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La influencia de España en la enseñanza de las matemáticas a México en el siglo de oro (Parte I)

En su inicio, la investigación se propone en el orden cualitativo (Eisner, 1998) . Su organización y lógica se divisan en: Educación Prehispánica, Educación en la Colonia(Franciscanos, Dominicos, Agustinos, Jesuitas). Enseñanza de las matemáticas en México, un matemático y Astrónomo importante Carlos de Sigüenza y Góngora, mencionar obras importantes españolas matemáticas.

Antecedentes.

La evolución de la educación y la cultura en México ha tenido diversas etapas marcadas por los cambios y las transformaciones que se han producido a través de la historia, el desarrollo del pensamiento y la manifestación de distintas corrientes ideológicas. Las aportaciones y el intercambio cultural con civilizaciones tan diversas como la  indígena y  española, entre otras. La educación constituye un elemento fundamental en la historia social de México y en su evolución, han estado presentes distintos actores políticos, económicos y religiosos que han contribuido a generar ideas y a promover cambios importantes en la sociedad.

 

2.1 Educación Prehispánica.

Esta etapa comprende el período previo a la llegada de los españoles a América, que abarca desde los períodos preclásico, clásico y posclásico, hasta el año de 1521 en que se llevó a cabo la Conquista española e inicia la época Colonial .En el Valle de México, a partir del predominio mexica, la educación tenía un carácter tradicional y bélico-religioso, destacando dos tipos o niveles dentro de ella; la educación doméstica y la educación que se realizaba en las instituciones oficiales. En lo que se refiere a la educación doméstica, los responsables eran los propios padres,  quienes  cuidaban  personalmente  de  sus  hijos  y  se  encargaban  de adiestrarlos en las tareas domésticas propias, del hombre y de la mujer. En cada caso, la enseñanza se impartía dentro del marco de una disciplina rígida.

Al terminar su infancia, los varones aprendían el oficio de su padre y las mujeres se preparaban para el matrimonio. La educación familiar tendía a despertar en los jóvenes el temor a los dioses, el amor a los padres, el respeto a los ancianos, el cumplimiento del deber, así como también a valorar la verdad y la justicia. Una segunda etapa del proceso de educación se llevaba a cabo en las instituciones públicas, cuyo ingreso dependía del origen social a los que pertenecian.

La educación pública era proporcionada por dos instituciones; el “Calmécac” para los hijos de la nobleza y el “Telpochcalli” para los demás jóvenes del pueblo, hijos de plebeyos. Los esclavos y los siervos no tenían derecho a ingresar a ninguna de estas instituciones, con lo cual, el sistema educativo acentuaba las diferencias entre clases sociales.

En el Calmécac, la preparación tenía como objetivo preparar a los jóvenes para fungir como sacerdotes, brindándoles conocimientos sobre astronomía, matemáticas y medicina, entre otros; sus cursos, comprendían tres grados, pocos llegaban al tercer grado, y si lo hacían, se consagraban como sacerdotes.

En  el  Telpochcalli  se  preparaba  a  los  guerreros  en  forma  práctica  y  se  les inculcaba el respeto a las instituciones bajo una férrea disciplina.

La educación pública para mujeres se impartía en el Calmécac femenino, donde, de igual modo, acudían las hijas de los nobles. En éste se les preparaba para sacerdotisas, permaneciendo allí algunas de ellas, toda su vida.

Paralela a las anteriores existía otra institución educativa denominada Cuicacalco, donde asistían los jóvenes y doncellas consagrados al dios Tezcatlipoca, en la cual, se enseñaba danza, música, canto y educación estética.

Además contaban con “educación superior” destinada a personas de los estratos sociales más altos en donde aprendían a calcular el tiempo; trazar cartas geográficas; aislar la plata, el plomo, el estaño y el cobre, así como también, tomaban clases de botánica, zoología y medicina herbolaria (Alvarado, Ostria, Villanueva, 2013).

