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Un nuevo protocolo permitirá a los pediatras detectar antes las dislexias

Un nuevo protocolo en los centros de salud permitirá a pediatras y enfermeros detectar de forma precoz los posibles casos de dislexia, un trastorno del aprendizaje de origen neurológico que tradicionalmente se ha diagnosticado después de meses o años con problemas en la lectura y la escritura y, con ello, en el rendimiento académico. Los profesionales harán una serie de preguntas clave a los menores y a sus padres en las revisiones periódicas incluidas en el Programa de Atención al Niño y Adolescente (PANA). Por ejemplo, «si es capaz de atarse los cordones de los zapatos o abrocharse los botones», explica Beatriz Garnica, coordinadora de Pediatría del Servicio Murciano de Salud (SMS).

Si en función de las respuestas saltan las alarmas, se hará un estudio del paciente más en profundidad. Si se confirma el diagnóstico de dislexia, se emitirá un informe dirigido al equipo de orientación del colegio en el que esté escolarizado el menor. El consejero de Salud, Manuel Villegas, presentó ayer el nuevo protocolo en el centro de salud de El Ranero. El proyecto se inició de forma piloto en Yecla, pero ahora está ya implantado en toda la Región.

Se calcula que «el 10% de los niños» padecen dislexia, pero la mayoría no están diagnosticados, advierte Ana Martí, presidenta de la Asociación de Dislexia y otras Dificultades del Aprendizaje de la Región (Adixmur). «Son niños que tienen dificultades para aprender las primeras series de números, los días de la semana o las rimas de las canciones infantiles», explica Martí. Todo ello sin tener déficit cognitivo, ni problemas para relacionarse socialmente. Si no hay un diagnóstico y ni padres ni maestros son conscientes del origen del problema, la frustración y «la falta de autoestima» pueden ir creciendo en el niño hasta provocar «rechazo a ir al colegio» y un bloqueo emocional. «Son niños que van mucho al pediatra porque sufren y somatizan los problemas. Al final, se genera un círculo vicioso», advierte Ana Martí.

De ahí la importancia de una detección precoz para abordar la dislexia de forma adecuada. El nuevo protocolo en los centros de salud es un paso importante, pero las familias piden más recursos en el sistema educativo. «Hay saturación en los equipos de orientación pedagógica. Como mucho, hay un orientador por centro», advierten desde Adixmur.

«Lo achacaban a inmadurez»

La situación, con todo, ha mejorado en la última década. Al hijo de Ana Martí le diagnosticaron dislexia cuando tenía nueve años, después de haber sufrido grandes dificultades en la escuela «que los maestros achacaban a que era inmaduro». Repitió el primer curso de Primaria y pasó por consultas de pediatras y psicólogos, hasta que una maestra dio con la clave. «Sospechó que podía ser dislexia y nos lo dijo, y gracias a eso le diagnosticaron». Poner nombre al trastorno supuso un antes y un después. Hoy, el hijo de Ana Martí tiene 20 años y estudia en la Facultad de Bellas Artes. Ahora, su madre lucha desde la presidencia de Adixmur para que otros niños puedan superar antes las barreras gracias a una atención más precoz y más completa.

La verdad
16/06/2018

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