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Los primeros días en la guardería, claves para detectar problemas de autismo
Los primeros días en la guardería, claves para detectar problemas de autismo
Un experto ofrece algunos parámetros para descartar este trastorno del desarrollo en los primeros años
Amanda Salazar | málaga
14 septiembre 2014
02:17
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Durante el mes de septiembre, comienza el curso para los más pequeños. Muchos de ellos, con apenas unos meses o pocos años, acuden a un centro educativo por primera vez. Y es precisamente en las guarderías y con el contacto con otros niños de su edad cuando los problemas de comportamiento de los menores pueden dar la voz de alarma sobre algún trastorno más grave como el autismo. En este sentido, los educadores son clave en muchas ocasiones a la hora de detectar algunas dificultades que los progenitores no habían percibido hasta ese momento o para confirmar algunas sospechas. Es entonces cuando hay que consultar a especialistas en la materia para descartar algún desorden o, en el caso de que el diagnóstico sea positivo, comenzar con la atención temprana.
Así lo explica Manuel Herrera, coordinador de Salud Mental Infanto-Juvenil del Hospital Materno de Málaga quien indica que en muchas ocasiones son las escuelas los que detectan estas situaciones. Sin embargo, también llama a la prudencia tanto de los centros como de los progenitores. «Hoy en día los colegios están muy psicologizados y tienden a buscar etiquetas a todos los niños que presentan algún problema de aprendizaje, y eso inicia un viacrucis de exámenes de especialistas que puede no ser bueno para el niño», dice. E insiste en que la atención temprana es positiva, pero si no es excesivamente invasiva.
Alteraciones a la hora de relacionarse con el otro o en el lenguaje pueden dar la voz de alarma
Herrera explica que lo más característico de un niño autista es que no concibe la existencia del otro, lo que afecta a la forma de relacionarse y a la comunicación y lenguaje. Son niños muy encerrados en sí mismos. Aunque llega un momento en el que tienen que hacerse al otro, pero a su ritmo y de una forma muy particular. «Y hay cosas que no pueden admitir; no son capaces de empatizar ni de identificarse con la otra persona, aunque son grandes copiadores», asegura mientras explica que el autista es el observador más fidedigno que existe y analiza la realidad sin atender a lo emocional. «Por eso se relacionan muy bien con los objetos y pueden desarrollar muchas capacidades con la tecnología, por ejemplo», explica.
Pese a que el diagnóstico debe hacerlo un experto, Herrera señala que hay una serie de índices relacionales básicos que pueden ayudar a los progenitores a estar alerta en su primera etapa.
Con tres meses no sonríe a sus familiares
Con ocho meses no presenta reacciones ante los extraños
A los ocho meses no balbucea o hace un balbuceo poco común
A los 14 meses no mira hacia donde se le señala
Angustia ante el contacto físico con otra persona
http://www.diariosur.es/sociedad/salud/
21/09/2014