“Actos realizados en beneficio de otras personas; maneras de responder a éstas con simpatía, condolencia, cooperación, ayuda, rescate, confortamiento y entrega o generosidad”
Vander Zanden James, Manual de Psicología Social, Barcelona, Paidós, 1986, pág. 617.
Definición.- Se entiende por conducta prosocial toda conducta social positiva con o sin motivación altruísta. Positiva significa que no daña, que no es agresiva. A su vez se entiende por motivación altruísta el deseo de favorecer al otro con independencia del propio beneficio. Por el contrario, la motivación no altruísta es aquella que espera o desea un beneficio propio además del, o por encima del, ajeno. Como se ve, la definición incluye un aspecto conductal (alude a conductas) y otro motivacional (alude a motivaciones).
Condensado de González Portal M, Conducta prosocial: evaluación e intervención. Capítulo 3.
Conducta prosocial y otras variables interpersonales.- Se han realizado una serie de investigaciones donde se relacionó la conducta prosocial y la antisocial con una serie de variables interpersonales, como por ejemplo sociabilidad, liderazgo, retraimiento social, agresividad, etc. Al respecto, se encontraron algunas correlaciones significativas mediante el análisis factorial. Por ejemplo, a mayor refuerzos o incentivos de ayuda en el ámbito familiar, mayor socialización del individuo. También, se comprobó que no había una relación significativa entre conducta prosocial y miedos, pero sí una alta correlación entre socialización y felicidad. Se vio también muy poca relación entre conducta prosocial y creencias irracionales o prejuicios.
Condensado de González Portal M, Conducta prosocial: evaluación e intervención. Capítulo 3.
La conducta prosocial como alternativa a la conducta antisocial.- En las dos últimas décadas se han buscado nuevas explicaciones acerca del fenómeno de la delincuencia, búsqueda motivada tanto por factores sociales (la sociedad demanda explicaciones satisfactorias y útiles) como por factores profesionales (los investigadores lograron avances en la comprensión del proceso individual de la socialización).
Aplicando la teoría de Bandura del aprendizaje social, es posible desarrollar habilidades prosociales como respuesta alternativa a la conducta agresiva. Este método para reemplazar la conducta agresiva por conductas prosociales se basa en tres técnicas. Primero, por el modelado la persona puede ver cómo otros se comportan en forma socialmente aceptable. Segundo, por la práctica reiterada esa persona practica dicha conducta reiteradamente y en forma guiada. Tercero, por la planificación del éxito, es decir que esa persona compruebe que comportarse de esa manera reditúa beneficios o éxitos. Aplicando tal esquema se obtuvieron buenos resultados no solo en delincuentes sino también en niños de comportamiento agresivo.
Las razones que justifican el empleo de métodos para obtener conductas prosociales son tres: a) La deshumanización que ha producido el desarrollo de las grandes cuidades, b) el desarrollo enorme de los medios de comunicación, que han hecho aumentar la difusión de información y casos límites, y c) un paradójico aumento y reducción convergentes de la sensibilidad de la sociedad ante situaciones de emergencia y de necesidad experimentadas por otros.
Condensado de González Portal M, Conducta prosocial: evaluación e intervención. Capítulo 1.
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