 

2.2  Educación en la Colonia

El período Colonial o Virreinato de la Nueva España, inicia con la Conquista de Tenochtitlan al mando de Hernán Cortés, en el año de 1521 y concluye con la declaración de independencia de México en el año de 1810, no obstante que dicha declaración  promulgada  por  los  insurgentes  fue  unilateral  y  reconocida  por España hasta el 28 de diciembre de 1836.

En materia de educación, el rey de España, Fernando “El Católico” (1452-1516) promulgó las Leyes de Burgos sobre enseñanza y en ellas imponía a los encomenderos la obligación de enseñar a leer, escribir y conocer el catecismo a toda la  población  de la  Nueva  España.  Por su  parte,  Carlos V  (1500–1558), ordenó que “Sean favorecidos los colegios fundados para educar a los hijos de los caciques y que se funden otros en las ciudades principales con parejo propósito”

 

Durante la época de la Colonia, la iglesia católica a través de distintas órdenes religiosas, tuvo una gran influencia en diversos asuntos civiles, lo que también se manifestó en la educación pública. La primera tarea educativa después de la Conquista, fue la evangelización y la castellanización de los indígenas, sin embargo,   también   se   establecieron   otros   tipos   de   enseñanza   como   el adiestramiento en artes y oficios, la formación, religiosa y universitaria Las actividades educativas fueron asumidas por diversas órdenes religiosas, entre las cuales destacan las siguientes:

 

2.2.1  Franciscanos

Fueron los primeros frailes en arribar a la Nueva España entre los años de 1524 y 1536.  Su  preocupación  principal  era  la  de  evangelizar  a  los  nativos  de  los territorios conquistados y se interesaron por introducir un nuevo conocimiento.

 

De esta forma, elaboraron y pusieron en práctica un proyecto educativo, cuyo objetivo  central  estaba  dirigido  a  contribuir  a  la  reorganización  social  de  los pueblos indígenas, asegurando su autosuficiencia económica, además de su autonomía social y política.

 

La primera escuela se estableció en Texcoco y fue fundada por fray Pedro de

Gante, a quien se le ha considerado, el primer educador de América.

Este fraile franciscano, llegó a México en el año de 1524, con un grupo de 12 misioneros, a quienes se les denominó el grupo de los doce, entre los que se encontraban Juan de Tecto y Juan de Aora. Además de la enseñanza en los conventos, los frailes fundaron algunas instituciones dedicadas exclusivamente a la instrucción especializada de los indígenas.

En  1527  fray  Pedro  de  Gante,  de  quien  se  decía,  conocía  todas  las  artes manuales de la época, fundó, la escuela de San José de Belén de los Naturales, en el convento de San Francisco, la cual dirigió hasta su muerte en 1572.

En 1536, los mismos Franciscanos, abrieron el primer colegio de educación superior llamado Santa Cruz de Tlatelolco en los edificios anexos al convento de Santiago de Tlatelolco.

Fue una institución de estudios superiores que tuvo una gran influencia y abarcó importantes áreas del conocimiento.

La base del programa de estudios, era la gramática latina, aunque también se estudiaba la gramática, tanto del náhuatl, como del español. Asimismo, se realizaban estudios de lógica, retórica, filosofía, música, medicina y teología, entre otros.

Por su parte, Vasco de Quiroga, se asentó en Pátzcuaro Michoacán y más tarde en Valladolid, donde fundó el Colegio de San Nicolás Obispo y las plantas de artesanos y campesinos, por lo cual, los indígenas purépechas lo llamaron "Tata Vasco".

 

2.2.2  Dominicos

También llamados Predicadores, fueron fundados por el español Domingo de Guzmán en el siglo XI y se distinguieron, al igual que los franciscanos, por su labor evangelizadora.

 

Los primeros Dominicos llegaron a México el 23 de junio de 1526, encabezados por fray Tomás Ortiz y un grupo compuesto por Vicente de Santa Ana, Diego de Sotomayor, Pedro de Santa María, Justo de Santo Domingo, Pedro Zambrano, Gonzalo Lucero, Bartolomé de Calzadilla, Domingo de Betanzos, Diego Ramírez, Alonso de las Vírgenes, y Vicente de las Casas. En 1528 arribó una segunda expedición, compuesta por 24 frailes y encabezada por Vicente de Santa María.

