Cómo podemos ayudar a los estudiantes con TEA para que comprendan lo que sucede tanto dentro como fuera del aula. Es importante observar las necesidades y barreras individuales, pero también sus fortalezas para que desde esa situación podamos acercarnos. Seguido a lo anterior, es fundamental explicar con lenguaje sencillo las necesidades del estudiante con TEA a sus compañeros para fomentar la empatía y respeto por las diferencias.
Cuando nos encontramos en la sala de clases con un estudiante con trastornos del espectro autista (TEA), no sólo los profesores especialistas debemos saber qué hacer, también el profesor del curso, los orientadores, el personal paradocente y especialmente los compañeros y apoderados. Los trastornos del Espectro Autista (TEA) son trastornos del neurodesarrollo que se caracterizan por presentar peculiaridades en la interacción social y la comunicación, así como un repertorio restringido de actividades y/o intereses, esto descrito ampliamente por el Manual Diagnóstico DSM5.
Algunas teorías que explican cómo es el proceso de comprensión de la información recibida por los estudiantes con TEA es la Coherencia Central, término acuñado por Lovaas et al., (1979); Happé, F. (1999); y Frith, U. (2006), que mencionan la capacidad de percibir la información de manera global, prestando atención más al detalle que al contexto del contenido entregado.
Otra teoría que explicaría la posibilidad de reconocer y responder a estados mentales de las otras personas es la Teoría de la Mente. Riviére, A., Núñez, M. (1996). Según Miyake, Friedman, Emerson, Witzki, Howerter y Wager, (2000), las Funciones Ejecutivas explicarían teóricamente la habilidad para planificar y dirigir la conducta hacia un objetivo.
Es así como las dificultades para interactuar y comunicarse que tienen nuestros estudiantes con TEA, podrían entenderse desde las teorías anteriormente mencionadas. En el aula de clases nos encontraremos con niños, niñas y adolescentes con serias dificultades para compartir emociones o afectos, el acercamiento social hacia sus compañeros o profesores será dificultoso; en algunos casos, el contacto visual será escaso, pero no debemos obligar o exigir que nos mire, este vínculo debe darse espontáneamente.
En el plano del lenguaje corporal, este será extraño y a veces desajustado al contexto social. La comunicación verbal será a nivel de frases y muchas veces tendremos en nuestras salas de clases alumnos no verbales, por lo que tendremos que conocer y aplicar un variado sistema aumentativo y alternativo de comunicación, entendiendo que nuestros estudiantes son aprendices visuales, es decir, aprenden con apoyo de imágenes y fotografías. Con relación a compartir espacios de juegos será rudimentario, es decir muy básico o elemental, Riviére (2000).
Ahora, la interrogante es cómo podemos ayudar a los estudiantes con TEA para que comprendan lo que sucede tanto dentro como fuera del aula. Desde la Asociación Autismo Burgos de España, se entregan algunas orientaciones para recibir y acoger empáticamente en nuestras aulas a los estudiantes que asisten por primera vez a un centro escolar. Es importante observar las necesidades y barreras individuales, pero también sus fortalezas para que desde esa situación podamos acercarnos. Seguido a lo anterior, es fundamental explicar con lenguaje sencillo las necesidades del estudiante con TEA a sus compañeros para fomentar la empatía y respeto por las diferencias.
La estructuración física del entorno es fundamental, con entornos predecibles que impliquen aprendizaje mediante rutinas, los espacios deben estar sin sobrecarga visual y un espacio llamado “rincón de la calma” para que, en momentos de irritación, de caos ambiental pueda lograr el autocontrol conductual. Algunos ejemplos que ayudan bastante es señalar el lugar o “puesto” donde debe sentarse marcado con su propia fotografía; para llamar su atención usar objetos que le sean conocidos para luego hacerle partícipe de las actividades, muchas veces el que sea el o la ayudante del profesor entregando materiales les otorga un aporte de seguridad, todo esto usando material visual que facilite la comprensión de lo que debe realizar.
Tanto su mesa de trabajo, como la percha para colgar su mochila debe estar marcando con su fotografía personal, esto le ayudará a orientarse y saber dónde están sus pertenencias. Por una parte, es importante que los profesores se aseguren que entendió o sabe lo que tiene que realizar, como también cuando finalizará la actividad. Por otra parte, la utilización de consignas verbales u órdenes deben ser claras, predecibles para evitar el caos, ejemplo de ello la utilización de conceptos como “’última tarea”, “se terminó la actividad”, “guardar los materiales” esto ayudará a la comprensión en las actividades que está realizando.
En los recreos, los estudiantes más pequeños presentan mayores dificultades para participar en juegos del tipo funcional o para iniciar interacciones con sus pares, ejemplo de ello, la comprensión de normas si son desestructurados o con alto nivel de sobreestimulación. Para los profesores y compañeros de un estudiante con TEA puede ser un espacio importante de enseñanza y aprendizaje, donde los objetivos de aprendizaje, especialmente los transversales se puedan promover y a la vez recibir el acompañamiento para lograr el desarrollo social y afectivo en concordancia con su edad. Actividades como el delimitar la zona física donde va a jugar fomentando la participación en pequeños grupos con juegos guiados que le ayuden a la autonomía y comprensión de reglas del tipo social.
Todos los miembros de la comunidad educativa debiesen utilizar un lenguaje claro, conciso y literal pero adaptado a la edad del estudiante con TEA o a su nivel de desarrollo. Se debe comprobar que comprendió la consigna o instrucción dada. Los adultos deben ubicarse frente a frente, a la altura de los ojos cuando se requiera hablarle para motivar la interacción social. También se deben reconocer sus motivaciones, intereses, lo que le agrada para que desde allí favorezcamos el aprendizaje y podamos usar el objeto de agrado como reforzador de la conducta deseada. La ayuda que necesita debe ser entregada lo más pronto posible, otorgándoles tiempo para entender, procesar y dar una respuesta a la información comunicada.
Es fundamental la coordinación de la familia con los profesores de aula, los profesores de educación diferencial, educadoras de párvulos, los pediatras si fuera necesario o el médico tratante, para conseguir que la enseñanza se produzca en entornos naturales y los aprendizajes sean más rápidos, eficaces y permanentes en el tiempo.
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