuesto tras el estallido de la pandemia ha sido clave en la lucha contra el COVID. La obligatoriedad de su utilización en la los lugares públicos, en comercios, bares y en cualquier espacio cerrado en el que haya personas no convivientes ha marcado el día a día social en el último año. Y detrás de ello se está destapando una compleja situación que no tiene nada que ver con el coronavirus y que está afectando a decenas de personas. Y no es otra que el importante aumento de diagnósticos de patologías auditivas.

Los otorrinos han visto en los últimos meses cómo reciben en las consultas a pacientes que no eran conscientes de que tenían ningún problema de oído hasta la llegada del uso masivo de las mascarillas. Porque al no poder leer los labios del resto de personas se han dado cuenta de que no escuchaban correctamente. “Hay mucha gente que pensaba que oía bien porque se apoyaba en la lectura labial, y ahora al no poder hacerlo han empezado a venir a la consulta desorientados por lo que estaba pasando y siendo diagnosticados con alguna patología auditiva tras realizarles las pruebas pertinentes. Estamos notando esto desde que empezó la pandemia”, explica Roberto Valdés, jefe de servicio de Otorrinolaringología del hospital Povisa.

La solución en estos casos es muy compleja. Porque tanto los audífonos como los implantes cocleares no arreglan el problema. Los primeros, por ejemplo, en caso de que la pérdida auditiva sea muy grande, tienen un límite, y no siempre se pueden adaptar. Y es que mucha gente con problemas de oído se apoyan completamente en la lectura labial para descifrar lo que dice la otra persona. “Por eso la única solución en estos casos es esperar a que deje de ser obligatorio el uso de mascarilla. Es la única forma válida para estos pacientes”, explica Roberto Valdés. Hay que señalar que estos nuevos casos de patologías auditivas “escondidas” por la pandemia se están dando en personas a partir de 65 años, que o bien no eran conscientes de su problema para oír o “preferían ignorarlo”.

Una de las soluciones provisionales serían el uso generalizado de las mascarillas transparentes, que sí permiten la lectura de labios, pero tienen varios inconvenientes: en primer lugar todavía tienen muy poca presencia en el mercado y, además, las que están ahora mismo a la venta por lo general tienen un precio bastante elevado, especialmente en comparación con las higiénicas o las quirúrgicas, las más habituales. “Pero es que además no son los que tienen algún problema auditivo los que tienen que llevar la mascarilla transparente, serían las personas con las que tratan habitualmente, lo que hace todavía más compleja la situación”, explica el otorrino.

Pero el uso de protecciones faciales, obviamente, también está haciendo la vida muy complicada a aquellas personas que previamente ya estaban diagnosticadas con algún tipo de patología auditiva. Por ejemplo la viguesa Ana Lemos, que sufre desde hace años hipoacusia moderada. Es decir, no necesita audífonos pero la lectura de labios le ayuda mucho, porque no entiende a las personas que vocalizan mal o que hablan demasiado bajo. “Además la mascarilla no permite una acústica buena. Voy a un mostrador de hotel o a un centro de salud, y no me entero de nada de lo que me dicen los trabajadores que se dirigen a mí tras las mamparas protectoras. Siempre tengo que pedir que hablen más alto”, explica esta joven de 25 años.

Faro Vigo
31/05/2021

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