 

Fue el primer grupo de religiosos que de acuerdo con su organización y propósitos docentes, llegaron a fomentar los estudios superiores en la Nueva España.Construyeron su primer seminario en Tiripetío.

 

La  casa  de  estudios  más  importante  que  establecieron  los  Dominicos  fue  el Colegio de San Luis de Predicadores en Puebla, que inició sus actividades en el año de 1585. En esta institución, se crearon becas para los estudiantes más capaces de la Orden: tres para los del convento de México; dos para los de Puebla; dos para los novicios de Oaxaca y diez más para los jóvenes de los conventos de otros lugares.

 

De esta forma, el Colegio tuvo el carácter de general para todas las regiones de la Nueva España. Más tarde, en 1588, aprobadas sus Constituciones en Roma, se le concedió el rango de universidad, con facultades para otorgar grados académicos reconocidos en toda la Orden.

Todos los colegios Dominicos poseían 3 características:

a) Corporatividad, por tener rentas propias;

b) Autonomía, por contar con un régimen de gobierno propio plasmado en las Constituciones;

c) Universalidad del conocimiento, más supuesta que real, ya que la Teología determinaba  qué  verdades  eran  aceptadas,  además  de  utilizar  el  latín  como lengua académica.

 

2.2.3  Agustinos

La orden fue fundada en la Edad Media y sus seguidores se inspiraron en los escritos de San Agustín, el gran teólogo y doctor de la Iglesia del siglo IV, quien después de su conversión estableció una comunidad en el desierto, en el norte de África.

Para los Agustinos, la educación escolar no era un acto de espontaneidad como lo es la educación doméstica o informal, sino que la concebían como una actividad que requiere “intento, voluntad, esfuerzo, perseverancia, planteamiento y programa”; de tal forma que no se efectúa en cualquier grupo humano, sino sólo en aquellos en donde existe aprecio recíproco entre el grupo educador y el educando  y  dicho  aprecio  debe  fundamentarse  a  su  vez,  en  que  el  primero considere al segundo, objeto merecedor de ser educado. “Sin tal reconocimiento previo, nadie se dedicaría a la pesada tarea que es la educación del ser humano”. La orden religiosa de los Agustinos llegó a la Nueva España el 22 de mayo de 1533 y no solo se limitó a su labor de conversión y de evangelización, sino que dentro de su programa, también incluyó el establecimiento de una serie de escuelas, asentadas en los pueblos indígenas.

Se constituyeron en provincia independiente hasta el año de 1543, bajo el nombre de Congregación Agustiniana del Santísimo Nombre de Jesús.

El primer grupo estaba conformado por fray Francisco de la Cruz, que venía con el cargo de Prior; fray Juan de San Román, fray Jerónimo González de San Esteban, fray Jorge de Ávila, fray  Alonso de Borja, fray Juan de Oseguera y fray Agustín de Coruña.

El emperador Carlos V hizo aportaciones para la construcción de su primera iglesia. La Congregación, fue reconocida como provincia religiosa hasta 1592 por el papa Clemente VIII. Desde entonces, la residencia del provincial de la Orden fue el edificio que se conserva hasta nuestros días como Biblioteca Nacional.

El primer centro de Estudios Mayores en Teología se estableció en la ciudad de Tiripetío Michoacán, en el cual, se educaron los frailes que fueron a fundar la Provincia de Filipinas y muchos indígenas importantes, entre los cuales, destaca, Antonio Huitzimengari Mendoza y Caltzontzin, hijo del rey Caltzontzin.

La Casa de Estudios Mayores de Tiripetío fue una de las primeras instituciones de cultura  superior  establecidas  en  América  y  en  su  organización,  colaboró  fray Alonso de la Veracruz, alma rectora de la obra educativa y religiosa de los Agustinos.

El Colegio de San Pablo fue la segunda institución que fundaron y constituye la obra más importante de fray Alonso de la Veracruz, que fue erigida en México, en el año de 1573.

