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Intercambios comunicativos en la afasia y en la demencia: un estudio comparativo del uso de las reparaciones conversacionales. (Parte I)

El uso de las reparaciones conversacionales (RC) en población especial ha sido investigado en las últimas décadas. Este término se refiere a los esfuerzos que tanto interlocutores sanos como pacientes utilizan para resolver problemas en la compresión.
A MODO DE INTRODUCCIÓN

La conversación es un proceso colaborativo, donde los interlocutores participan activamente en la construcción cooperativa del texto (Schiffrin, 1997). En esta construcción activa los actores usan un variado set de estrategias, las cuales basadas en sus inferencias, les permiten chequear el sentido del texto y construir juntos esta forma lingüística, corrigiendo, parafraseando, expandiendo o completando proposiciones. Dentro de esta variedad de recursos discursivos utilizados por los hablantes en sus intercambios pueden encontrarse las reparaciones conversacionales (en adelante RC), término que se refiere a las estrategias empleadas por los interlocutores para compensar o resolver problemas en la compresión o en la captación auditiva de un mensaje (Orange y colbs, 1996).
Desde hace ya varias décadas, se ha venido utilizando el análisis del discurso como una vía para estudiar el lenguaje del paciente con demencia y con afasia. Algunos autores, (Hamilton, 1994; Sabat, 2001; Ripich y colbs., 1988; Orange y colbs., 1996 y Brauner y Merel, 2006), estudiaron el lenguaje del paciente con demencia desde una perspectiva discursiva, y analizaron la actividad del paciente y de su interlocutor, con base al uso de las RC.
Pietrosemoli (2005) estudió el uso de las RC en pacientes con afasia tipo Broca. Los aportes de sus investigaciones señalan que en la conversación el paciente y su interlocutor utilizan diferentes tipos de reparaciones de manera de poder construir la cohesión y la coherencia del texto conversacional. Desde esta perspectiva, el análisis de la actividad de ambos interlocutores muestra que la actividad lingüística debe ser analizada más allá de la forma, por lo que los profesionales encargados del diagnóstico y la atención de las personas con trastornos del lenguaje deben prestar especial atención a la producción o acción lingüística de todos los actores involucrados.
Los resultados de todos estos estudios reportan que el uso de las RC es un proceso que se manifiesta de forma compleja y puede servir como referencia para un mejor diagnóstico de los trastornos del lenguaje y para el análisis de la actividad lingüística en torno a la elaboración del discurso, tanto por parte de las personas que presentan un trastorno del lenguaje como de sus interlocutores. De allí que actualmente se haga necesario analizar la conversación de la persona con demencia o con afasia desde una perspectiva discursiva la cual profundice el estudio de la actividad de ambos actores y tome en cuenta cómo el trastorno lingüístico y las percepción que del mismo tiene el interlocutor sano afecta las posibilidades de intercambio conversacional.
Entre estas dos entidades patológicas se pueden establecer una serie de características que podrían poner en riesgo un adecuado diagnóstico diferencial, especialmente cuando se evalúa a una persona con demencia en etapa inicial, pues ambos trastornos son adquiridos, afectan especialmente a la población adulta y presentan características o síntomas semejantes. Cabe destacar entre ellas las relacionadas con la actividad lingüística, como por ejemplo, las dificultades en el manejo de recursos cohesivos (los cuales interfieren en la construcción exitosa de la conversación), los problemas para comprender determinadas estructuras gramaticales y la necesidad de mayor tiempo para elaborar las respuestas.
Por ello a las personas con demencia se les asigna como un síntoma más la afasia, sin embargo se hace necesario estudiar cómo se manifiesta el trastorno de comprensión y/o de expresión del lenguaje en esta población y analizar además, cómo se concreta la actividad de todos los actores involucrados en la elaboración del discurso, específicamente en la construcción de la conversación.
Por todo lo expuesto se considera necesario conocer las características de los trastornos del lenguaje de estos grupos, las diferencias en la dinámica de su conversación y específicamente en el uso de las RC en la interacción con interlocutores sanos. Esta información ayudará a optimizar la labor de los equipos diagnósticos en lo referente a la atención lingüística de estas poblaciones.

ANTECEDENTES

La actividad que permite la reflexión sobre el lenguaje y sus usos lleva a los hablantes al monitoreo y planeamiento de sus métodos de procesamiento lingüístico y hace posible la elaboración del texto con base a la habilidad u operación metatextual. Esta envuelve el control voluntario de la comprensión y producción para el ordenamiento de enunciados en unidades lingüísticas más completas (Gombert 1992).
Por ello, coherencia y cohesión son elementos que se relacionan para integrar la construcción de un texto. La coherencia se manifiesta en la interpretación de un texto por un interlocutor, de acuerdo con la visión consistente del mundo o mejor dicho, de acuerdo con un campo semántico compartido, que permite identificar e interpretar los nexos o vínculos entre las oraciones o proposiciones que conforman un determinado texto. La cohesión por su parte, está representada por los vínculos o conexiones en la superficie del texto. Es decir, los mecanismos que la lengua posee para permitir dar cuenta o concretar la coherencia; tales mecanismos son llamados recursos cohesivos o fenómenos de cohesión.
Van Dijk (1999) expone que el contexto es un modelo mental que un hablante ha construido, éste le permite el enlace entre lo general y lo específico, entre lo social y lo personal. Determinando la definición del propio contexto y “el establecimiento de las relaciones entre las estructuras lingüísticas y las situaciones sociales” (op. cit. p.35). De esta manera, la actividad metalingüística selecciona o construye la forma lingüística que permite una actuación ajustada a unos fines determinados previamente por el (los) hablante (s).
La elaboración textual se inicia desde el mismo momento en que se presenta la intención comunicativa del hablante, el cual comienza su construcción relacionando esta actividad con lo social. La coherencia se manifiesta a partir de la intención comunicativa del hablante, quien sigue un plan que se materializa a través de determinados mecanismos u operaciones donde encontramos la cohesión evidenciada en los recursos cohesivos que reflejan ese plan, los cuales deben ser procesados por el oyente o receptor.
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