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¿Psicomotricidad y movimiento en la Escuela ? Algunas reflexiones. (Parte I)

Uno de los desafíos de la educación escolar dentro del ámbito de la psicomotricidad de niños con Necesidades educativas especiales radica en transformar los movimientos estereotipados en movimientos socialmente aceptados o como también se los denomina “movimiento humano socializado”
¿Psicomotricidad y movimiento en la Escuela ? Algunas reflexiones.

Uno de los desafíos de la educación escolar dentro del ámbito de la psicomotricidad de niños con Necesidades educativas especiales radica en transformar los movimientos estereotipados en movimientos socialmente aceptados o como también se los denomina “movimiento humano socializado”

¿De qué hablamos cuando decimos movimientos estereotipados?

En términos generales, la estereotipia alude a conductas posturales o movimientos repetitivos altamente consistentes cuyas consecuencias adaptativas, si existen, no resultan inmediatamente aparentes. En muchos niños, no resulta difícil identificar estas conductas con una observación entrenada. En varios casos estas conductas representan con frecuencia las características más notables de muchos niños con problemas; tomándolo desde el punto de vistas adaptativo, es decir hablamos de adaptación o inadaptación.
Otra expresión sería: conductas motoras o secuencias de acciones repetitivas y topográficamente invariantes y cuya realización se considera patológica.
Más en la actualidad Esteban Levin las denomina:
“... podríamos definir a las estereotipias motrices como una producción del niño; es decir son producciones que él realiza.” “...El problema reside en que, al hacerlas, ellas no espejan representaciones o escenas en las cuales el niño se reconozca,...”
“El estereotipar conlleva la constancia precisa, vigorosa y eficaz del automatismo compulsivo y obstinado de reproducir lo mismo...”

En las escuelas recibimos niños pequeños, algunos con graves problemas de control voluntario de sus movimientos o movimientos necesarios que aún no han aparecido por falta de estímulo y no porque necesariamente halla un impedimento patológico para que el mismo no aparezca.
Al respecto, en lo que se refiere al movimiento parece interesante el análisis que realiza J. Arnold de este concepto de movimiento, ya que este autor lo relaciona con el currículum desde lo escolar.
Este autor habla de movimiento y sus tres dimensiones como sigue:
1.acerca del movimiento;
2.a través del movimiento y
3.en el movimiento,

para significar que:
En el primer caso se lo considera como materia de estudio, el movimiento se interesa por los desplazamientos humanos en toda su riqueza y diversidad; unas de las preguntas que el autor se realiza y es pertinente a esta reflexión: ¿cómo aprende mejor el Hombre a moverse de modos diferentes?, ¿de qué manera influyen el movimiento o su ausencia en el desarrollo de la personalidad?, ¿qué papel desempeña el movimiento en la tarea de facilitar la interacción y la comunicación? Preguntas para realizar al confeccionar un plan curricular...
En el segundo caso esta dimensión se concibe de mejor manera como parte del Curriculum y debe utilizarse como un medio de realzar y armonizar los aspectos físico, intelectual, social y emocional de un individuo en su desarrollo ¿cómo? A través de actividades físicas profesionalmente seleccionadas y dirigidas.
La tercera dimensión, según el autor, comprende cierto número de actividades físicas intrínsecamente valiosas, reconocidas desde lo objetivo y lo subjetivo; como familia de actividades y procesos cargados de significado que son de interés en sí mismos, por el valor que contienen y la satisfacción que produce.
Estas tres dimensiones no son excluyentes sino que se refieren a “una familia de actividades integrales”, como actividades culturalmente significativas y orientadas físicamente, capaces de darle a quienes las realizan diversas satisfacciones en sí mismas (intrínsecas) así como cierto número de beneficios extrínsecos y no buscados.

Desde la currícula, a veces se pasan por alto aquellos contenidos de base sobre psicomotricidad que en la escuela hay que continuar afianzando.
Debemos reconocer que la práctica de la Psicomtrocidad en la escuela y su explicitación a nivel curricular constituye uno de los instrumentos fundamentales e indispensables de todas las adquisiciones sociales , cognitivas y comunicacionales del sujeto.
De aquí, como dice Miguel Ángel Puyuelo Sanclemente (1978), proviene la importancia de la Psicomotricidad, tanto de la espontánea, como de la sesión psicomotriz, en la que el maestro, consciente de la importancia del cuerpo como suministrador de informaciones sensoriales, motrices, afectivas... a la mente, favorece el que el niño conozca su cuerpo e integre su imagen a través del movimiento voluntario y deshinibido, con la manipulación de objetos, con el contacto con los demás.
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