La institución contaba con una magnífica biblioteca, que llegó a ser mucho más copiosa que la que se había formado en el Convento de Tripetío y fue la primera de América.

Esta biblioteca contaba con los libros más prestigiados de la época. El propio fray Alonso de la Veracruz los había traído de España, después de haberlos seleccionado cuidadosamente.

La biblioteca, se hallaba adornada con mapas, globos terrestres y celestes, astrolabios, ballestillas, planisferios y en general, con todos los instrumentos que servían para estudiar acuciosamente las artes liberales.

 

2.2.4  Jesuitas

La Compañía de Jesús fue fundada por San Ignacio de Loyola en 1540 para defender a la Iglesia Católica del grave cisma que habían provocado las ideas de Martín Lutero; por ello a los Jesuitas se les considera como los máximos representantes de la “Contrarreforma”.

Sus primeros seguidores, quienes decidieron utilizar el nombre de “Compañía” encabezada por un “general”, como si fueran verdaderos soldados en lucha por defender al catolicismo.

La Orden se propuso formar clérigos instruidos mediante una enseñanza moderna y eficaz que respondiese a las necesidades de su tiempo y pronto se acreditaron y ganaron prestigio por su especialización y su calidad en la enseñanza.

En la Nueva España llegaron noticias de la popularidad que había alcanzado la orden,  así  como  el éxito  de  sus  métodos  modernos  de  enseñanza  y  de  las misiones que establecieron en oriente, por lo cual, solicitaron al rey y al titular de la orden, que enviara algunos Jesuitas para iniciar sus tareas docentes y misioneras. La Compañía de Jesús llegó a la Nueva España en el año de 1572 con un grupo de sacerdotes y seglares encabezados por Pedro Sánchez, que fue el primer provincial de la Compañía en América, quienes tenían el objeto de predicar, confesar y consagrarse a la educación de la juventud católica, según los principios de la fe y las reglas de la Orden, así como también, dirigir colegios y seminarios.

En este primer grupo, también figuraban Diego López de la Parra, Diego López de Mena,  Alonso  Camargo,  Juan  Curiel,  Pedro  Mercado,  Juan  Sánchez,  los hermanos Bartolomé Larios, Martín de Montilla Martín González y Lope Navarro.

Los planes y programas de los Jesuitas tomaron en cuenta las necesidades pedagógicas de la Nueva España.

Su primera obra fue la fundación del Colegio de México y poco después se estableció  el Colegio Máximo  de  San Pedro  y San  Pablo. Posteriormente  se fueron sumando otras nueve instituciones que iniciaron sus tareas docentes durante  las  últimas  décadas  del  siglo  XVI,  en  Pátzcuaro,  Oaxaca,  Puebla, Veracruz, Valladolid, Guadalajara, Zacatecas, Durango y San Luis de la Paz.

El establecimiento de un colegio de la Compañía en una ciudad, era un signo de prestigio, que los vecinos valoraban y los enorgullecía, por lo cual, recibieron muchas donaciones de muebles e inmuebles para que además de abrir nuevas misiones y cumplir con sus funciones religiosas, también abrieran escuelas.

Para la enseñanza elemental, utilizaban como método el catecismo del padre Ripalda con el cual practicaban la memorización.

Para los cursos de humanidades, estudiaban las letras clásicas y el pensamiento de autores tales como Aristóteles y Cicerón, que utilizaban como modelo de corrección en el lenguaje, de claridad de pensamiento y de elegancia en la exposición.

Aspiraban a lograr que los jóvenes supieran hablar, escribir e incluso ejecutar composiciones literarias y entre sus alumnos más brillantes, buscaban nuevas vocaciones para el sacerdocio.

La vida de los Jesuitas en México se prolongó durante ciento noventa y cinco años, ya que en 1767 fueron expulsados de la Nueva España y de todos los territorios españoles en cumplimiento a un decreto expedido por el rey Carlos III, con lo cual, se fueron a refugiar a Italia.

No fue sino hasta el año de 1813 que se restituyó en México la Compañía de Jesús, sin embargo, continuaron siendo objeto de persecuciones.

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