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“Hay un afán por que los niños aprendan a leer cuanto antes”

La lectura suele ser un proceso sencillo en la mayoría de los niños. La propia curiosidad constituye el mejor motor, y en cuanto encuentran la lógica del proceso, el aprendizaje va como un tiro. Pero no en todos los niños es tan sencillo. Las dificultades que pueden surgir son de origen diverso, pero el caso es que cuando se dan los padres nos asustamos. Un niño que no sabe leer nos parece abocado sino al fracaso escolar sí a una relación complicada desde el inicio con los estudios. Así que hemos consultado con una experta para que nos aclare algunas dudas.



Estívaliz Asorey es maestra de Audición y lenguaje en el CEIP ‘El Espartidero’ de Zaragoza. logopeda y maestra de Educación Especial. También es vocal de formación de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía. Ha escrito varios artículos sobre el tema y ha participado como ponente en numerosas actividades de formación. Colabora habitualmente con el centro virtual leer.es del Ministerio de Educación.



-¿Qué edad es la adecuada para que un niño comience a leer? Hay colegios que comienza en torno a los 5 años, pero en otros países se retrasa hasta los 7.

-Según nuestro sistema educativo, en la etapa de Infantil no es obligatorio que los niños aprendan a leer. Legalmente se acepta que Infantil es una etapa preparatoria y se supone que debería implicar un acercamiento de los niños a la lectoescritura. Un acercamiento supone conocer las letras y trabajar requisitos fundamentales para aprender a leer, como la conciencia fonológica y la segmentación fonológica. Estos son predictores que nos indicarán si un niño tendrá o no dificultades para aprender a leer. Pero en ciertos colegios hay como un afán por que los niños aprendan a leer cuanto antes, pero lo que aprenden es un descifrado completamente automático y eso no es leer. La madurez se consigue trabajando el acercamiento a las letras y la conciencia fonólogica, porque son los criterios que hacen que los lectores sean eficaces. Por eso en algunos sistemas se considera que a los 7 años los niños están más maduros.



-Legalmente, los niños no tienen por qué saber leer y escribir al llegar a primero de Primaria, pero eso es una hipocresía del sistema, ya que se da por hecho y quien no ha alcanzado esa meta comienza a verse en inferioridad de condiciones.



-Legalmente hay un acuerdo, pero los padres meten mucha presión y los maestros se dejan llevar por esa presión. Sin embargo, así lo que se consigue es que aprendan a decodificar fonema a fonema, pero no a leer. Hay dos conceptos de leer, uno es enfrentarte a una palabra y saber decirla, ése un aprendizaje memorístico. Pero la verdadera lectura se produce cuando los niños decodifican y entienden lo que están leyendo, cuando el sonido les evoca el concepto de lo que es la palabra. Y después la frase y luego el discurso o el párrafo, eso es leer. La lectura es el producto de la interacción entre un texto y un lector que hace un tratamiento determinado de la información según su propósito, sus conocimientos previos y las estrategias lectoras para poder abordarlo.



-Cuando un niño presenta dificultades por causas diversas, cuál debe ser la actitud de los padres y el colegio.



-Si surgen dificultades, hemos de ver el contexto del niño, el ambiente sociocultural, etc. Si todo está bien y no hay un motivo aparentemente de alarma, hay que ver qué está fallando. Hay que averiguar si tiene alguna dificultad para decodificar o para entender. Hay que descartar déficits sensoriales de percepción (visual o auditiva). Y descartado todo esto, ver si tiene otras dificultades, analizar cómo tiene esa conciencia fonológica y concretar qué puede ser. Lo principal es detectarlo cuanto antes, no para alarmarse, sino para hacer un seguimiento e intentar intervenir en lo que está fallando.



La escuela tiene un caracter integrador y compensatorio, y debe prestar atención a estas cuestiones para evitar que cierto número de alumnos puedan desarrollar problemas en la lectura. Una dificultad en la lectura y la escritura puede suponer una dificultad de aprendizaje importante en la escuela, y a veces puede convertirse en una causa de abandono o fracaso escolar, ya que el lenguaje escrito es la herramienta fundamental de adquisición de los aprendizajes en el entorno escolar.



-¿Qué pautas hay que seguir en casa ante un proceso de aprendizaje que se salga de lo habitual?



-Los padres tienen que hablar con el tutor que está llevando ese proceso de aprendizaje. Tienen que confiar en ese profesional y seguir las pautas que les están dando. Si ambos puntos de vista coinciden, el de la familia y el del maestro, habría que solicitar una ayuda más especializada al psicopedagogo o logopeda del centro.



La familia debe apoyar el trabajo que se haga en el colegio. Los maestros que llevan ese proceso tienen una preparación pedagógica que los padres no poseen pero pueden apoyar. Intervenir o presionar por su cuenta es contradictorio y perjudicial para el niño. Deben caminar junto a la escuela. Si en casa se cambia el método de enseñanza pueden plantearle una contradicción al niño. Lo mejor en estos casos es la coordinación.



-¿De qué instrumentos nos podemos ayudar para facilitar el aprendizaje del niño?



-Cada niño tiene una manera de aprender diferente. Unos son más visuales, otros más auditivos, las estimulaciones varían según los niños. No existe el método estrella, si existiera lo usaríamos todos. Lo que sabemos es que cuantas más posibilidades les ofrezcamos, más y mejor van a aprender. Hay que ofrecerles diferentes cuentos, que vean que los padres leen, que en casa hay un interés por leer. Los métodos dependen de cada niño y de la orientación. La única manera de prevenir dificultades es trabajar la conciencia fonológica (la capacidad de distinguir los sonidos dentro de una palabra, sílaba, fonema y entre palabras en las oraciones).



Hay que ver qué alumnos tenemos, cuál es su entorno, motivación y sobre todo su estilo de aprendizaje, teniendo en cuenta cómo aprende. Hay múltiples métodos, podemos agruparlos en métodos globales, silábicos, alfabéticos, fonético, mixto…. Según los diferentes autores no hay acuerdo de cuál es el más efectivo, sino el modo en el que se enseña contemplando las características de los individuos.



Yo siempre recomiendo jugar a las palabras encadenadas, jugar a descomponer palabras, a contar sílabas, para que ellos sean conscientes de que eso es con lo que van a aprender. Porque si no, nuestro cerebro no está preparado para aprender el lenguaje escrito.







Aquí os recomendamos algunas opciones que os pueden ayudar y que hemos probado en primera persona que funcionan y los niños las reciben con agrado.



‘Las divertidas aventuras de las letras, de la A a la Z’, es un libro de la editorial Bruño, que recoge 29 cuentos, uno por cada sonido del abecedario. Cada sonido, personalizado en un simpático dibujo, es protagonista de su propia historia, y así, la A es una aventurera que pasea por la selva africana; la B tiene un poco de barriga porque le encanta el bizcocho

http://blogs.heraldo.es
6/05/2014

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